CAPÍTULO 22

6.5K 313 53
                                    

EL CAPRICHO DE LA DISCORDIA

Masón Greco

Los planos de la propiedad en España, están terminando con la poca paciencia que tengo, reformarla, me está llevando mucho más tiempo de lo que pensé, pero esos cambios son de suma importancia, el armamento que fue trasportado de Rusia, es de un calibre mucho más pesado y dañino, muy pocas veces almaceno bastantes armas en una sola propiedad, pero es la más grande y segura, por lo que el búnker que está en construcción, sería el lugar perfecto para contener todas estas peligrosidades, en algún momento será necesario usarlas, pero por ahora, las quiero lejos de cada persona que pudiese intentar robarlas.

Horas de estar encerrado en el despacho de casa, y los temas sobre la toma del poder que los demás clanes quieren intentar, está causando una jaqueca, soy consciente de que mi vida está en peligro, y que cada puto mafioso de mierda quiere acabar con mi vida, pero estoy harto de que me repitan lo que ya sé, Damián, no deja de recordarme que es lo que haremos y como lo haremos, aprecio su empeño, pero lo que ahorita necesito es a su hermana, no estar hablando con él.

— Podrías dejarme solo — demando, acallando lo que decía.

— Estamos en un tema importante, Masón — ruedo los ojos, es un chingaquedito cuando quiere.

— Pero no estoy de humor para más charlas anti vida — creo que no le hizo gracia, pero es la verdad.

— Deberías tomarte esto más enserio, si te llega a pasar algo, dime, ¿Qué haremos todos nosotros? — me coloco recto.

— Tomarán venganza — niega.

— Cuando tú desaparezcas de esta tierra, nos harán lo mismo, sin ti, no tenemos poder, eso es lo que debes entender — y lo sé, pero ese es el problema, que, si no estoy, se los van a joder, y saber eso, me pone de más mal humor.

— ¿Crees que no soy consciente de eso?, lo sé, Damián, y ahora no solo me preocupas tú, las prioridades ya cambiaron, así que, lárgate y déjame pensar tranquilo, que también debo saber como acabar con Dalton — se recuesta en la silla — ¡te dije que te largaras! — espeto molesto, pero me ignora.

— ¿Qué mierda te pasa a ti? — sabe qué me pasa, pero hará que lo diga, como siempre.

— Nada, todo esto me tiene estresado — niega.

— Hay algo más, sabes que te conozco, así que no me levantaré de aquí, hasta que me digas — ojalá nunca lo hubiera conocido.

— Solo es cansancio — niega.

— Vamos, dime, dime cuáles prioridades cambiaron para ti — aquí viene su táctica.

— Que ahora solo me importo yo, los demás me valen una mierda — se coloca más cómodo en la silla.

— Eso ni tú te la crees, ¿hablarás? — estoy harto de sus juegos, sus ojos malignos, me observan con determinación.

— ¡Es tu hermana! — espeto rendido — ¿eso querías escuchar? — sonríe divertido, paso una mano sobre mi nuca, esto no es una puta broma.

— ¿Dónde dejaste a mi amigo? — suelta una carcajada.

— Déjate de estupideces, Damián, no estoy de humor para esta charla — no estoy listo para hablar de lo que sea que pase con ella.

— Oh, no, claro que hablaremos, es mi hermana, este tema es importante — porque mierda me metía en estas cosas.

— ¿Qué quieres?, estoy cansado para esto, lo digo de verdad — niega, colocándose más cómodo de lo que ya estaba el imbécil.

ᴛᴏᴅᴀ ᴍÍᴀ ʏ ᴛᴏᴅᴏ ᴛᴜʏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora