La primera última carta de Jimin

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Le costaba mover los brazos, era como si hubieran estado bajo hielo por un largo tiempo. Le dolía cada centímetro de su cuerpo y lo que cualquiera podía considerar como algo básico significaban un gran esfuerzo para ella. Su cuerpo estaba todavía en modo supervivencia y se movía lentamente, como si fuera un perezoso. Le habían acomodado la cama y la luz era baja para no afectar su vista, pero le permitía leer o al menos intentarlo.

Su cabeza parecía no colaborar y las palabras se interrumpían en su cabeza. Le habían dicho que se lo tome con calma, que no se obligue a nada porque tenía tiempo de sobra para hacerlo, era gracioso porque ella sentía que lo que menos le sobraba era el tiempo. La hoja de papel temblaba en sus manos, no tenía fuerza ni para sostener aquella hoja con sus dos manos. Estaba tan cansada.

Suspiró con fuerza y entrecerró los ojos para volver a concentrarse, era momento de leer esa carta.

20 de Marzo de 2029.

Es el último día de invierno. El día está soleado, pero corre un viento frío. Hanni ya tiene cuatro años y le gusta dibujar, sobre todo dibujar dinosaurios. El sueño de Hanni es conocer a los dinosaurios, no estoy preparada para decirle que están extintos así que le prometí que cuando sea más grande la llevaré a ver dinosaurios, no sé si está bien prometerle cosas que no van a pasar, pero lo hice, quizá tú hubieras sabido qué decirle.

También me preguntó cuándo ibas a despertar, le dije que estabas muy cansada y que pronto ibas a estar de vuelta, creo que cometí un error al decirle que cuando te levantes iríamos las tres a ver los dinosaurios. Sé que eso nunca va a pasar y espero que solo sea porque los dinosaurios ya están extintos.

Te extraño tanto que no hay suficientes hojas para llenarlas del dolor que significa no poder tenerte conmigo. Te extraño tanto que cada día despierto en agonía. Me dijeron que tenía que dejar de ir al hospital, que sería lo mejor para mí porque no podía pasar todos los días esperándote. No sé si esté bien, quizá soy la peor madre del mundo, pero desde que dejé de ir al hospital no he encontrado motivación para salir de la cama. Giselle me recomendó ir a terapia y ahora voy a contarle todas mis tristezas a un hombre que apenas me conoce.

Te vengo a ver los martes, y aquí, a tu lado, he decidido escribir mi primera carta. Espero que la primera de pocas, para que así cuando vuelvas no tengas que ponerte al día con tanto. De todas formas intentaré seguir adelante y ser fuerte, haré que nuestra hija sea un orgullo para ti. Haré que cuando vuelvas veas en ella el reflejo de ti y sonrías como tantas veces. Extraño tanto tu sonrisa. También haré de mí una persona buena, trabajaré duro y te esperaré lo que sea necesario. Esperaré hasta poder leer una carta tuya, hasta que las palabras escritas sean reemplazadas por tus dulces palabras. Extraño tanto el sonido de tu voz.

Tu cuerpo se ve tan pequeño, te ves tan frágil y me recuerda a los malos momentos que vivimos en el pasado. Recuerdo cuando Tiffany me dijo que nos veíamos bien juntas, que tú eras una persona frágil y estaba agradecida de que tuviera a alguien fuerte como yo para protegerte y acompañarte. Taeyeon también me lo dijo. Cree que si no hubiéramos estado juntas antes, no hubieras sido capaz de superar todo lo del juicio.

¿Te cuento algo? Yo creo que la fuerte siempre has sido tú. Siempre he seguido adelante gracias a ti, has sido mi roca cuando necesitaba en qué apoyarme, me has motivado cuando nada tenía sentido y ahora no te tengo. Me siento frágil, me siento ahogada y en momentos me pregunto qué pasaría si simplemente dejo de respirar. Pero no puedo, porque incluso aunque no te tenga aquí, tengo la idea de ti en mi cabeza y a ese pequeño fruto de nuestro amor que me recuerda que en realidad no te has ido a ningún lado. Te obligo a quedarte conmigo, es lo único que te pido. Me da igual cuanto tiempo te tome, simplemente vuelve y yo te recibiré.

Te amo Kim Minjeong.

Te amo, seré siempre tuya.

pd: Estaré esperando tu respuesta. Prometimos que no dejaríamos de hacerlo.

Las lágrimas comenzaban a nublar su vista, no tenía fuerzas para llevar su mano a su rostro y limpiar las lágrimas. Un pañuelo comenzó a hacer el trabajo y por fin levantó la vista. —No digas nada, toma tu tiempo. —Asintió, sentía angustia por las palabras que acababa de leer. Algo le habían explicado, pero no lograba retener la información.

Tuvo la suficiente fuerza para ladear la cabeza y ver la acumulación de cartas. Una sobre otra sobrepasando el nivel de la caja que las guardaba. Eran muchas, no podía contarlas ¿Cuánto tiempo había pasado dormida? 

Mailbox. (WINRINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora