- ¡Mamá! ¡Mamá!
Gritó desesperada al ser arrastrada lejos de ella, dándole tirones a la cadena que habían puesto alrededor de cuello, tosió con fuerza y siguió llamando a su madre.
Pero esta se dio vuelta con el saco de berries en mano y se alejó dándole la espalda, sin voltear ni una sola vez.
Lloro todo el camino, y aún que le gritaban y golpeaban para que se detuvieran ella menos podía, estaba aterrada ¿A dónde la llevaban? ¿Por qué su madre no la había salvado?
Desde un brasero sacaron un fierro con una imagen redonda con tres puntas y lo acercaron a ella, comenzó a gritar desesperada al sentir el calor cerca de ella, la sostuvieron con más fuerza de lo debido y levantaron su polera, sintió el calor y dolor expandirse por su espalda.
Sintió su garganta en carne viva por sus gritos, la arrastraron nuevamente por un pasillo tétrico solamente iluminados por los faroles con velas y la arrojaron a una celda oscura y sucia, quitaron la cadena del collarín de su cuello y la encerraron.
Observo el lugar asustada ¿Dónde estaba? En el fondo se movió algo, ella comenzó a temblar de nuevo al sentirlo, poco a poco y gracias a la luz del pasillo logró ver la cara de un niño.
Se observaron en silencio por un buen rato, él la veía curioso y ella asustada, no parecía un chico feliz, estaba sucio y delgado, su cabello negro estaba revuelto en ondas en su cabeza y unas ojeras opacaban sus grandes ojos verdes.
- ¿Cuál es tu nombre? - Su voz era suave y tranquila, eso la relajó de inmediato -
- Ozawa Shiho - Continúo llorando en silencio -
- Mi nombre es Yamada Satoru ¿Te duele la espalda? - Se acercó a ella -
Shiho asintió con tristeza mientras se sorbía los mocos, tomó un pocillo con agua del piso, rasgó un poco la polera sucia que llevaba puesta y la mojo, rodeo a Shiho y limpio su espalda con dulzura.
- Te lastimaran si te ven llorar, si hablas, si los miras o si haces cualquier cosa que no te hayan pedido - Continuó limpiando -
- ¿Quienes? - Soltó aterrada -
- Los dragones celestiales - Se ganó frente a ella - Desde hoy eres una esclava Shiho-chin
...
Limpio con ahínco el piso de la casa del señor con una burbuja en su cabeza, había aprendido a la mala al llegar que debía hacer las cosas sin hablar, sin llorar y con rapidez.
Llevaba un par de meses en ese lugar, extrañaba a su mamá, quería volver con ella pronto, este sitio daba miedo, y le dolía cuando la castigaban.
Grito con dolor al recibir un latigazo.
- No ensucies mi piso con tus asquerosas lágrimas - Le gritaron -
Ella asintió y suprimió las lágrimas como pudo y continuó limpiando, terminó de hacer el piso y siguió sacudiendo los muebles y una vez que estuvo todo impecable la devolvieron a la celda.
Satoru ya se encontraba allí, se acercó a él en silencio y juntos compartieron la comida que les habían ido a tirar hace un par de días.
- ¿Lloraste?
- Fue sin querer.
Guardaron la porción para mañana y se recostaron en el piso, aún tenían hambre y sed, pero no sabían cuándo les tiraría comida de nuevo.
- Debes dejar de hacerlo - Satoru puso ambas manos detrás de su nuca -
- Lo sé - Ella tocó su estómago - Extraño a mamá - Su voz tembló -
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Liberados - Roronoa Zoro
FanficNo se puede escapar del pasado, tampoco se puede borrar, así que no le ha quedado otra opción que seguir su vida valorando cada día nuevo. Trataba de vivir una vida con bajo perfil, tranquila a pesar de hacerse a la mar, todo hasta que se encontró...