21. Reunión

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Llegar a la oficina de mi padre y encontrarme a tres de los grandes líderes Alfas no era nada bueno.

— Siéntete Xder — me dice mi padre y los miro.

Miro la caras de los más antiguos Alfas de nuestra especie, grandes manadas y muy poderosas, pero son unos grandes hijos de puta tambien, tienen poder, me enfrente a uno de ellos, por dos de mis ultimas hembras que escaparon de su manadas porque es un viejo asqueroso, las quería casar con otros dos viejos lobos que estaban viudos, ellas apenas son mayores, Gloria Stevens y Elen Parkinson, tuve que derrotarlo para que las dejara en paz. Aun saboreo ese triunfo.

— Hola Xder, espero que estes ahora bien, la última vez fue imposible hablarte — habla Peter Doty, lo conozco muy bien, mi padre y él, son ambos doctores conocidos, solo que Peter es cirujano cardiólogo.

— Si, no era el momento. Acababa de perder a una de mis miembros — respondo escondiendo que esto me tiene incomodo y molesto.

— Perdiste tu luna, es una lástima siendo un lobo tan joven — dice otro de ellos, Grhanth Lotter.

— Jharla no era mi luna, creo que están equivocados — ellos se miran entre sí y ahora habla mi padre.

— Pero era tu compañera, hijo. Es difícil llevar una manada sin ese complemento que necesitas — todos asentar.

— No es imposible — les digo.

— Pero nuestras leyes son claras — El viejo asqueroso me mira y sonrio.

— Leyes antiguas, arcaicas — vuelvo a hablar.

— Pero son nuestras leyes, sean antiguas o no, son regimos por ellas porque sin ellas todos aqui harían lo que les dé la gana y así no se puede llevar una sociedad como es la nuestra — habla mi padre — sin luna tu manada no es estable, tu compañera de vida es quien guia a la manada a tu lado, tú...

— Ya les dije que Jharla no era mi luna — digo con voz tranquila, pero molesto — mi manada esta bien, somos deportistas, todos profesionales y lo que aun no lo somos estamos por culminar los estudios, mi familia, porque asi los llamo, lleva una vida tranquila bajo mi guía y protección...

— Tu Familia, solo son un grupo universitarios sin control — me interrumpe Frederick Lattur, el tercer viejo Alfa, anticuado e idota — tu padres está dispuesto a aceptar a los chicos y disciplinarlos, y nosotros — señala al resto de viejos asquerosos — a las hembras, tienes muchas que han dejado sus casas y creen que vivir con libertinaje las hace ver bien.

— Las hembras, como tu les dices, estudian y tienen trabajo en mis empresas, deciden que hacer con sus vidas. No son libertinas, esperan su mate para casarse. Si no saben — los miro a todos incluyendo a mi padre — he tenido varios matrimonios.

— Xder, son muy jóvenes. Necesitan estudiar nuestras leyes.

— Leyes que solo hablan de peleas y enfrentamientos para ganar poder y posición. Leyes que solo nos llevan a la muerte — insisto.

Odio como ellos creen que debo llevar mi manada. Si, somos jóvenes, pero somos capaces de vivir bien sin las apareciencias en las que ellos viven, que van a fiestas y reuniones y se apuñalan por la espalda. Viven enfrentados unos con otros.

— Tu también las has cumplido, ¡no seas hipócrita! — me grita el viejo Fueles, aun debe estar chillando mis rasguños.

— He tenido que leelas si, lo he hecho por ellos, por mi manada, enfrentarme a ustedes para que nos dejen en paz. No tengo la culpa que los jóvenes vean en mi manada algo mejor que sus antiguas costumbres asquerosas y perversas. — levanto la voz y empieza hacerse gruesa mientras más hablo, es Dark — Los lobos en mi grupo no entrenan para pelear hasta la muerte como sus estúpidos matones, lo hacen para protegerse de ustedes, somos fuertes, y eso es lo que les carcome los intestinos...

— Xder, solo te pedimos que pienses — se interpone mi padre entre los viejos y yo, ya que todos nos habíamos levantado de las sillas y si estos seguía, Dark tomaría el control y eso terminaría en sangre.

— No voy a pensar nada, los miembros de mis manada no son carne fresca en el mercado y ustedes viejos asquerosos — los insultó y todos gruñen, sé que si quiero, podré con los cuatro, incluyendo a mi padre. — quienes los piensan comprar.

Señalo al viejo Fueles.

— Mis chicas no son prostitutas en ventas — le digo — así que si vuelves a insinuar en querer a alguna de ella de esa manera, vas a tener que enfrentarte conmigo, porque no soy como tú, maldito pervertido.

¡BASTA! — el rugido que se escucha no es de ninguno de los cinco que estábamos ahí, era de mi madre — ¡esta es mi casa y la respetan!

— Tú también madre ¿están con estos malditos? — digo.

— ¡Te callas Xder! — grita ella — el resto se va de mi casa, ¡que en dos horas es mi desfile y los quiero a todos listos!

Mamá espero que salieran los viejos malditos y cuando me tocó a mí, me detuvo.

— ¡Siéntate Xder! — me ordena

— Tengo que ir a arreglarme — le digo y quiero salir pero su silla me lo impide.

— Siéntate que lo que voy a decir es importante — suspiro y vuelvo a sentarme — tú también te quedas — le dice a mi padre, que estuvo a punto de salir.

Ella esperó que él volviera a sentarse y cerró la puerta. Ambos esperamos en silencio que ella se colocara en el centro del salón.

— Esta es mi casa y no quiero volver a presenciar escenas como estas — mira hacia papá, él no dice nada. — tampoco aquí se insulta a ningún invitado — ahora me mira a mi. — Esta es mi familia, que no tiene que ver con la manada que cada uno dirige. ¡ESTA ES MI FAMILIA, CARAJO! — grita.

Ni papá ni yo fuimos capaces de llevarle la contraria, cuando esta asi es mejor callar.

Ni papá ni yo fuimos capaces de llevarle la contraria, cuando esta asi es mejor callar

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