Cap. 91 - Living

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ARADIA:

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ARADIA:

Fingí toda la fiesta, la gente que no conocía me felicitaba como si fuéramos grandes amigos o nos conociéramos de toda la vida.

Es hora de irnos — dijo Douglas

¿Donde iremos? — cuestioné

Se que estas preocupada por Will, después de todo es el papá de Alex, ya nos organizamos y contratamos un grupo de búsqueda — me informó

Gracias — lo abracé

Llevamos a Alex a la casa, la niñera se quedara con el, fuimos en el auto a Sussex. La mayoría de los conocidos de Will estaban aquí. Marc estaba visiblemente afectado, abrazaba a Layla para entre ambos darse consuelo.

Yo debía ser fuerte, preferiría pensar que esto solo es una manipulacion más.

Los días pasaban, no encontraban el cuerpo, no podía dormir, no podía hacerlo hasta encontrarlo.

—Han pasado ocho días, me voy a morir de la tristeza — Clemencia se veía muy mal

Ella y Layla platicaban, yo solo miraba a Alex dormido en su cuna, su cabello con pequeños rulos iguales a los que Will tenía, es tan inocente y ajeno a todo lo que pasa.

Todo esto es mi culpa — las interrumpi — ¿Como le dire a mi hijo que su papá decidió matarse?

Las lagrimas salian de mis ojos sin poder detenerlas.

No es tu culpa, nadie imaginó que iba a hacer algo asi — Sofía me abrazó

Me dijo que yo podía vivir sin el, pero que el no podria vivir sin mi — limpié mis lagrimas — ¿Como le diré que estaba equivocado? Siento un hueco en el pecho, no puedo respirar... no puedo!

Debes ser fuerte — las palabras de Sofía no me calmaban

Aradia! — escuche que Douglas entró agitado

¿Que pasa? — me levanté y fui a su lado

—Lo encontraron... — fue lo único que dijo

Llevame con él — Clemencia le exigió

Su cuerpo esta en muy mal estado, fueron ocho días en el mar... alguien debe identificarlo, la persona mas cercana eres tu — me miró— no hay mas familia

Yo soy su madre! — todos voltearon a ver a Clemencia

Yo te acompañare — la rodeé por los hombros

Asintió levemente

Alex seguia dormido cuando salimos, Sofía se quedaría con el, íbamos en una camioneta, nadie decía nada. Mis manos sudaban, las lágrimas se arremolinaban en mis ojos.

Viviendo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora