Cap. 50 - Lunch

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WILLIAM:

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WILLIAM:

Los días pasan, casi diario viene Lauren a darme mis terapias, puedo alzar las piernas por mis propios medios.

Es un gran avance! — me dice emocionada

¿Falta mucho para que pueda caminar? Ha pasado un mes desde que me dispararon y solo puedo mover las piernas

Es un proceso largo, pero va muy bien, trate de moverse con la silla de ruedas para que vaya recuperando la fuerza — me aconseja

Las cosas en la empresa marchan bien, nadie se cuestiona mi ausencia, me urge estar bien para regresar como si nada hubiera pasado.

JASON! — grito

Señor — dice cuando entra a mi habitación

Inyéctame — le ordeno

Hace lo de siempre, me inyecta pero a veces la medicina no me hace nada.

Ponme más, esa porquería ya no me quita el dolor — me quejo

No puedo ponerle más, es muy fuerte — me mira

Qué mierda — pase una mano por mi cabello

Termina de inyectarme y hace el intento de salir de la habitación.

¿Todavía no llega mi esposa? — cuestione

Llegó hace un momento, está en la cocina — me informa

Llámala, dile que venga — digo molesto

Sale de la habitación y a los pocos minutos entra Aradia con muchas bolsas de compras

Hola, cariño — se acerca a mi

Buenas tardes ¿Cual es tu nombre? — digo de mala manera

¿Porque me hablas así? — se sienta a mi lado

Porque ya no te paras por aquí, está casa parece ser solo un hotel para ti, te importa una mierda que esté postrado en esta maldita cama — casi le grite

No es eso, perdóname — se acerca a mi

Entiendo, es mucho más importante la calle, que estar con un maldito paralítico — quito su mano de mi cara — lárgate

Layla me invito al club, es un lugar tan divertido que no pensé en otra cosa — tomo mi mano y la quite — después fuimos a comprar algunas cosas

Esas mierdas son más importantes que yo — me reí con ironía

—Claro que no — hizo puchero — ya no iré...

Puedes ir, pero no siempre! Yo necesito compañía, necesito que me ayudes con los asuntos de la empresa — tome su mano

Solo me emocione demasiado por estar entre todas esas señoras estiradas que solo hablan de fundaciones — se reía

Viviendo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora