CERO SENTIMIENTOS
Indra Dorenty
La mañana se asomó por el gran ventanal de cristal que tiene mi dormitorio, la luz del día iluminaba mi habitación dejando ver ese blanco con más facilidad, me estiro un poco, ya que ayer quede rendida, frustrada, pero rendida. Muevo mi mano buscando al hombre que yacía a mi lado, seguía dormido, Leo aún no despertaba, mi vista viaja al reloj de mesa que marcaba las 6:00 am, es demasiado temprano como para irme hacia el despacho.
Me incorporo caminando hacia el armario, tomo asiento frente a mi espejo y comienzo a hacer unas ondas en mi cabello, el arreglarme puede ayudar a despejar mi mente sobre toda la mierda que está sucediendo. Maquillo mi rostro como de costumbre y repaso mi aspecto por tercera vez, es difícil dejar de observar la belleza que emano.
Me coloco un vestido negro ajustado a mi figura el cual porta un escote V en la parte delantera, la altura de este me llegaba un poco más arriba de las rodillas, opto por mis tacones favoritos y agrego unos sutiles accesorios. Abandono mi armario avanzado hacia la cama en la que aún se encontraba Leo.
— Buenos días, cariño — le dejo un casto beso en sus labios, y abre un poco los ojos, observándome — Buenos días, cariño — vuelvo a besar sus labios.
— Buenos días, linda, ¿Qué hora es? — se incorpora recargándose en la cabecera de la cama.
— Son las 7:00 de la mañana — me toma de la mano detallando mi aspecto.
— ¿Y por qué tan arreglada?, aún falta para que entres, ven, volvamos a dormir — me jala hacia él.
— No puedo, quede de verme con Rebecca, necesita que hablemos de algo — se molesta.
— Puedes verla otro día, o que te cuente por llamada, yo acabo de llegar y quiero a mi novia conmigo — comienza a dejar un sendero de besos por mi cuello.
— Y a mí me encantaría, pero no puedo, cariño — se separa tomando un mechón de mi cabello y lo enrosca en sus dedos.
— ¿Ni 20 minutos? — musita coqueto, pero no me despierta unas ganas de quedarme a su lado.
— Ni 20 minutos, en la noche te lo compenso, ahora debo irme — le doy un pequeño beso en la boca colocándome de pie apresurado.
— Está bien, suerte linda, te amo — me avienta un beso y se vuelve a acostar.
Salgo de la habitación, ya estaba lista para irme, pero mi vista se ilumina al observar a la persona encargada de mimar mi ego, a la persona que ilumina mis días, que los entorna felices cuando están tristes, que me ama con locura y que no deja de recordármelo con pequeños pero gratificantes detalles.
— Buenos días, mi niña — corro hacia ella y la abrazo, la extrañaba.
— Buenos días, Nanis, bella — dejo un vago beso en su mejilla — divina — dejo otro beso — preciosa — le doy otro más — hermosa — y esto la hace reír.
— Veo que alguien me extraño — me separó de ella.
— Por supuesto que te extrañe, Nanis — sonríe.
— Y yo a ti, mi niña, ¿quieres que te haga el desayuno? — se dirige hacia la cocina.
— No, iré a desayunar a él pent-house de Rebe, pero dime como te fue — tomo asiento en la barra.
— Muy bien mi niña, extrañaba mi hogar, mis raíces, ojalá un día viajes conmigo — dice contenta.
— Claro que haremos ese viaje, solo déjame, me organizo y vamos, tengo muchas ganas de que me muestres tu hogar — sonrío al detallarla, es una mujer digna de admirar.

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ᴛᴏᴅᴀ ᴍÍᴀ ʏ ᴛᴏᴅᴏ ᴛᴜʏᴏ
De TodoIndra Dorenty es una abogada penalista, que gracias a un caso su vida tendrá un cambio, pero no uno desconocido para ella, si no que ese cambio la llevará a viejos tiempos. Su jefe, que al parecer es un Mafioso, será la razón por la que ella deba ca...