Cap. 20 - Añoro

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WILLIAM:

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WILLIAM:

No me gusta del todo, esto que estoy sintiendo por Aradia, al principio solo era esa necesidad de cumplir con los últimos deseos de mi padre o por venganza, por desquitarme de Amanda.

Pero no, esto va mas allá de lo que alguna vez senti por ella, va mas allá de lo que algun dia podre sentir con una persona, es como el puto aire que respiro.

Odio tener esta maldita dependencia por ella, los días pasan, he ido en pocas ocasiones a verla, solo me siento en una silla y la observo.

No la he tocado de nuevo, tenerla tan cerca me hace sentir extraño, es algo que jamás había sentido. Deseo volver a hacerla mía, solo mía, las veces que yo quiera, que me plazca, a mi antojo y voluntad.

Añoro recorrer su cuerpo y perderme dentro de ella, esa sensación, me frustra esta dependencia que estoy generando hacia ella.

Pero el molesto ruido de la puerta me saca de mis pensamientos, estoy mirando el jardín, está destruido desde ese dia que se fue.

Pase — digo de mala gana

Jefe — escucho a Trevor

No hablo, espero a que diga algo

Jason, llamó — empieza a hablar — casi ha terminado el trabajo que le encargó en Nueva York, pregunta si regresa o cuales son sus instrucciones

Lo pienso por un momento, no lo quiero cerca de Aradia, pero es un hombre útil, no puedo alejarlo mas, aunque quiera.

Dile a tu primo que vuelva, lo veo en la empresa para darle instrucciones — me giro para verlo — hoy salimos a Londres

Asiente y sale de mi estudio.

Poco después voy rumbo a la cocina a buscar a Clemencia

Donde esta Clemencia — casi grito

Esta con la señora — responde con miedo

Salgo de la cocina, camino hacia el sótano, hasta para mi es doloroso no tenerla conmigo, que no duerma a mi lado.

Entro al sótano, Clemencia está sentada en una silla, trata de darle de comer a Aradia por los barrotes de la jaula.

Si no quiere comer, déjala que se muera de hambre! — digo enojado

Will — me mira con desaprobación — no puedo dejarla morir de hambre

Si puedes, te lo ordeno! Dejala! Si se quiere morir, que así sea — salgo del sótano

Le pego a la pared con el puño, me desespera tanto la actitud de Aradia. Escucho los pasos de Clemencia detrás de mi, trato de contener las lágrimas de la rabia que siento en estos momentos acumularse en mis ojos.

Viviendo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora