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El peliverde se había librado de cada guardia del edificio con facilidad, para él no eran oponentes, se concentró para usar su Haki y ubicar a la estúpida, dio con su presencia en una habitación en el ala norte.

Salió corriendo en su búsqueda, derribo a quien se le cruzaba, y aún que cada vez llegasen más, con solo un movimiento de su katana, caían todos al piso, no tenía tiempo para perder con débiles, la idiota necesitaba su ayuda.

¿En qué estaba pensando? ¿Por qué se dejó atrapar? Ella podía ser la mujer más insufrible e idiota del mundo, pero era una gran guerrera incluso sin usar su fruta, cuando la vio por primera vez en aquella isla, pelando contra varios piratas, lo supo, era una de las mujeres más fuertes que había conocido, incluso durante todas las peleas que tuvieron a bordo del Sunny ella se enfrentaba a el de manera impecable, si la mujer seguía entrenando podría estar a su nivel pronto.

Pateó la puerta con fuerza, esperando encontrarse con Shiho, pero en la habitación solo había un hombre mirando por la ventana con los brazos tras su espalda, al sentirlo entrar volteo rápidamente y sonrió de lado con notoria molestia.

- No eres a quien esperaba - Lo miró con desagrado -

- Ni tu a quien estaba buscando - Ubico sus manos en sus Katanas -

- Supongo que hablamos de la misma persona - Sonrió con maldad - Dado que tu capitán estaba luchando junto a ella en la plaza, gracias por traer a mi mujer conmigo

No quería seguir escuchando ni una sola palabra de mierda más, desenvainó con rapidez sus katanas y se lanzó sobre él, pero el tipo esquivó con agilidad su ataque, y sin pensarlo le contraataco a puño limpio, usando un fuerte Haki de armadura. Detenía sus ataques con sus brazos, o lo esquivaba fácilmente, el tipo era fuerte y en su cara podía ver la locura grabada, estaba mal de la cabeza.

El tipo se detuvo a medio ataque, de pronto su cara cambió por completo, casi se podía ver la añoranza en sus ojos, estaba completamente conmocionado, el espadachín lo vio caminar de manera automática a la puerta, él se volteo y se encontró con la peliceleste en la entrada.

Ella estaba igual o peor que el tipo, y eso lo hizo empuñar con molestia sus Katanas, este debía ser el idiota del que hablaba, no le gustaba para nada está situación y mucho menos como la estaba manejando él ¿Por qué se sentía con más ganas de rebanar al imbécil? ¿Solo por qué ella le estaba dedicando una mirada llena de... afecto?

- Shiho realmente eres tú - Tomó su rostro con ambas manos y la miró embelesado -

- Satoru-kun - Susurro suavemente -

Sentía sus nudillos ya blancos de tanto empuñar sus Katanas, con la mandíbula apretada las guardó y se cruzó de brazos a observar la desagradable escena frente a él.

- Te extrañe demasiado - Junto sus frentes - Momo-chin me dijo que estabas aquí, pero no podía creerlo hasta verte.

La dulzura en el rostro de la peliceleste se extinguió por completo, y se sintió casi como un alivio para él, la mujer empujó al tipo lejos y lo observó llena de furia, esa era la estúpida que conocía, sonrió complacido.

- ¿Qué ocurre Shiho? - Frunció el ceño confundido -

- ¿Qué has hecho? - Escupió con rabia - ¿Por qué la convertiste en esclava?

- ¡Jamás permitiría que ella hiciera eso, anoche se escapó del edificio! – Apretó el tabique de su nariz molesto -

- ¿Por qué permites que ocurra está mierda en la isla? ¿Qué está mal contigo?

- No lo entenderías.

- Trata de explicarme - Susurro con dolor-

- Este no es el momento preciosa - Acaricio su rostro con dulzura -

Quería cortarle la mano, poso sus manos en la base de sus Katanas y con paso firme se acercó hasta ella, no le gustaba como él la trataba, menos que ella se sintiera incómoda a su alrededor, lo sabía, porque con él no puso ningún, pero al momento de tocarla, cruzó sus brazos sobre su pecho y miró al tipo con rabia.

- No la toques - Soltó frío -

- ¿Quién crees que eres? - Satoru volvió a estar molesto -

Soy quien ella permite que la toque sin problema, el que le ha dado los mejores orgasmos de su vida, se golpeó mentalmente por pensar eso en esos momentos, debía concentrarse en matar al tipo.

- Soy su nakama - Terminó por responder posando su mano en sus Katanas -

- Y yo soy el padre de su hija - Soltó serio-

Frunció el ceño molesto, el tipo estaba superando su paciencia, si bien en un principio no había confiado en la mujer, ahora podía decir que no estaba mintiendo sobre nada de lo que les contó, aquella historia de mierda llena de dolor era real, y este tipo la estaba tergiversando a su conveniencia.

- Satoru nosotros somos hermanos - Lo miró aterrada -

- Nuestro amor va más allá que el de hermana Shiho - Alzó su mano para acariciarla nuevamente -

- No te pases - Detuvo el movimiento con la parte sin filo de wado ichimonji -

- Tu no te pases imbécil - Le dedicó una mirada de odio al espadachin mientras dejaba caer su mano a un lado, volvió su vista a Shiho - Momo te ama como su madre.

- Esa niña no es mi Momo, cuando deje Mary Geoise Momo-chin estaba muerta - Su voz tembló levemente -

- Tu pensabas que estaba muerta, pero yo la encontré al borde de la muerte, me la llevé de la Mary Geoise junto con los Gyojin y la salvé.

- Imposible, no la hubiera abandonado, su cuerpo estaba sin vida, me lo quitaron de los brazos - Se abrazó a sí misma -

- No te preocupes, no te culpo Shiho, ese día fue difícil para todos, es entendible que estuvieras en shock.

- No se parece a Momo - Siguió debatiendo -

- Cariño ella tenía tres años en ese entonces, hoy tiene quince, han pasado doce años, es toda una mujer ahora - Soltó con dulzura -

- No me trates así - Ya estaba molesta, lo podía notar - Eres mi hermano.

- No lo somos - Sentenció serio - No compartimos la misma sangre

- Eso no importa y lo sabes, tú y Momo fueron mis hermanos, mi única familia.

- Somos una familia Shiho, pero no somos hermanos, nosotros cuidamos a Momo como nuestra hija, entre tú y yo siempre hubo una química diferente, nuestro amor es muy diferente al fraternal.

- Lo siento Satoru-kun, pero mi amor por ti si es fraternal - Lo miro con lastima -

- Te darás cuenta que no es así - Le sonrió tranquilo - Momo merece una vida junto a sus dos padres.

- Momo merece una vida libre, y tú la estás obligando a vivir en una ciudad igual a Mary Geoise, estás permitiendo una vida llena de miseria a muchas personas, tu sabes la mierda que es eso ¿Por qué lo haces?

- Sabía que algún día vendrías, tarde o temprano tratarías de salvar a estas personas, siempre tuviste un corazón de oro - Le sonrió -

El tipo la estaba manipulando y eso le hacía hervir la sangre, quería borrarle esa sonrisa de imbécil de su cara, pero no hará nada al respecto hasta que ella estuviera lista, por mucho que desee cortar al tipo en mil pedazos, es alguien importante para ella, y merece ser ella quien dé el primer paso.

Sintió como ella rozo con sutileza sus dedos contra su mano, un cosquilleo recorrio la punta de sus dedos de inmediato, se sintió un estúpido por desear tanto su tacto, la miro de reojo, ella aún estaba mirando fijamente al tipo, pero al sentir su mirada ella asintió dándole pase libre, sonrió ampliamente.

Tu momento ha llegado bastardo.

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora