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Jimin sentía que cada parte de su cuerpo temblaba. Era como si la hubieran tirado a un río congelado y luego la hubieran dejado en la intemperie desnuda. Sus dientes chocaban haciendo un ruido que la perturbaba y era lo único que podía escuchar. —Señorita, la tenemos que revisar. —Un hombre, que después supo que era un enfermero, se sentó al lado de ella. Jimin logró mover su cabeza para mirarlo.

—Estoy bien. —Respondió, aún con sus dientes apretados logró formar una sonrisa. —Estoy bien. —Repitió, asintiendo para así convencer al enfermero. Él sabía que ella estaba en shock, entendía que por el momento nada le dolía y aunque estuviera cubierta de sangre ella seguía insistiendo en que todo estaba bien.

—Me voy a quedar aquí en caso de que necesite algo. —Jimin vio cómo el joven enfermero se cambiaba al asiento frente a ella.

Giselle fue la primera en llegar. Era como un ciervo perdido en medio del bosque, miraba a todos lados con pavor y cuando finalmente encontró a su mejor amiga, corrió a sus brazos. —Dios mío, Jimin. Pensé que te había perdido.—Sollozó, Jimin se quedó completamente tiesa. Giselle estaba agachada frente a ella, puso sus manos sobre el regazo de su amiga y recién en ese momento se dio cuenta de que la menor llevaba unos pantalones deportivos color gris y una camiseta, sus zapatillas estaban cambiadas y toda su ropa estaba llena de sangre, sus manos tenían sangre y su rostro también.

—¿De quién es la sangre? —Su amiga dejó de temblar. El enfermero se inclinó hacia adelante, estaba atento por si la mujer pudiera necesitar su asistencia. —Jimin ¿De quién es la sangre? —Y entonces una lágrima solitaria cayó por el hermoso rostro de su amiga y se perdió entre la sangre.

—Minjeong.

Giselle dio vuelta su cabeza para ver al enfermero quien de inmediato hizo contacto visual con ella. —Está viva. —A la psicóloga se le devolvió el alma al cuerpo. Por un momento, por un pequeño momento pensó que Minjeong ya no se encontraba entre ellas. —Pero está muy grave. —Giselle asintió, supuso que aquello tenía que ser. La sangre que su amiga tenía era mucha.

La siguiente en llegar fue Somi. Giselle había tenido un momento para llamarla. "Te va a sorprender verla, pero no digas nada, está en shock" le había advertido, pero ni eso la preparó para la escena con la que se encontró.

Giselle soltó a su mejor amiga por un momento y caminó hasta la abogada, la tomó del brazo y la alejó un momento. —¿Qué diablos pasó? —Somi intentó preguntar lo más bajo posible, no quería ser imprudente.

—No estoy segura. Un paramédico me llamó desde la ambulancia, Jimin está en shock y no puede decir nada con exactitud. —A Giselle se le tropezaban las palabras y Somi comenzó a acariciar su espalda con cuidado para relajarla. —Creo que alguien entró a la casa y las atacó.

—¿Pero quién? —Giselle negó, no tenía idea. —Minjeong está en estado crítico. —A Somi se le llenaron los ojos de lágrimas, no lo podía creer.

—¿Dónde está Hanni?

—Dios. —Giselle de inmediato recordó que no había preguntado y se dio la vuelta para correr a preguntarle a Jimin, Somi la atrapó, si algo le había pasado a la pequeña no quería tener que presenciar esa pregunta. —¿Hablaste con Taeyeon? —Giselle negó con la cabeza y Somi se dio cuenta de inmediato que ella era la única cuerda en ese momento. —Haré todas las llamadas, me voy a contactar con la policía para saber qué pasó ¿Puedes averiguar quién es el médico a cargo de Minjeong? Necesitamos saber qué tan crítico es su estado. —Somi todavía no terminaba de hablar cuando Giselle pegó sus labios contra los de ella. A la abogada le tomó por sorpresa. Pasó toda su vida enamorada de ella y jamás pensó que algún día sería besada por ella. Somi parecía tan confundida y Giselle sintió sus mejillas completamente rojas.

Mailbox. (WINRINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora