Capítulo 28

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7 AÑOS DESPUÉS

Me levanté como cada mañana de mi vida, con tristeza en mi corazón. Hice mi aseo personal y cambié mi atuendo por uno sofisticado pues era día de oficina o como yo le llamaba día de cárcel.

Después de desayunar sin dirigir miradas con mi padre me dispuse a salir cuanto su voz me detuvo.

–Tenemos visitas hoy –dijo en tono bajo, con miedo–

–No me importa quién sea –respondí en tono molesto–

Seguí caminando con las llaves de mi Ferrari en mi mano derecha y mi maletín en la izquierda.

–Es Lisa...

Detuve mi caminar, mi corazón se aceleró y mi mente empezó a dibujarla en mi mente. Su sonrisa sería, sus ojos cafés bajo los aviadores negros y sus trajes a medida aparecieron en mi mente como un rompecabezas logrando hacerme sonreír.

–Vendrá en cualquier momento.

–Me quedaré.

22 minutos exactos y sonó el timbre de la puerta principal, estaba sentada en las escaleras con el traje abierto. Mi nerviosismo era tanto que las llaves de mi auto sonaban entre mis finos dedos.

–Manoban que gusto volver a verte –era mi padre–

–Señor Park, lo mismo digo –era su voz, no había cambiado–

–Buenos días –ese era una voz desconocida e infantil–

Me acerqué lentamente para poder escuchar la conversación, quería saber sobre la vida que llevaba Lisa junto a mi mejor amiga. No la culpo por haberme traicionado, la culpo por no haberme contado lo que sucedía en su interior.

Elimine esos recuerdos y me enfoque en la pequeña conversación entre Lisa y mi padre.

–Le presento a mi hijo Leandro –esa era Lisa– saluda hijo.

–Buenos días señor Park –la voz infantil parecía muy feliz–

–Que muchacho tan educado –mi padre parecía feliz– tu esposa y tú han hecho un trabajo espectacular.

–Mi madre está en el cielo al igual que mi hermano Luca –respondió la voz infantil–

¿Jennie falleció? Mi corazón se detuvo por un momento. A pesar de su traición de amar y tener un hijo con la mujer que amaba yo la quería por sobre todas las cosas, era como una hermana para mí y enterarme de que había muerto era un baldazo de agua helada sobre mí.

–Lo siento, no lo sabía –respondió mi padre apenado–

Mis lágrimas empezaron a bajar, mi espalda recta estaba contra el frío cemento de la pared blanca. No quería aceptarlo.

–Descuide, ella siempre vivirá en nuestros corazones –Lisa parecía triste– Fue una madre y esposa excelente.

–Mamá siempre la lleva con nosotros, la tiene en su corazón –el pequeño hablaba con entusiasmo–

–Leo ¿por qué no sales a explorar el lugar? Tengo que hablar con el señor Park sobre negocios.

–Sí mamá.

Escuché como el pequeño salía al patio delantero, mis lágrimas cesaron pero mi corazón aún dolía.

–Lisa, verás, te llame por una sola razón –mi padre empezó a explicar con nerviosismo– ¿Te acuerdas de mi hija Rosé?

¿Mi padre contactó a Lisa por mí?

–¡Claro! Jennie y ella eran amigas, gracias a Roseanne pude conocer el amor –respondió con felicidad–

Guardaespaldas Manoban | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora