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Taeyeon jamás había sentido un peso como ese. Cuando decidió irse de su casa y estudiar en el extranjero comenzó a vivir su vida desde cero. Se pudo convertir en la persona que siempre quiso ser, se permitió soñar y alcanzar esos sueños. Voló tan alto como pudo y no se dio el tiempo de mirar hacia abajo. No se dio el tiempo de recordar a las personas que estaban ahí desde un comienzo. Estaba tan ocupada viviendo su vida que dejó en la oscuridad su pasado, sin darse cuenta de que esas personas también eran parte de su vida.

Quizá ahora se encontraba pagando las consecuencias de todo eso. Nunca fue la mejor de las hijas, siempre le guardó rencor a su madre por no darles un padre, tarde comprendió que ella no tenía la culpa de eso, y que además, probablemente ella lo sufría el doble. El rencor luego continuó cuando su madre se fue, su enojo al darse cuenta de todos los años que su mamá sufrió su enfermedad en silencio. Jamás iba a olvidar el día en que recibió aquella llamada telefónica donde su abuela le comunicaba que su madre estaba muriendo. Cuando llegó de vuelta al país ya era demasiado tarde.

Volvió para enterrar a su madre, y así mismo decidió enterrar su pasado. Apenas conversó con su hermana, apenas la abrazó y casi no hizo contacto visual con ella. Cuando terminó el funeral tomó el primer vuelo de vuelta a Estados Unidos donde su vida la estaba esperando.

Así fue como por años intentó superar la muerte de su madre, imaginando que su hermana estaba bien. Que seguía siendo esa niña adorable y juguetona con la que tocaba piano de vez en cuando, la que insistía cada noche en dormir a su lado porque tenía frío y que soñaba en convertirse en pianista así como su mamá. Pero esa niña también se había enterrado ese día, Taeyeon jamás pensó que cuando volviera a ver a su hermana, Minjeong sería una persona completamente diferente. Que tonta había sido al pensar que todo seguiría igual esos años.

Un día recibió una llamada. Su abuela estaba muerta.

Tiffany le dijo que podrían volver a Corea, que se dé el tiempo de estar con su hermana y ayudarla. Ese mismo día le ofrecieron el contrato con una productora que llevaba esperando por tantos años. No viajó a Corea, firmó el contrato y su carrera como productora aumentó en éxito, convirtiéndose en todo lo que siempre quiso ser.

Se conformó con una llamada telefónica y le explicó a su hermana que se haría cargo de ella económicamente. Minjeong sonaba triste, pero Taeyeon pensó que era lo normal por la muerte de la abuela. Taeyeon nunca iba a comprender por qué había dejado a su hermana de lado, ocultando esa parte de su historia de todos a los que conocía.

Se había comportado tan mal. Incluso cuando Minjeong tuvo su primer problema. Se había involucrado en un accidente bajo los efectos del alcohol. Ya llevaba un tiempo sin saber de su hermana, pensó que era simplemente un acto de rebeldía por su condición de adolescente. Llegó a un acuerdo económico con las partes y su abogado logró que fuera a detención por un periodo. En su cabeza estaba bien, que Minjeong de esa forma aprendiera que no tenía que cometer ese tipo de errores.

Realmente pensó que estaba todo bajo control, jamás imaginó por todo lo que estaba pasando su hermana menor. No tenía tiempo de hacerlo, su vida era demasiado buena como para hacerlo.

Un día recibió una oferta para trabajar en Corea, el mercado de la música coreana comenzaba a ser cada vez más popular y tanto ella como su novia pensaron que era una buena idea para acercarse nuevamente a sus raíces.

Tontamente pensó que la forma de hacerlo era yendo a restaurantes coreanos y viviendo el día a día como lo había hecho antes de irse. Había sido tan egoísta, tan tonta por no haber ido a ver a su hermana. Teniéndola oculta como un secreto sucio, cuando jamás había sido eso. Minjeong nunca había sido una mala persona, la verdadera antagonista de la historia siempre había sido ella. Preocupada de surgir sin pensar en todas las consecuencias.

Mailbox. (WINRINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora