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A la mañana siguiente, Volkov se levanta debido a los rayos que entraban por la ventana de su habitación, anoche se olvido bajar las persianas y ahora lo estaba pagando claro, baja la mirada encontrándose con Horacio, tenia su cabeza escondida en el cuello y soltando pequeños soniditos de ronquidos, se grabo aquella escena para guardársela en su memoria. Vio la hora que tenia en la mesilla y vio que era hora de levantarse, pero le molestaba tener que molestar a Horacio así que simplemente dejo un pequeño beso en la frente de Horacio y se levanto con cuidado de no despertarle, cogió su ropa para entrar al baño, darse una ducha, arreglarse para ir a la cocina y preparar algo de desayuno. Preparo algo sencillo café y croissant, iba a desayunar y a dejarle una nota pero al verle aparecer con su cresta despeinada, en ropa interior y con una camisa de el, tuvo que contenerse para no volver a empotrarle contra la encimera de la cocina que es donde estaba el desayuno.

-Horacio, buenos días ¿Qué hace tan temprano levantando?

-No te he sentido a mi lado y supuse que era hora de levantarse ¿Qué hora es?

-Pues son las seis de la mañana.

Horacio abre los ojos sorprendido y le mira mal a su acompañante mientras se sienta al lado de Volkov.

-¿Y tu porque te levantas tan temprano si ya no eres comisario ni existe el CNP?

Volkov da un sorbo a su café mientras ve como Horacio coge un croissant mientras lo muerde con los ojos cerrados, el ruso sonríe mientras mira aquella escena.

-Pues es que ya tengo la hora pillada, supongo que el director del FBI no se levanta tan temprano.

-Supones bien, yo suelo ir sobre las ocho o nueve para trabajar pero me va a venir bien el que me haya levantando tan temprano, tengo que preparar unos informes para los agentes nuevos.

-Vaya ¿Y conoces a esos agentes nuevos?

Horacio sonríe al ver que el ruso le estaba siguiendo el juego y deja el croissant a medio comer para mirarle a los ojos, suspira mientras se hace el interesando.

-Pff un viejo senil y un hombre que es la ostia de bueno.

-Horacio, por dios no le digas viejo senil a Conway.

-¿Qué te hace pensar que lo digo por Conway?

-Bueno, anoche creo que te deje bien en claro que de viejo no tengo nada y que me muevo bastante bien ¿O me equivoco?

Horacio le echa una mirada mientras se muerde el labio provocando a Volkov, este mira lo que hace y sonríe.

-¿Que le pasa señor director?

- Nada, nada, me voy a duchar para salir y esas cosas, tengo trabajo.

-¿Te espero?

-Pues como quieras, estamos en tu casa, de todas formas tengo que ir hablar con Gustabo, tengo que contarle que mi cita fuiste tu, estoy nervioso no te voy a mentir, el es mi hermano, no compartimos lazos sanguíneos pero es muy protector conmigo, se que cuando le diga lo que pasa entre nosotros te va a tratar duro pero el no quiere que me lleve otra decepción.

-Horacio, no te vas a llevar otra decepción porque yo no soy como lo fue tu ex, yo soy mejor que el, te puedo asegurar que te quiero, te quiero en mi vida y te voy a cuidar hasta el ultimo día de mi vida y no te preocupes por Gustabo, estoy seguro que se alegrará de que yo cuide a su hermano.

-Te quiero mucho, Viktor...

Volkov se inclina un poco para poder besar a Horacio de una manera dulce, se levanta sin romper el beso para levantarle y sentarle en la barra de la cocina, Horacio no pudo reprimir un jadeo mientras sentía las manos del ruso por debajo de su camisa y tuve que pararle mientras le miraba a los ojos.

La hija de Volkov. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora