SOY SUYO

3. La fiesta

Que podría para ¿cierto?

Era solo una fiesta de universitarios que deberían y se conocerán. Eso pensé yo cuando llegué. Gretha y sus amigas con sus trajes coloridos mientras yo solo me puse un sport blanco con un bluson rojo, unos Converse y aunque no uso maquillaje esa noche use uno que me prestó Bee, para no estar "tan pálida". Cuando llegamos era una casa muy grande y la fiesta era en cada espacio. Salimos a la piscina y ahí lo volvía a ver.

El entre sus amigos como siempre tan bien vestido, entre elegante y casual, de negro, mientras el resto muy deportivos, las chicas com siempre parecian modelos. Es extraño, él me mira y puedo sentir que mis sentidos se enloquecen, mis manos sudan, mi corazón late con rapidez, siento su olor.

Lo ignoro, pero siento que me mira, es incomodo.

¿Por qué lo hace?

¿Quién es?

— ¿Quiénes son? — se me ocurre preguntar mientras Gretha se va a busca unas cervezas, dentro de la casa.

— Son los niños ricos y presumidos, de la universidad — dice Bee — donde los ves, sus padres son empresarios, políticos, médicos reconocidos. La mayoría de ellos tienen empresas, tienen su propio negocios. y he escuchado que todos viven en una mansión. ¡Juntos! — subraya la última palabra.

— ¿Juntos? — le doy la espalda, tratando de disimular y no verlos, pero es incomodo cuando no dejó ni un momento de mirarme. Y lo sé, siento su mirada sobre mí, aunque no lo vea.

Para apartarme de su mirada preferí entrar a la casa, no soy curiosa, pero caminé por todo el lugar, era una gran mansión, tenía muchas habitaciones y algunas no pude acceder y en otra me tropecé con parejas haciendo cosas indecentes. No entiendo como no usan los seguros de las puertas, asi evitan pasar verguenza.

Bajo la esclusa y ahí estaban sus ojos mirándome, en verdad me incomoda muchísimo. Pero creo que lo notó porque me da la espalda y aprovecho de ir por cerveza.

— ¿Las cervezas? — le pregunto a un chico me hace señas que entre en una puerta.

Veo que era una cocina muy hermosa que estaba llena de botellas vacías y muchos vasos. Abri el refrigerador y miro que estaba lleno de alcohol de todo tipo. Tomo una vaso pero no veo cervezas.

Escucho que abren la puerta y creo que es él y me pongo nerviosa, pero es uno de sus amigos, me ignora.

— Disculpa, ¿sabes dónde están las cervezas? — le pregunto y me mira sin decir nada.

Abre una puerta y me entrega una lata.

— Ah...gracias — le respondo mientras le sonrío y él solo me regala una sonrisa a boca cerrada.

Salgo de la cocina y veo la espalda del chico que habla con alguien.

Era él, me miraba mientras su amigo hablaba a su oído. Veo como los dos salen a la piscina y yo lo hago también, solo que el se parta y camina por el jardín y se pierde entre algunos árboles, Lo sigo con la mirada y cono algo de impulso, mis pies siguen su camino.