CAPÍTULO 31

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EL PLACER DE CUMPLIR SU CAPRICHO

Indra Dorenty

El fuerte viento del trayecto avasalla mi rostro, dejándome sentir la libertad y frustración, salí de ese lugar sin nada, no sirvió de nada haber planeado ese falso secuestro y hacerles creer que me tenían, no permití que me dieran una paliza que me costó un dolor infinito como para haber salido sin la razón por la que entre.

Claro que, si no lo tendría a él, le dejaría un recordatorio de con quien se metió y de quien debe huir, y por su bien espero que no huya, ya que no descansaré hasta tenerlo de vuelta frente a mí demostrándole por qué siempre seré mejor que él y cualquier puto hombre que desee joderme.

Mi vista detalla al hombre que está a mi derecha, el cual maneja diestramente con una alta velocidad hacia el sitio donde nos espera el jet, no dice nada, solo aferra sus manos al volante, puedo palpar su molestia, la cual compartimos, los lacayos de mierda nos abandonaron y nadie siguió nuestras órdenes, todo se fue al carajo dejándonos en una situación poco favorable, por suerte salimos, pero ese error casi nos cuesta la vida, bien dicen que si quieres que algo salga bien es mejor hacerlo tú mismo.

— Es la primera y última vez que te salvamos — hablo observando el reflejo de Harry por el retrovisor — se supone que están entrenados para este tipo de cosas.

— Entendido, Reina Negra — su voz hace saber la debilidad y dolor que lo contraen.

— Solo fui amable, ya que eres uno de los más leales a nosotros — sus ojos se topan con los míos — puede haberte dejado y no lo hice, así que tu lealtad total es el costo de tu vida.

La mano de Masón se aferra a mi muslo intentando relajarme, pero no me interesa, no sé en qué momento me volví la más decidida a que el plan terminara tal cual se planeó, respiro profundo dando un último vistazo al ambiente oscuro que abrazaba a Santorini.

El auto se detiene frente al paraje que acompañaba al jet, todos bajamos de inmediato del vehículo encaminándonos a subir, algunos miembros de la Vera que aún se mostraban leales nos rodean abriéndonos camino hacia la puerta del jet, colocan a Harry en uno de los asientos y acomodan una justa cantidad de armas, todo nuestro equipaje se quedó en el sitio donde rescindíamos, por lo que no tenemos nada para mejorar nuestros aspectos.

— ¡Encuentren a los hijos de perra! — demanda furioso el BosVer — ¡los quiero muertos! — el piloto del jet toma su posición.

— Debemos irnos Masón — le susurro solo para nosotros y este asiente dejando unas últimas órdenes y presiona el botón que ancla la puerta con seguro.

El jet comienza a ascender hacia nuestro destino, en él solo nos encontrábamos los tres que sobrevivimos y el que lo conducía, esta vez nadie nos acompañó, Masón no quería correr el riesgo de que otros miembros nos traicionaran.

Doy un vistazo a Harry que se encuentra moribundo junto a la ventana, solo espero resista hasta llegar a Londres para que lo puedan atender, avanzo hacia la habitación trasera a la que solo tenemos acceso el BosVer y yo.

Su deliciosa espalda me recibe al entrar, estaba desnudo dejando a la vista algunos raspones que la explosión debió generarle, me dedico unos segundos para apreciarlo, la entre pierna me manda señales de que necesita sentirlo y lamo mis labios saboreándome la piel que pica por besar todo de él.

— Puedes tocar, nadie te lo impide, preciosa — se gira regalándome otra perfecta vista, avanza coqueto hacia mí con esa mirada lujuriosa.

— Me lo impide el hecho de no saber si tocarte esa rica espalda — acorta más la distancia — o tocar lo que tanto me gusta chupar — mi mano aprieta el abundante miembro erecto, el cual me pone a fantasear.

ᴛᴏᴅᴀ ᴍÍᴀ ʏ ᴛᴏᴅᴏ ᴛᴜʏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora