CAPÍTULO 5

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NO TE CONFUNDAS CONMIGO, PRECIOSA

Indra Dorenty

Llego a mi departamento, y solo tengo treinta minutos antes de que Leo llegue, avanzo hacia mi armario, apresurada me coloco otro vestido negro, pero este era de seda con un escote V que dejaba una sexy abertura en mis pechos, no hace falta usar sostén para que estos sean visibles, opto por mis zapatillas Saint Laurent, son incómodas, pero las amo, se ven tan bellas y poderosas puestas, que sería un delito no tenerlas en tu guardarropa, tomo un bolso de mano a juego, no coloco collar, ya que sería mucha la atención hacia mi pecho, solo uso unos aretes pequeños con un diamante negro, me retoco el maquillaje y resalto mis labios con ese rojo intenso que me encanta.

No demore demasiado en alistarme, tomo las llaves de mi auto que había colocado en la mesa, Santiago se sintió un poco mal, por lo que dejo en la tarde mi auto en la oficina, en estos momentos es cuando más lo necesito, beberé, y no me gusta manejar con alcohol en mi sistema. Abandono mi edifico subiendo al auto, persigo la ruta que me encamina hacia el pent-house de Rebecca.

Quede de verla en el sitio, pero tengo tiempo de sobra y conociéndola, no ha de estar lista, estamos a 10 minutos de distancia, conduzco como loca, sintiendo la adrenalina del trayecto, al llegar bajo de mi auto y le doy las llaves al valet del edificio, subo al ascensor y presiono el botón del último piso.

Entro y hay un silencio total, voy hacia la habitación de Rebecca, abro la puerta y esta perra está dormida, ¡maldita!, y yo esperanzada con que ya se estaba arreglando, me regreso a la cocina y tomo un vaso de agua fría, vuelvo a la habitación y me coloco a su lado, le retiro el cabello del rostro, parece que estuviera muerta la mujer, como si nunca hubiera dormido, le tiro el agua en su rostro.

— ¡¿Qué te pasa?! — se levanta de un brinco y su expresión en la menos feliz.

— ¡Pasa que no estás lista!, se supone que saldríamos a las 9:00 pm — se retira el líquido del rostro con las manos y se recarga en la cabecera.

— ¿Qué hora es? — se destapa y comienza a deshacerse de la blusa mojada.

— Las 8:20 — se levanta de golpe de la cama asustada.

— ¡Mierda!, dame 20 minutos y estoy lista — corre hacia su armario, sonrío por su actitud, jamás me cansaré de las estupideces de mi amiga.

— ¡Tarda todo lo que gustes, como no me urge beber, tu tranquila! — le grito desde la cama, exasperada por su irresponsabilidad.

— ¡Lo siento, sí, estaba cansada! — me contesta desde el armario, su agitada voz se hace notar.

— ¡Solo Apúrate! — me dejo caer en la cama, apreciando la vista del blanco techo.

— ¡Relájate un poco, no es bueno que te estreses! — sonrío por su intento de apaciguar mi desesperación.

Cierro los ojos, apoderándome del silencio que su habitación emanaba, mi respiración se une al latido de mi corazón y dejo que mis pensamientos fluyan, y como si mi mente lo deseara, las imágenes del idiota avasallan mi mente, como un puto recordatorio de lo bueno que esta, suelto un suspiro de frustración.

— ¡Lista! — dice emocionada mi amiga, lo cual fue un alivio, ya que me devolvió a mi realidad.

— ¿Cómo carajos te arreglaste rápido? — le digo sorprendida.

— Trucos míos, hay, como si no supieras que soy rápida en muchas cosas — estúpida — ¿Nos vamos? — asiento colocándome de pie, dejando atrás a la cómoda y espaciosa cama.

— Vámonos — tomamos nuestros bolsos y bajamos a la recepción.

El valet trae mi auto, gracias a la veloz de mi amiga, fue un desperdicio haberlo estacionado, no duro mucho aparcado, subimos a mi auto y me dirijo hacia Badux, amamos ese club, me trae muchos recuerdos lindos, y con lindos me refiero a todas esas borracheras que me di, de aquellos momentos vergonzosos, sexy, calientes y violentos.

ᴛᴏᴅᴀ ᴍÍᴀ ʏ ᴛᴏᴅᴏ ᴛᴜʏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora