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Los mugiwaras estaban en silencio observando al tipo frente a ellos, Shiho y Zoro se había ido hace unos minutos y el hombre no había perdido el tiempo, a penas cerraron la puerta tras ellos comenzo a gritar y a maldecir, se podía notar a lo lejos el odio y furia que tenía en su interior, cuando se dio cuenta que no lograría nada gritándole a la Shiho para que volviera, se comenzó a reír con fuerza.

- Ella los abandonara en algún punto - Se limpió la sangre de su nariz con el hombro - Es lo que mejor sabe hacer.

- No hables de ella como si la conocieras - Se acercó Luffy molesto a él -

- ¿Crees que la conoces? - Lo miro con arrogancia - Yo crecí con ella, antes era una niña dulce, algo cobarde pero con alma tierna, pero no dudo ni un segundo en abandonar el cuerpo sin vida de su hija y a su compañero solo para salvarse ella, estoy seguro que hoy está dispuesta a hacer lo mismo con ustedes - Escupió sangre al suelo -

- Ella es mi nakama, no la dejaré irse - Se cruzó de brazos Luffy - Y no permitiré que hables mal de ella.

- Solo te digo la verdad mocoso - Se burló de él - Nos amábamos y aun así me dejo a merced de los dragones celestiales y se salvo a ella sola, no crean que pensara en ustedes o en ese maldito cazador de recompensas, solo pensara en ella misma.

Un solo puñetazo bastó para noquear al moreno, Luffy lo observó con el ceño fruncido, el cocinero y la navegante se acercaron a su lado, Nami tomó el puño que aún estaba apretado con furia y lo masajeo con cariño para calmarlo.

- ¿Qué haremos con él Luffy? - Sanji estaba mirando molesto al tipo -

- No lo sé - Frunció el ceño - No lo quiero en el barco.

- Tenemos que hacer algo con él y la isla, no podemos dejar que vuelva libremente y continúe esclavizando a las personas - Nami se cruzó de brazos -

...

Se había quedado dormida después de llorar un par de horas, él estaba acariciando su cabeza con calma, para darle la tranquilidad que en sus sueños no tenía, a la habitación entró Robin y Nami, lo miraron unos minutos en silencio y se acercaron a ellos, la colorina de sentó a los pies de la cama y la arqueóloga se quedó parada junto a esta.

- ¿Cómo está? - Nami miro a la peliceleste con lastima -

- ¿Cómo crees? - Respondió un poco brusco -

- Luffy y los demás fueron a esposar al hermano de Shiho y a sus subordinados - Robin soltó seria - Nosotros tenemos que preparar el barco para salir de aquí pronto.

- Al otro puerto llegó un barco de la marina con Smoker y Tashigi en él, seguramente nos estaban siguiendo de la otra isla, pero llegaron por el puerto principal, que está más cerca del edificio central, como si alguien los hubiera llamado.

- Tal vez fue la chica que libere el primer día que llegamos a la isla - Comentó aun con sus ojos cerrados apoyada en el pecho de Zoro -

- ¿Necesitas algo, Shiho-chin? - Nami tocó su pierna con ternura -

- Quiero dejar de sentir - Abrió sus ojos, estaban hinchados de tanto llorar -

Zoro acarició con suavidad su espalda, ella levanto su rostro y apoyando su mentón en el pecho del espadachín lo observó por un momento, no podía negar que se sentía aliviada de tenerlo a su lado en ese momento, agradeció que él no la haya rechazado y le esté brindando apoyo, pero aun así, quería dejar de sentir todo el dolor que se esta acumulando en su pecho.

- Shiho...-Soltó Nami con dolor -

- Quiero irme de aquí - Zoro asintió en acuerdo con ella - Y cremar el cuerpo de Momo, necesita tener su descanso finalmente

- Está bien - Ordenó un mechón de cabello detrás de su oreja - Nos iremos a penas Luffy y los demás regresen.

- Gracias.

