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Horacio llega a su casa en la zona rica de la ciudad, Vinewood Hills esta algo cansado después de estar todo el día en el trabajo, le había dicho a su hermano que podía con su trabajo y con la tapadera de ser camarero en el Galaxy, pero hoy no fue todo un caos total, suspira mientras sale del su coche, tenia la cara tapada no quería que ningún vecino le viera la cara, bloquea su coche y camina hacia la puerta de su casa, tiene la sensación como si alguien le estuviera mirando pero seguramente serian imaginaciones suyas, abre la puerta de su casa, cerrándola con llave enseguida que ingreso en ella, allí deja las llaves en su pequeño mini bar que había en la entrada, se quita los zapatos dejándolos en la entrada y anda descalzo hasta la parte de arriba de su casa, entra a su habitación para desnudarse, coger ropa limpia y meterse a la ducha. Tarda unos quince minutos en salir del baño, baja descalza hacia la cocina para preparase algo de comer, mientras cocina en silencio se le viene a la cabeza aquel comisario que vio en el aquel robo a una joyería, le pareció extrañamente atractivo pero a la vista esta que era un hombre frio y serio por como se escuchaba en la negociación, no sabe el porque ahora esta pensando en aquel comisario pero estaba claro que lo averiguaría, pues era una persona muy curiosa y el quería saberlo todo de las personas.

-Bien, supongo que tengo un nuevo pasatiempo y será muy divertido, no puedo esperar para comenzar. 

-¿Comenzar el que? 

Horacio abre los ojos al escuchar una voz que no esperaba detrás de el, en un rápido movimiento coge el cuchillo para atacar a su asaltante, que en un rápido movimiento se aleja de aquel cuchillo, pero no fue lo suficientemente ágil, pues le había hecho un corte superficial, haciendo que la sangre empezara a resbalar por el brazo.

-¡Detente!

-¿¡Porque debería hacerlo, has asaltado una casa?!

-Solo quiero hablar contigo, soy la del hospital.

Horacio con el cuchillo en la mano se acerca a ella pero al ver que estaba con la cara tapada no se creía nada, estaba en guardia todavía, ve como la chica suspira mientras se quita la mascará resignada, Horacio deja el cuchillo encima de la barra para acercarse corriendo hacia la chica.

-¿Cómo se te ocurre asaltar mi casa? ¿Estás loca?

-Pues ¿No se nota?

-Joder, anda ven arriba que te curo, después hablaremos muy seriamente.

Horacio coge del brazo a la chica, se suben a la planta de arriba, la sienta en la habitación de invitados, por nada del mundo enseñaría su habitación, era sagrada. La sienta en la cama, va al baño para coger el botiquín y curarla.

-Quítate la parte de arriba.

-Fui enfermera, puedo curarme yo.

Pero Horacio le echa una mirada fulminante y no hablan en lo que tarda la curación, Horacio ve que necesitaría puntos pero que no era nada superficial, por lo que allí mismo la cura, la cose y la venda, dejando a la chica algo sorprendida, cuando termina, ella se vuelve a poner su sudadera negra, viendo como aquel chico recogía todo. Después vuelven a la cocina, donde Horacio termina de preparar la cena, hace ramen de ternera, prepara la mesa en la barra mismo y se sienta enfrente de aquella chica.

-Vamos a cenar y después hablamos.

Ambos empiezan a cenar en silencio, uno pensando en que le dirá cuando terminen y la otra en la regañina que seguramente se lleve por no llamar a la puerta. 

Mientras en la zona oeste de Vinewood Hills, un rubio estaba aparcando en el parking de aquel bloque de pisos, sale del coche para luego bloquearlo, saluda al conserje que trabaja allí, llama al ascensor mientras piensa en la charla que tuvo con su hermano hace escasos minutos, suspira mientras sube al ascensor y pulsa el botón del ático, solo le había mencionado que Horacio no era su hermano de sangre y aunque a su pareja le da igual su pasado, merecía saber lo que llevaba tiempo ocultando.  

La hija de Volkov. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora