[COMPLETADA]
El es un hombre solitario a causa de sus traumas y malos tratos, en busca de una mujer que esté a su lado, a pesar de los secretos.
Los viejos amores y las deudas serán clave en esta historia.
Siempre obtiene lo que quiere, o al menos...
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WILLIAM:
Cuando dejé a Aradia en la silla del comedor, pude notar que su piel luce pálida, estuvo cinco días amarrada, lo pienso y me siento mal.
Pero gracias a eso ahora se porta dócil y tranquila
Comenzaron a servirnos la cena, Clemencia siempre se lucía, pero esta vez todo estaba exquisito. Aradia comía con gusto, notaba como disfrutaba de la comida.
—¿Te gustó la cena? — le pregunté
—Si, todo está delicioso— sonreía
Le sonreí de vuelta
—¿Puedo preguntar algo? — me miró
—Claro — respondi
—¿Cuántos días estuve en el sótano? — cuestionó
—Cinco — dije sinceramente — ¿Porque?
—Porque creí que habían sido más, no se, mi mente se confundió y pensé que estuve mas días — se encogió de hombros
—Tuve que salir a arreglar unos asuntos de trabajo, ir y venir no me convenía — comencé a explicarle — por eso me tuve que quedar en Londres.
—Entiendo — sonrió de lado
—¿Quieres que vayamos al jardín para comer el postre? — le pregunté
Asintió muy feliz
Le ordene a Clemencia que nos llevaran el postre al jardín.
—¿Puedo tocar las flores? — me preguntó en cuanto salimos
—Es tu jardín, claro que puedes tocar — le respondí
Rápidamente camino hacia los tulipanes, los rozó con los dedos, volteaba a ver el cielo. Hoy es un día despejado, ya empieza a oscurecer y algunas estrellas son visibles.
Clemencia llegó con el postre
—Luce feliz — me dijo
—Me parece irreal que en cinco días haya tenido este cambio — añadí
—No empieces a cuestionarte hasta su forma de respirar... — me regañó
No dije nada
Aradia noto que Clemencia llegó y se apresuró a nuestro lado.
—Mi niña, espero te guste el pastel que prepare — se dirigió a Aradia
—Gracias, Clemencia— sonrió
Se sentó frente a mi, Clemencia se fue, de nuevo nosotros dos solos.
—Dijiste que si me portaba bien, podía salir de aquí — comenzó a hablar — ¿Cómo sería eso?
—Saldrías con chofer y guarura — le explicaba — pero eso será, cuando esté seguro de que no escaparás