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Esta vez era una animal con cabeza y patas de conejo pero con cuerpo de plumoso casi como un pájaro, tenía pequeñas alas, que claramente debido a su peso no le podían servir para elevar el vuelo, con grandes garras de tamaño exageradamente grandes, les lanzó un manotazo que si no hubiese sido detenido por Luffy, los hubiese mandado lejos, ella trato de ponerse de pie pero volvió a caer al piso, ya no le quedaban suficientes fuerza, para ser una compañera de pelea ahora solo era un estorbo para el castaño.

Dos chimpancés lagartos aparecieron frente a ella, ya ni siquiera quedaba un ápice de asombro en su cuerpo, estaba completamente derrotada, pero era más terca de lo que cualquiera pudiese creer, sabía que no podría ganarle a ninguno de los dos animales, pero tampoco se las dejaría tan fácil, daría la batalla hasta el último momento, con toda la fuerza de voluntad que quedaba en su cuerpo, se puso de pie y tomo posición de ataque contra los monos.

Ambos animales se lanzaron contra la mujer al mismo tiempo, pero sus ataques quedaron suspendidos a pocos centímetros de ella, cada uno de los animales estaba siendo frenado por dos de los Mugiwaras, Sanji estaba deteniendo a un mono con su pierna y Zoro frenaba al animal su katana, ella suspiro aliviada y volvió a caer al piso agotada.

Entre los tres no tardaron mucho en acabar con los animales, ella los observó en silencio, eran un trío realmente fuerte, sus recompensas estaban por debajo de lo que ellos podían lograr, Sanji fue el primero en acercarse a ella, se sacó su abrigo y la cubrió con él.

- Hermosa Shiho-san te vas a resfriar - Soltó evitando mirarla y cubriendo su nariz sangrante -

- Shoshi ¿Ahora me puedo llevar un mono para comer? - Luffy miro a los chimpancés con anhelo-

Ella rodó sus ojos y se levantó, sus piernas temblaron nuevamente pero antes de caer al suelo fue atrapada por Sanji, quien al verla y tenerla cerca solo en ropa interior sin nada más que su propio abrigo no pudo cubrir más su hemorragia nasal, Zoro gruño molesto y tomo en brazos a la mujer alejándola de Sanji mientras comenzaba a caminar.

- ¡Oi Marimo estúpido! - Grito molesto acercándose a ellos - Yo puedo llevar a Shiho-san, necesita que la traten con cuidado.

- Cállate Ero cook no puedes dejar de actuar como un pervertido - Soltó serio -

- Y tú te perderás en un segundo - Volteo a observar a su capitán - ¡Luffy deja esa cosa allí! Estoy seguro que no sabe bien.

A ella no le podíaimportar menos quien la llevaba de regreso al barco, solo quería llegar ydescansar, se acurrucó en el pecho del espadachín y cerró sus ojos cansada, serpirata no era lo suyo, le gustaba la tranquilidad de estafar e irse sin seratrapada, los años en Marie Geoise fueron suficientes para ella.

A ella no le podíaimportar menos quien la llevaba de regreso al barco, solo quería llegar ydescansar, se acurrucó en el pecho del espadachín y cerró sus ojos cansada, serpirata no era lo suyo, le gustaba la tranquilidad de estafar e irse sin serat...

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- Oi mujer - Ella frunció su ceño molesta - No te duermas.

- No me des órdenes - Se quejó aún con los ojos cerrados - Y no me dormiría sobre ti ni muerta, solo estoy descansando.

- Eres una malagradecida - Volvió su vista al frente molesto -

- ¿Por qué no traes ropa Shiho-san? - Sanji llevaba de la oreja a Luffy -

- La uso para aplastarle el cuello al mono- Soltó emocionado el castaño - ¡Fue genial! Salto de un árbol y todo.

- Estabas jugando con el estúpido animal, yo solo quería volver al barco rápido - Abrió sus ojos solo para observar molesta al capitán de los mugiwaras -

- El mono no se pudo levantar, fue muy gracioso - Río divertido -

- ¿Robin-san y Chopper están bien? - Miro preocupada a Sanji -

- Están bien, Chopper está cuidando a Robin-chan.

Ella asintió agradecida de que sus amigos hayan logrado llegar a salvo, y se acomodó aún más en el pecho del peliverde, a pesar de solo traer el abrigo de Sanji no sentía tanto frío en sus brazos.

- ¡Miren más carne! – Grito Luffy –

- ¡Oi idiota no te alejes! – Sintió un poco más lejos la voz de Sanji -

Ella abrió sus ojos asustada y se levantó un poco del pecho del peliverde para buscar a sus amigos desesperada, tal como se lo imagino, no los encontró a simple vista, volteo molesta a observar la cara inexpresiva del espadachín mientras seguía caminando hacia el frente sin siquiera enterarse de que se había desviado nuevamente, y se encontraban perdidos en aquella peligrosa isla.

- ¡Eres un idiota! – Lo golpeo en el pecho –

- ¿Qué te pasa? – La miro molesto mientras detenía su paso –

- Ya te perdiste – Cerro sus ojos cansada mientras posaba sus manos en su cara – Te odio.

- No es mi culpa, esta isla tiene demasiados árboles – Soltó como si nada –

- ¿Me estas jodiendo? – Lo miro molesta – Debemos encontrar a Sanji-kun, bájame imbécil – Se removió con fuerza –

- No puedes ni caminar mujer estúpida – La afirmo con fuerza –

- Bueno, si no hago algo nos van a comer en cualquier momento – Volvió a forzar contra el peliverde –

- Esta bien, maldita sea – La dejo en el suelo con fuerza –

Ella apretó sus ojos evitando soltar las lágrimas que amenazaron con salir al momento en que sus pies aterrizaron en el piso, no solo fue el hecho de que el espadachín no haya tenido ningún cuidado en dejarla parada en el suelo, ni que la fuerza que haya usado fuese demasiada, fue una mezcla entre eso y sus huesos fracturados, exhalo levemente tratando de recomponerse rápidamente, no quería verse débil frente al estúpido.

- ¡Mierda! – Exclamo con voz suave mientras tomaba sus hombros con delicadeza – Lo siento mucho, no quise lastimarte.

Ella abrió sus ojos confundida, lo miro preocupada ¿Era el mismo hombre que le gruñía por todo? ¿El mismo con el que se peleaba cada día? Quizá le pico un bicho de esta isla que lo volvió un blando, porque en su rostro no había nada de furia o molestia, solo encontró una real preocupación por ella.

- S-si – Limpio las pocas lagrimas que se le escaparon – Vamos, tenemos que llegar al barco.

- Bien – Asintió serio - Pero debes ponerte bien ese abrigo de mierda –

Ella no pudo emitir ninguna palabra mientras él le quitaba el abrigo de los hombros para luego ayudarla a usarlo correctamente, ella paso sus manos por las mangas aun pasmada con las acciones del peliverde, este abrocho hasta el último botón y subió el cuello de este para que le diera más abrigo a la mujer.

- Ahora sí, vamos.

Rodeo su cintura con su brazo para darle apoyo, ella sintió sus piernas temblar por un segundo, este idiota le estaba causando problemas para pensar con claridad, trago duro y se obligo a si misma a mantener la cordura para continuar el camino, necesitaban llegar al Sunny luego, esta isla era demasiado peligrosa.

Caminaron por un rato, a pesar de tener el apoyo del peliverde, se sentía cada vez más fatigada, había peleado contra esos animales con todo lo que tenía, sentía que era una afortunada de seguir con vida, pero su cuerpo no estaba del todo agradecido, sus piernas estaban a poco de rendirse y dejarla caer al suelo, hace un rato que estaba tragando la sangre que se quería escapar por su boca, además, el abrigo de Sanji no estaba calentando su cuerpo para nada, corría un fuerte viento frio que si no tuviera tan apretada la mandíbula por el dolor de caminar, lograría hacer castañear sus dientes.

- Roronoa – Lo llamo seria, el peliverde la miro con el ceño fruncido – No te pierdas.

- ¿Qué? – La miro extrañado –

Pero la confusión duro unos segundos ya que la peliceleste cayo inconsciente, rápidamente la tomo entre sus brazos y la observo en silencio con el ceño fruncido, la estúpida había usado hasta su último momento consiente para burlarse de él.

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora