ᴛᴏᴅᴀ ᴍÍᴀ ʏ ᴛᴏᴅᴏ ᴛᴜʏᴏ

CAPÍTULO 30

¿PLAN PERFECTO O IMPERFECTO?

Masón Greco

Uno, dos, tres disparos acaban con la vida de otro miembro inepto, las horas sin su presencia me atormentan, no logro localizarla y que todo me dé vueltas me hace frustrarme conmigo mismo, yo sabía que esta mierda podría llegar a suceder, es el segundo día sin sentirla contra mí, sin despertar a su lado, y que sus estúpidas palabras me hagan extrañarla me hace odiarme por dejar que esto pasara.

— Deshazte del cuerpo — le ordenó a Harry — ¡al próximo que no obtenga la información que necesito terminará como él! — espeto molesto, no me interesa matar a diestra y siniestra por encontrarla.

Abandono la propiedad, el estar dentro me recuerda a esa maldita egocéntrica de mierda, me transporta a las últimas horas que la tenía entre mis brazos, y me enferma el hecho de imaginarla entre los brazos de otro. No soy tan estúpido para no deducir que esto es obra de Dalton, todo tiene que ver con él y su puta obsesión con querer todo lo que me pertenece.

La cabeza me duele y no me gusta sentirme como me siento, no me gusta sentir la debilidad que la idiota de Indra causo en mí, mi cuerpo entero está acostumbrado a su caliente cercanía, y no descasaré hasta tenerla junto a mí, hasta que vuelva al lugar que pertenece.

Vuelvo a revisar las cámaras de cada avenida que nos rodea, no hay rastro de su desaparición, no reconocía el poder que ella tiene sobre mí, ¡pero joder!, no tengo límites cuando se trata de ella, no me tiento el corazón para matar a quien se oponga a mi investigación, no me interesa si no estaban presentes en el momento, justo ahora todos me dan igual, la única vida que me interesa salvar es la de Mi Preciosa, los demás pueden irse a la mierda.

No estoy para lamentos o demoras, no quiero equivocaciones, me vale una mierda si todos creen que no tengo control hacia ella, pero no se puede tener control de una droga que tu cuerpo necesita sin motivo alguno, una droga que hierbe en tu sangre atravesando toda barreara hasta impregnarse con ese líquido rojo volviéndose una misma, y para mi jodida suerte esa droga se llama Indra Dorenty.

— No necesito tus regaños, sé perfectamente lo que haré — espeto seguro por la línea telefónica.

— Más te vale recuperarla, sabes el caos que se puede formar si Damián o Sebastián se enteran — me amenaza Rebecca, es a la única que le he informado, no necesito los reproches de mi colega o suegro, con los gritos de esa loca me bastan.

— Tenlo por seguro que lo haré, ahora necesito que me envíes las armas del sótano de mi casa — se hace un silencio estresante.

— ¿Por qué tengo que ser yo? — parece que no solo puede obedecer, necesita ser igual de intensa que la amiga.

— Porque además de las dos personas que no pueden saber, eres la única de poca confianza — es verdad, ella entró al rango de confianza, ha mostrado ser una persona leal, además de ser muy devota hacia Indra, nos ha ayudado mucho estos últimos enfrentamientos que hemos tenido.

— Está bien, si quieres seguir con vida — toma aire — debes devolvernos a Indra completa — acota severa, es una loca, pero agradezco que además de mí tenga a gente que la proteja.

— Estaremos en contacto — cuelgo la llamada, enciendo el auto, he inicio el camino hacia el lugar donde están los miembros de la Vera investigando.

No viajo a ningún sitio donde no tenga mis áreas de operaciones, me aseguro de siempre tener a mi gente cerca, suelo ser muy precavido, nunca me fallan las cuentas, nunca he tenido la necesidad de acudir a los comandos, porque jamás estuve en posición de pasar por un secuestro, todo esto es nuevo para mí, pero no imposible, siempre he sido el creador de la trama, pero ahora soy al que le toca ver y vivir la puta trama.