CAPÍTULO 25

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LA VILLANA DEL CUENTO

Indra Dorenty

Me apresuro hacia la recepción del hospital, ya me encontraba más tranquila, pero eso no evita que mi furia hacia aquellos no crezca, Masón sigue a mi lado, la recepcionista repara mi estado, estoy consciente de que no luzco lo mejor posible, pero eso es lo que menos me interesa.

— Necesito información sobre Celeste Orozco — el simple hecho de pronunciar su nombre, me causa un ardor en el pecho, su ausencia me empieza a pesar en estos momentos.

— ¿Es algún familiar? — me pregunta dudosa, volviendo a reparar mi estado.

— Sí, es mi madre — la recepcionista asiente y teclea algo en la computadora, agradezco que no me la ponga difícil, no habría reaccionado de buena manera hacia ella.

— En estos momentos está en cirugía, no hay actualizaciones de su estado, le recomendaría esperar, hasta que un doctor acuda a informarla — me dice de manera serena y tierna.

— Gracias — es lo único que pude decir, en estos momentos ya no soy capaz de distinguir como me siento.

Ya sufrí el impacto del golpe, el dolor de la herida, el susto de perderla, la preocupación de no saber nada, y para ser honesta, las emociones se me agotan, intento tomar las palabras que dijo Masón, no derramaré una lágrima más, ella está viva, mientras no sea lo contrario, solo me queda esperar por su bienestar, para después hacer lo que realmente necesito, y es hacer pagar a aquellos que la hirieron y me hirieron.

— ¿Cómo te sientes? — Masón me pregunta, preocupado, posa sus manos en mis hombros, logrando que mi mirada recaiga en la suya.

— Estoy bien, solo debemos esperar — acaricia mi mejilla, su cálido toque, apaciguó algo que no sabía que tenía que tranquilizar.

— Esperaremos lo que sea necesario — me atrae a su duro pecho, abrazándome de una manera distinta, sin lujuria o perversión, si no, reconfortante y suave.

— ¿Cómo está ella? — la ronca voz alterada de mi hermano, me hace separarme de Masón, para ubicar su presencia.

— Aún no se sabe, pero estará bien... — no deja que termine, se lanza a mis brazos, ambos necesitábamos el calor y cariño de hermanos.

— Ella lo estará, tesoro — pasa su mano por mi melena, mermando el dolor.

— Lo estará, no podemos dejarla sola, no otra vez — le digo, mientras me separo de él, sus ojos brillan de una manera inquietante.

— No volverá a estar sola — deja un casto beso en mi frente.

— Ven aquí, Beba — Rebecca abre los brazos para mí, y correspondo a su abrazo, ella, al igual que los demás, saben lo mucho que Nanis significa para mí, y ni hablar de que Rebe, le tiene cierto aprecio.

— ¿Qué haremos ahora? — Damián, suelta la pregunta de manera brusca.

— Debemos localizarlos, no deben de estar muy lejos — mi respuesta salió sin antes pensarla — necesito que los miembros de la Vera se pongan en marcha — mi vista recae en Masón, él es quien da las órdenes.

— No necesitas mi autorización, ellos te obedecerán — contesta de forma segura.

— Pásame tu celular — estiro mi mano, para que Masón me lo dé, saca del bolsillo el aparato, y me lo entrega, busco el número de Harry, presiono la pantalla, marcando.

— BosVer — contesta desde la otra línea.

— Soy Indra — carraspea nervioso.

— Dígame, Srta., ¿le paso algo al BosVer? — su tono se tornó preocupado.

ᴛᴏᴅᴀ ᴍÍᴀ ʏ ᴛᴏᴅᴏ ᴛᴜʏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora