18. La casa

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Gloria me dio su horario y fue fácil conseguir los salones donde Aude veia clases ya que es la mayoría, tenía clases con Aude, el transmisor servía muy bien y puedo ver los lugares donde iba, nunca fuera del campus. A sus clases y a la biblioteca. Era muy dedicada a sus estudios y eso me hacía sentir aún más orgulloso sobre ella.

Verla llegar a su residencia, en ocasiones de noche, me hacia sentir que deseaba estar cerca.

Buscala, vamos a marcarla — habla mi lobo desesperado.

Es muy pronto para hacerlo — le respondo.

Tenemos que hacerlo, necesitamos de ella, la casa necesita de ella, la manada la necesita — insiste y me siento frustrado, con miedo de que sólo la aleje más, o si al presentarla le pase algo malo.

No quiero perderla — respondo.

Es tuya, es nuestra, es nuestra mate, es nuestra luna. Debe estar a nuestro lado. A tu lado — mi lobo está desesperado.

Ni las salidas nocturnas me calman la ansiedad, paso mas tiempo mirándola de lejos. Hasta que un día voy por ella. Esperó fuera de su facultad y la miró salir.

Le escribo un mensaje a Marlina:

"Hagan barbacoa, voy a la casa a comer"

Aude me mira y sus pasos se vuelven lentos, como si no quisiera llegar donde estoy.

Quizás la asusté y creerá que soy un loco que la sigo. ¿Que hago?

Llega hasta donde estoy.

— ¿Ya comiste? — ¿Qué es lo que le pregunto? No podía decir nada más como: hola ¿cómo has estado?

Estoy loco, muy loco por ella.

— No te importa — respondió y sonrió, ella camina para alejarse de mí pero no la dejo ir tan fácil, tomo su mano y me miró.

— Te invito a comer, ven — le dijo y le sugiero que se suba a la moto.

— ¿Y si te digo que ya comí? — se que quiere, escucho su corazón latir, sus manos sudan como a mi y sus ojos me dicen que si.

— Estabas en clase, no has comido, ven — la suelto y le muestro la parte de atrás de la moto — puedes venir aquí como la última vez — le recuerdo que la última vez no esperé su respuesta y la subí frente a mi, no le dí tiempo de protestar.

Para mi sorpresa se subió detrás de mí y volteo para ayudarla con el casco.

Tenerla cerca, abrazada a mi cuerpo, con su pecho pegado a mi espalda me tenía acelerado. Era como ir a toda velocidad, la adrenalina subía en cada curva cuando ella se apretaba más a mi. Al llegar a casa lo juro, no quería bajarme. Deseaba seguir con ella pegada a mi cuerpo.

— Frank, guardarla — le digo a uno de los chicos de seguridad y la miro, está sorprendida con la casa.

Sonrió.

— Es tuya...quiero decir, la casa, el bosque.

— Es linda, ¿te gusta? — la ayudó a subir tomado de su mano.

Es tonto, pero me siento dichoso con ella a mi lado.

Entró a la casa y aún sigue sorprendida. Las chicas la ignoran. No saben quién es, quizás creen que es alguien que traigo a alguien nuevo a la casa.

— Ya está tu carne — aparece Marine, y sé que la reconoció, y la trata como si la conociera, le sonríe. Quizás sospecha, ese instinto que tienen es único.

Nos sentamos a comer en la cama de la piscina y me sentí tan bien con ella. En ocasiones la miraba solo para admirarla. Es hermosa y simpática, sonríe y se le arruga la nariz. Parece tierna y a la vez es sexy, sus ojos café observan todo con un brillo mágico.

Es nuestra Mate — mi lobo se siente feliz.

Yo, lo estoy.

Todo estaba bien hasta que miro que Greg se acerca. Suspiro, se que son cosas de trabajo porque él se encarga de la oficina y mantenerme al tanto.

— ¿Qué pasa Gred? — le pregunto y él se acerca a mi.

— Dicen que necesitan de tu presencia en las oficinas. Les dije que estabas...bueno... insistieron que debías ir.

— Ok, ve tu primero — le digo y la miro.

Estaba tan bien con ella. Me sentía a gusto. No quiero apresurar nada, deseaba disfrutar su compañía, pero con todo lo que está pasando descuidar mis obligaciones no podía.

Así que le mostré el resto de la casa, menos el ala donde están las habitaciones principales, que es la mía y la que sería la suya.

Ese momento cuando me pregunto:

— ¿Qué hay ahí?

— Mi habitación — le respondí, vi su rostro sonrojarse y me pareció hermosamente tierna, yo quería mostrarle, quería llevarla pero debía saber porque me llamaban de la oficina y si lo hacían era porque era importante — luego te la muestro — se que la volveré a traer, este es el comienzo de lo que nos tocará vivir juntos.

Ella aún quizás no sabe, ella quizá no lo siente, quizás se asuste al comienzo pero ella es mi mate, y se que con ella ahora todo será distinto.

Ella aún quizás no sabe, ella quizá no lo siente, quizás se asuste al comienzo pero ella es mi mate, y se que con ella ahora todo será distinto

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