Capítulo 6

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Me alejo de él tratando de borrar los recuerdos de lo que paso hace unos segundos, pero él me toma del brazo reviviendo todo al mirar sus audaces ojos oscuros. Su sonrisa se intensifica al notar mi expresión de horror.

Esa maldita sonrisa. No viene nada bueno de esa maldita sonrisa.

Me lo queda mirando con ese porte peligroso que siempre me atrajo, pero estando ahí junto a él, de nuevo, no pueda inmutar palabra alguna.

—Debo estar alucinado —logro decir.

—¿De verdad prefieres que sea una ilusión? —me lo dice y luego sonríe sínicamente.

—¿Qué haces aquí? —trato de sonar dura, pero estoy conteniendo las ganas de llorar.

¡Está aquí!

Odio que el alcohol me vuelva sentimental.

—Quita esa cara cariño, ¿acaso no me extrañaste?

—No recordaba ni que existía —le suelto.

—Tu cuerpo hace unos segundos no trasmitía lo mismo.

Claro, ahí está. No recordaba lo idiota que era, pero gracias a eso recupero mi valentía.

—Mira —lo encaro— no sé porque estés aquí. No me interesa porque regresaste, pero no te metas en mis putos asuntos —digo apretado los dientes.

Intento concentrarme y olvidar lo de hace rato, si antes era una locura ahora es un terrible error.

—Me encantan las mujeres con carácter —se le ensancha la sonrisa.

¡¿Por qué tiene que estar tan condenadamente bueno?!

¡concéntrate Erica! Esto es serio.

Doy la vuelta, porque no creo que este en las condiciones para lidiar con esto ahora, pero él vuelve y me toma del brazo, evitando que huya de esta jodida situación.

—¡Mira! dejemos las cosas claras...

—¡A mí no me aclaras nada! —le escupo —¡¿se te olvida que te fuiste por un año entero?! dejando todo hecho una mierda. Nunca te importé tan siquiera para explicarme tu partida.

—Te equivocas, me importas y mucho, solo que...

—Me vale un carajo tus problemas de niño rico, solo déjame en paz ¡de una puta vez! pero esta vez que sea para siempre —se me empañan los ojos.

Maldita debilidad.

Doy la vuelta limpiándome las lágrimas con coraje, dejándolo atrás con entre el bulliceo de personas. Atropello a todos a mi paso, necesito tomar distancia de él.

Llego a la barra con mis emociones al borde de un colapso.

—Un Whisky por favor —le digo al barman.

Pensé que todo estaba bien, creí que había armado todo de tal manera, que me podría mantenerme a flote, pero me equivoque. El ancla no siempre puede mantenerte en tierra firme, ni evita que la marea siga arrastrándote a la deriva.

El barman me sirve el trago y yo me lo trago de un tirón. Una lágrima se resbala por mi rostro y me las limpio con rabia al sentir la mirada de alguien a mi lado.

Doy la vuelta con toda la intención de encararlo, pero al ver la persona a mi lado, las palabras se atascan en la garganta.

—¡Oh Andrew! ¿qué haces aquí?

—Drew — me muestra el vaso —vine por un trago.

—¿Por qué siempre apareces en los peores momentos?

Bajo la superficie [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora