[COMPLETADA]
El es un hombre solitario a causa de sus traumas y malos tratos, en busca de una mujer que esté a su lado, a pesar de los secretos.
Los viejos amores y las deudas serán clave en esta historia.
Siempre obtiene lo que quiere, o al menos...
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WILLIAM:
Tuve que apresurarme a salir de su habitación, muero por dormir con ella, por hacerla mía y aún más, luego de saber que es virgen.
Seré el primer y el último hombre de su vida.
Fui directo a mi habitación, me sentía un poco estresado, debo controlar mis impulsos.
Abrí la llave de la ducha en lo que me desvisto, espero que esto avance pronto, aunque aún tengo algo de desconfianza al respecto.
Entre a la ducha, mi miembro parece un tronco de solo pensar en Aradia, me duele, necesito liberarlo.
Comienzo a masturbarme, aprieto mi miembro para sentir más, me recargo en la baldosa del baño, el agua cae en mi cuerpo haciendo el inútil esfuerzo por relajarme.
Incremento los movimientos de mi mano, hasta que mi miembro se derrama sobre la pared del baño.
Termino de bañarme, envuelvo mi cadera con una toalla.
Veo que mi celular se enciende.
—¿Trevor, qué pasa? — cuestiono
—Estoy recogiendo las cosas de la señora, pero llegó una mujer, se llama Eloise — comienza a hablar — dice que es tía de la señora ¿Que le digo?
Mierda
—Dile que está de viaje, que tardará unos meses en volver — no se me ocurrió otra cosa
Colgué
Maldito Jason, me dijo que no tenía a nadie que la buscara y que con su tía no tenía contacto.
Voy al vestidor para ponerme un pantalon de pijama, me acuesto en la cama y la noche se me va como agua.
Veo como entran los primeros rayos de sol por la ventana, después de todo es muy tranquilo vivir aquí.
Me alisto para ir al gimnasio de la casa, de alguna manera debo controlarme.
Estoy haciendo ejercicio no se cuanto tiempo, hasta que veo a Clemencia entrar al gimnasio.
—Aradia ya se despertó — me indica
—Enseguida voy — limpio el sudor de mi frente con la toalla
Voy por las llaves de la habitación de Aradia, traigo la toalla en el cuello y me dirijo a abrir.
—Buenos días — entro a la habitación
Me mira de arriba a abajo y se aclara la garganta.
—Buenos días — noto los nervios en su voz
—¿Cómo dormiste? — sigo limpiando el sudor con la toalla
