Aude Lois Grameth, estaba emocionada realizando su sueño y el de sus padres, ir a la universidad para ser una abogada prestigiosa.
Xder Fleming, es el más joven de los Alfas y estaba seguro que alguien quería que perdiera su manada.
El era el Alfa...
Manejó como 5 minutos en silencio y llegamos a una cabaña, cuando apago la camioneta y las luces todo se volvió oscuridad. Encendió una linterna y bajó del auto. Me hizo bajar y seguirlo. Al entrar al lugar, él me dejó sola.
¿Tenía miedo?
No, no sentía miedo a pesar de mi que me dijo
Necesito hacer algo, que quizás te duele mucho— dice con voz ronca mientras me besa en la boca — pero tengo que hacerlo Aude.
¿Me dolerá? ¿Qué es lo que me dolerá? ya he estado con un chico antes, se lo que se siente, pero él habla como si lo que haremos dolerá mucho.
Lo peor es que yo le pedí que lo hiciera.
De repente se encienden las luces al escuchar el generador. Lo veo aparecer de repente.
— Dará luz por unas horas — le regaló una sonrisa de boca cerrada y miro el lugar.
A diferencia de su casa, este lugar es más pequeño y más rústico, los muebles de madera abundan, el olor a humedad y cedro invaden mis fosa nasales, pero no opacan el olor que enmascara de Xder.
El me mira con esa cabeza baja que lo hace ver tan enigmático y misterioso.
— ¿Quieres algo? — pregunta y niego con mi cabeza.
Juego con el filo de mi chaqueta que muestra uno de mis hombros. El se acerca, y descubre el otro.
— Yo si quiero algo — dice en voz baja — te quiero a tí.
Me quitó la chaqueta que terminó en el suelo y me jaló hasta él, tomó mis manos guiándome hasta un pasillo y abrió la primera puerta, era una habitación que solo tenía una cama grande de sábanas blancas.
Creo que leyó mi mente porque me dijo.
— Es lo único que necesitamos ahora. — sonríe.
Veo como empieza a quitarse la camisa sin dejar de mirarme.
Muerde su labio y yo el mío. Es tan sexy, tan perfecto que siento como si esta que ahora está aquí no soy yo, es otra, otra que se merece ese hombre tan maravilloso y perfecto, ¿loco? Si, pero definitivamente yo estoy aún más loca que él, que acepte estar en este lugar en medio de un bosque, porque lo deseo, y lo deseo mucho.
Él me toma por la cintura y me pega a su cuerpo.
— Eres hermosa — susurra en mi boca — irresistiblemente hermosa.
Vuelve a tomar mi boca y me acaricia las caderas mientras yo entrelaza mis manos detrás de su cuello, su beso era tan posesivo e intenso, muerde mis labios y me quejo, él no deja de gruñir con esa voz tan gruesa con la que me habla.
— Eres mía, solo mía... todos sabrán que eres mía — casi no reconozco su voz, es como si fuera otro que hablara.
Me toma por la cadera y me sube sobre él, rodeo su cuerpo con mis piernas y me rozó con su abdomen, muerdo su labio y él me quita la blusa, mis senos rozan su piel también desnuda. Acarició mi espalda y apretaba mis caderas. Me dejó sobre la cama mientras terminó de desvestirse y desvestirme a mi.
Sobre la cama desnudos nos besamos y nos tocamos. Sentía su piel arder de deseo así como el mío, su cuerpo encajo también al mío cuando se metió entre mis piernas, estaba lista para recibirlo, sin embargo, él me miró.
— Has estado con otro antes ¿cierto? — su pregunta me sorprendió.
¿Por qué en ese momento justo me lo pregunta?
Callo y él sigue mirándome.
— No importa ya — responde al ver que no digo nada — después que te marque nadie más te tocará.
Dijo, y yo no pude entender la razón. Volvió a besarme, abrió mis piernas y se hundió entre ellas haciéndome gritar. Mi cuerpo se estremece con cada embiste que hacía, gruñía como un animal, arañé su espalda mientras seguía empujándose dentro de mi. Cuando estaba por correrme se apartó y volteo mi cuerpo, pegando mi pecho del colchón, y subiendo mis caderas, se inclinó y me habló al oído.
— He soñado con esto — su voz es muy ronca — lo he pensado tanto que me enloquecía.
Volvía a penetrarme, mi cuerpo sudado tiembla, mi deseo hace que llegue al clímax, siento como él llega también.
El cae sobre mi con todo su peso y casi siento que me asfixia. Respira tan pesadamente mucho más que yo. De repente se levanta un poco y aparta mi cabello descubriendo mi cuello.
— Debo hacerlo cariño — dice y parece otro, su voz — debo poner mi marca en ti.
Sonrió, no sé de que habla y en ese momento siento como aprieta su mano a la mía y sus dientes se entierran en la piel de mi hombro, grito y lloro, un dolor inexplicable invade mi cuerpo.
— De...jame... — le suplicó casi sin voz del dolor tan insoportable que me causó su mordida que atravesó mi piel.
Aguanta cariño — fue lo último que escuche en mi cabeza, con la voz de Xder.
Mi cuerpo lo sentía frío y todo se tornó oscuro.
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