Tanto Nami como Robin estaban mirando la escena frente a ellos, la colorina estaba impactada, jamás imaginó que Zoro tendría ese lado dulce y cariñoso, era extraño verlo actuar de esa forma, pero le agradaba saber que era una actitud exclusiva para Shiho. Por otro lado Robin estaba feliz de por fin ver a esos dos llegarán a la conclusión de que estar juntos es lo que deben hacer, desde que habían llegado de la isla de invierno pudo notar que la actitud de ambos había cambiado, cuando los vio besarse a la salida del bosque, y posterior a eso discutir sobre sus sentimientos, supo que solo estaban evitando relacionarse por sus miedos, lamentablemente tuvieron que llegar a este extremo para darse cuenta que se necesitaban el uno al otro.

- Comenzaré a preparar el barco para salir de aquí pronto - Nami se levantó -

- Te ayudare - La peliceleste también se puso de pie -

Los cuatro salieron de la habitación para alistar al Sunny para partir, cinco ojos de manera discreta estaban sobre las acciones de Shiho, los tres estaban preocupados por la estabilidad de la mujer, se notaba que estaba haciendo las cosas de manera automática.

Al barco llegaron los demás, todos venían calmados y sin signos de haber peleado, Nami los miro con una ceja levantada ¿No se habían enfrentado a Smoker? ¿No lo vieron? ¿Los dejo ir así nada mas? Sacudió su cabeza, les preguntaría después de que se alejaran del área de la isla.

Al momento en que el barco comenzó a moverse, la peliceleste se acercó a la baranda para observar el edificio central, todo lo que había buscado durante toda su vida en libertad estaba en esta isla, de pronto se encontró con una vida sin propósito, frunció el ceño, su misión era encontrar a su hermano, ahora que ya lo había encontrado y perdido al mismo tiempo, no tenía sentido seguir viajando por el mar, apretó sus nudillos heridos.

Nada tenía sentido ahora.

La isla se veía cada vez más lejos, cuando ya no la pudo divisar más, se dio la vuelta y se encerró en la enfermería con el cuerpo de su hermana pequeña, acarició su cabellera rubia, nunca imaginó que vería a Momo crecer, no podía creer que aquella bebe de tres años, que ahora debía tener quince años se encontraba sin vida frente a ella, no podía culpar a Satoru de hacer todo lo que estaba en sus manos para mantenerla con vida a su lado, después de todo él la consideraba su familia al igual a que ella.

A la habitación entró Zoro, simplemente se quedó de pie junto a ella por un buen rato, dándole el espacio necesario para que ella decidiera que era el momento de decir adiós definitivo a su pequeña hermana. Ella tomó su mano y le dio un leve apretón, volteo para mirarlo, sus ojos bicolores estaban hinchados por tanto llorar, además, tenía sonrojado los bordes de sus ojos, mejillas y su nariz, a pesar de todo se veía hermosa, odiaba como su corazón latía como loco cada vez que la veía, acaricio su cabello con suavidad, no quería volverla a ver así de desolada nunca más.

- ¿Estas lista? - Dejó su mano en su mejilla -

- Si - Cerro sus ojos ante el taco y ladeo su cabeza buscando soporte en la palma del peliverde -

- Vamos - Beso su frente - Le diré a los demás que preparen todo.

Juntos salieron de la enfermería, Zoro le dio un asentimiento a Nami y Robin quienes los estaban esperando afuera, y se llevó a la peliceleste a la habitación de las chicas, la ayudo a cambiarse ropa, la que traía estaba manchada con sangre por la pelea con los hombres de Satoru, la tomó en brazos y juntos se recostaron nuevamente en la cama, aún era extraño para él esta dinámica, no eran nada, solo habían tenido relaciones, y se había admitido internamente que le gustaba la mujer, pero esta cercanía, esta necesidad de velar por ella, por la necesidad de no alejarse y cuidarla en este momento de vulnerabilidad, era algo nuevo e incierto.

¿Ella se quedaría con ellos en el Sunny? ¿Podría cumplir su objetivo con ella a su lado? La observó dormitando entre sus brazos, de pronto su corazón se apreto dolosamente, no quería que ella lo dejara, no se podía imaginar un futuro sin ella a su lado, era una mujer fuerte, inteligente y una excelente aliada, sonrió levemente, sabía que junto a ella podría ser el mejor espadachín y Luffy lograría coronarse como el rey de los piratas.

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora