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Sus piernas se movieron solas, al mismo tiempo que su corazón comenzaba a latir desbocado, su cabeza le estaba gritando que no diera un paso más, que se detuviera allí mismo, no era bueno seguir avanzando, pero estaba cegada por algo que aún no sabía detectar.

Estaba siendo atraída nuevamente al centro de la ciudad, tomaron con fuerza su muñeca logrando que detuviera el paso abruptamente, volteo para encontrarse con Zoro mirándola con mala cara.

- ¿A dónde demonios vas? - Espetó molesto -

- Yo...No sé - Frunció el ceño confundida - Siento que debo ir a ese edificio de mierda nuevamente.

Volteo nuevamente para observar el gran edificio que se erguía al final de la ciudad al mismo tiempo que soltaba su mano de la del peliverde con fuerza, su toque parecía quemar su piel.

- Tendrá que ser después, ya está amaneciendo.

Ella observó el cielo, que se estaba aclarando poco a poco volvió su vista nuevamente al edificio que la estaba llamando intensamente.

Se dio la vuelta con toda la fuerza de voluntad que tenía y camino de regreso al lugar donde se estaban quedando, al entrar de nuevo se encontró con Nami y la chica vestidas con ropa más cómoda estaban sentadas en la barra esperando por la comida que Sanji estaba preparando.

- Shiho-san - Gritó emocionado el rubio al verla mientras sus ojos se transforman en corazones- Marimo - Rápidamente cambio a molestia al ver al peliverde -

Se acercó a su mochila, tomó una muda de ropa y se fue al baño, se observó en el espejo desnuda, tenía una marca de cadena en el cuello por culpa de la chica, volteo para mirar su trasero, aún seguía levemente rojo y la marca del látigo en su espalda se estaba volviendo oscura, seguramente le había lacerado un poco la piel.

Se lavó con cuidado el cuerpo y se cambió ropa, enjuagó el traje que había usado durante la noche y lo colgó junto con el de Nami, volvió nuevamente con el resto y se sentó en una cama en silencio.

- Entonces Momo-chin ¿Cuántos años tienes? - Nami la miro atenta mientras se llevaba un pedazo de pan a la boca -

Ella se quedó helada en su cama, odiaba a la vida y a sus malditas coincidencias, trago duro y mantuvo su vista en las heridas de sus nudillos.

- Quince - Respondió con la boca llena -

Levantó su cabeza impresionada, está mierda incluía menores realmente, cada nuevo dato era más perturbador que el anterior.

- ¿Y cómo llegaste a esto? ¿Te secuestraron? - Sanji sirvió un plato de comida y le indico a Shiho que se acercará -

La peliceleste se levantó de la cama y se sentó a comer, la comida de Sanji siempre le devolvía el buen humor y la relajaba, pero hoy no podía decir lo mismo, estaba deliciosa pero no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado durante la tarde y noche.

- Mi padre me está castigando - Gruño molesta -

- ¿Qué? - Nami la miró aterrada -

- Debía aguantar tres días como esclava para aprender lo difícil que es la vida - Rodó los ojos - Pero no ha venido por mí en un mes, es un imbécil - Pico su comida con rabia -

- ¡Está ciudad da miedo! - Gritó Usopp al entrar al lugar -

Robin asintió estando de acuerdo con el tirador, mientras cerraba la puerta tras ella.

- Pensé que a narizota-kun se le saldría el alma del cuerpo del miedo - Robin se sentó en la barra -

- No digas eso - La regaño Usopp -

- Robin-swan - Se acercó enamorado Sanji - Come de mi comida para pasar el mal rato.

- Gracias Sanji-kun - Le sonrió -

- Me enamoro - Grito con la mano en el corazón -

- ¿Tú eres? - Usopp miró a Momo confundido -

Ella lo miró con desinterés y continúo comiendo sin prestarle atención.

- No me ignores - Se espantó dolido -

- Ella es Momo-chin, los chicos la liberaron - Le respondió Nami -

- ¿Me liberaron? - Volteo a ver a Shiho quien comía en silencio - Ellos querían que participará en un trío, y me rehúse, hasta me golpearon - Escupió indignada -

La habitación quedó en un tenso silencio, tanto Shiho como Zoro estaban observando a la chica confundidos, en qué momento había decidido inventar semejante estupidez, si no fuera por ellos seguramente la hubieran vendido a algún imbécil.

- No me tientes niña - Soltó fría - Mi paciencia ya no existe y me has estado buscando desde hace mucho rato - La amenazó-

- Golpéame de nuevo es lo único que sabes hacer - Se levantó indignada -

- Te salvamos la vida idiota - Siguió comiendo -

- Shiho-chin...- Intervino Nami -

- Puedes teñirte el cabello y maquillarte como quieras, pero podría reconocerte dónde sea - Siseo asqueada -

- ¿De qué demonios estás hablando ahora mocosa? - Se volteo cansada del drama -

- Mi padre ha sido un infeliz por tu culpa - Sollozó con rabia - No he podido vivir tranquila desde que nos dejaste y ahora vienes a.... a ¿Salvarme? - Rio con manía -

- ¿Qué? - La miró sin comprender - No entiendo, no sé quién eres y menos quién es tu padre ¿Por qué lo relacionas conmigo?

- Tu cartel de recompensa está en la habitación de él, solo así he podido ver tu rostro - Lloró frustrada - ¡Imagínate crecer viendo a tu madre solamente en un cartel!

- Espera ¿Qué? - Sanji soltó impresionado -

Y no era el único, todos estaban impactados con las palabras de la chica, pero Shiho no solo estaba aturdida también se encontraba confundida, ella jamás había tenido una hija, recordaría haber estado embarazada.

- Te han engañado toda tu vida niña - La miro con lastima - Porque yo no soy tu madre.

- Eres una mentirosa Ozawa Shiho.

Sintió la sangre drenar su cuerpo, de pronto la habitación quedó envuelta en un frío glaciar, y ya no había nadie más que ella y la chica, solo existieron un par de personas que conocieron su apellido, y desde que fue liberada nunca más lo usó ni pronunció.

- ¿Cómo? - Su voz se sentía tan ajena -

- Soy Momo, me duele que no me reconozcas - Se abrazó a sí misma - Te he esperado por años.

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora