Guardaespaldas Manoban | Chaelisa

Capítulo 38

LISA POV:

Después de pasar toda una tarde con Luca y escuchar su historia no quería esperar más, esa familia no merecía seguir criando a mi hijo. Llegamos a la conclusión de llevarnos a mi hijo con nosotros de una manera pacífica.

Me levanté de la cama y estiré mis músculos tensionados por el estrés del viaje, sentí unas manos dándome masajes tan placenteros que solté un suspiro de alivio. Estaba en un buen lugar con la persona correcta.

–¿Lista para recuperar a mi sobrino?

–Solo espero que no intenten retenerlo –dije con molestia–

–Si toda la historia es cierta, te lo dan en bandeja de oro.

Asentí para luego meterme bajo la ducha, necesitaba relajar mi mente y cuerpo. Tenía miedo de que lo retuvieran y él quisiera quedarse con ellos por miedo, no aguantaría perderlo de nuevo.

–¡Llegó BamBam!

Escuché como charlaban y la puerta cerrarse, cerré la llave y salí envuelta en una toalla. Tenía mi outfit listo encima de la cama, lo analicé una vez más y cambié la falda tubo por unos pantalones un poco menos formal.

–Ya estoy lista, ¿nos vamos?

Jisoo se despidió y salimos de la casa, nos tomaría una hora de camino hacía la casa las afueras de la ciudad. Respiré hondo para calmar mis nervios pero necesitaba hablar con el padre de mi hijo.

–¿Cómo haremos si Luca viene con nosotros? –solté sin mirarlo–

Silencio. Él no respondía y eso solo me inquietaba más.

–Yo tengo a Leo y a Rosé en casa –seguía sin mirarlo– tú tienes a tu novia...

Sentí su respiración contraerse por un momento y mis nervios aumentaron.

–Yo soy capaz de dejarla para vivir con mi hijo, ¿tú eres capaz de dejar a Rosé?

*

Llegamos al lugar, esta vez la puerta estaba abierta y ya se veía personas en su interior. Nos quedamos en la entrada con desconfianza, luego de unos minutos Luca apareció con tristeza en su rostro.

–¿Qué pasó? –pregunte acariciando su rostro–

–Quiero irme con ustedes pero los señores no me dejarán hasta que tengan su retribución.

Lo abracé con fuerza, sus brazos se posaron sobre mis hombros y prometí llevarlo para darle la vida feliz que se merecía. Si él era feliz, yo también lo sería.

–BamBam quédate con Luca, necesito hablar con ellos en privado.

Al entrar a la casa me sorprendí, su interior se veía como una casa de clase media. La fachada parecía de una clase baja pero su interior desmintió todo. Mi enojo aumentó al saber que Luca pasó penurias innecesarias.

–¿Puedo saber qué hace usted en mi propiedad?

Esa voz sonaba tan distante y vacía que ya sabía porque mi hijo quería irse. Aquel hombre de piel clara y ojos fríos era un militar de la armada coreana.

–Vengo a llevarme a mi hijo.

–Ya era hora de que ese bastardo se vaya de mi casa –respondió con una sonrisa burlona– pero antes deberá pagarme toda mi inversión en ese niño.

Me reí de una manera tan amarga, tenía ganas de darle un puñetazo y gritarle sus verdades. Pero me comporte a la medida de la situación.

–No pienso darle nada, Luca solo tiene dos cambios de ropa, un par de zapatos viejos, educación mediocre dictada por usted que no tiene ninguna calificación y su comida eran sobras de su familia. Así que no merece ni un centavo.

–Vivió en esta casa y merezco ser remunerado por ese bastardo, era la vergüenza de mi familia.

–Entonces, ¿Por qué lo adoptó? –mi voz sonó furiosa–

–Necesitaba que alguien reciclara por mí y ese bastardo era mi solución –dijo indiferente– Ahora págueme por hacer su trabajo, yo crié a ese niño.

–Espere mi denuncia. Buenos días.

Salí de la casa ignorando los insultos de aquel hombre, BamBam y Luca ya estaban en el auto esperándome lo cual agradecí, no quería que escuchará la discusión.

–Bueno Joe ahora nos iremos a Seúl, ¿conoces ese lugar?

Luca negó con vergüenza, me llenaba de ternura verlo así.

–Son 3 horas de viaje, tal vez quieras dormir un poco. –habló su padre con una sonrisa–