5. ¿Comemos?

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Pasó una semana completa y yo estuve muy distraída, la sonrisa de Xder Fleming no se borraba, era algo tan extraño como ese desconocido paso de ese un imbécil al decirle que me alejara de él para luego sonreírle de una manera tan tierna y seductora.

¿Será que es bipolar?

¿Está en verdad loco?

O solo soy yo la loca en todo esto.

Agradecida de que mi facultad quedaba lejos en la de negocios y economía, ya que sabía que sería muy difícil tropezármelo en los pasillos. Pero si me tropiezo con dos de sus amigas modelos, ambas me miran y siguen caminando siempre con esa misma expresión que me mostró el al comienzo, neutral.

Esa tarde salí de clases y caminé por el campus, estaba algo ansiosa por alguna razón el chico alto de cabello y ojos negros aprecio en mi campo de visión en su moto. Se parquea frente a mí y se quita el casco, lo pone sobre la moto y cruza sus brazos sobre él.

— ¿Ya comiste? — es lo primero que pregunta.

No saluda ni dice nada más, solo eso; ¿Ya comiste?

Es un loco.

— No te importa — respondo y sigo caminando pero él sostiene mi mano.

— Te invito a comer, ven — dice con es voz profunda pero se escucha tierna.

— ¿Y si te digo que ya comí? — le digo aún sin dejarme manipular por su sonrisa.

Mi corazón se pone como loco, cuando él entrelaza sus dedos con los mío y mira nuestras manos.

— Estabas en clase, no ha comido, ven — me suelta y me muestra la parte de atrás de su moto — puedes venir aquí como la última vez — sonríe y yo suspiro y termino subiendome en su moto, detrás de él.

Me ayuda con el casco y me sostengo con fuerza, meto mis brazos por dentro de su chaqueta y me agarro de su solapa. Siento su respiración y su corazón latir con rapidez cuando me apoyo más de su espalda. Apenas puedo ver el camino pero las curvas son muy cerradas y nos movemos con la máquina, siento la adrenalina que me sube con la rapidez con la que vamos, cuando baja la velocidad se que hemos llegado. Una verja blanca se abre y pasamos a un camino lleno de árboles, una casa en una colina se asoma, es inmensa.

Apaga el motor y se acerca un hombre vestido completamente de negro con un trasmisor en su oreja.

— Guardala Frank — le dice al hombre y este obedece. La entrada de la casa es larga, debemos subir como 10 escalones, una caminaría y otros 10 escalones más, el camino hacia la puerta principal parece piedra pulida, el me toma de la mano viendo que me quedo atrás mirando todo. Al lado de la casa hay un bosque.

Si, así mismo, un bosque de pinos.

— ¿Es tuya? — pregunto y me mira mientras abre la puerta poniendo un accedido en un tablero digital.

— La casa — explicó.

— Si ¿te gusta? — Entramos y me da olor a nuevo y a madera.

— Es linda y...grande — respondo sorprendida.

Él ríe.

— Es pequeña para todos — dice y me guía a un lado de la sala.

En el centro había una escalera inmensa.

Llegamos a la cocina que es igual de grande y espaciosa que el todo ahi.

Estaban algunas de las chicas de su grupo, ninguna me vio asombrada al entrar de su mano, quizás se acostumbran que el lleve alguna chica a su casa.

— ¿La comida? — pregunta Xder.

En eso una rubia de ojos azules, que parece una top model con un vestido blanco playero y debajo un bañador del mismo color.

— Xder ya tu carne está lista — le dice y me mira — espero te guste la carne porque aquí lo que sobran son las barbacoas.

Le sobrio porque me parece muy simpática a diferencia del resto. La seguimos hacia un lado de la piscina, que era igual de grande, ahí todo es grande y me hace sentir enana.

A Xder le dan sus platos llenos de barbacoa con ensalada y vegetales.

— ¿Quieren cerveza? — pregunta uno de sus amigos, fue el mismo que me consiguió la cerveza en la fiesta. El me mira.

— Si — respondo con vergüenza y otro me da dos latas.

— Ven, comamos aquí — dice Xandee y lo sigo.

Me lleva al otro lado de la piscina ahí donde había una cama grande con una especie de techo hecho de telas.

— ¿Tienes una cama en la piscina? — preguntó asombrada y el rie.

Es la primera vez que lo escucho reír, y me gusto.

— ¿Te gusta? Vi una, una vez en un hotel y me gustó — dice.

Nos acomodamos en la cama y lo veo comer.

Tiene muy buen apetito, apenas habla, sonríe y me mira con la cabeza abajo.

Es demasiado irresistible, definitivamente no se que quiere de mí.

Es demasiado irresistible, definitivamente no se que quiere de mí

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