Bajo la superficie [BORRADOR]

Capítulo 41

—Tu amiga, la del club. Me escribe a cada rato y estoy empezando a sospechar que le gusto.

—¡Andy!¡Concéntrate! —lo miro alterada —¿qué haces aquí? en esta fiesta y en esta casa ¿acaso no sabes…?

—Qué el papá de tu ex novio, que también es tu jefe es un jodido  mafioso —me mira ahora preocupado —¿cómo sigues trabajando para él?

—¿Por qué trabajas tú para él?

—Solo es algo de una noche, Malia me habló de un empleo de un día, que pagaban bien y que debería mantener la boca cerrada. No sabía que era en este sitio, tenemos muchas cosas de las cuales hablar señorita.

Lo miro con los brazos cruzados, molesta con él todavía.

—Andy por favor vete, no es un buen sitio.

Intenta sonreír, lo que hace cada que quiere calmar la situación, pero cuando nota que hablo enserio, cambia su expresión. Sostiene   una bandeja sobre sus manos y me provoca tirarla al piso con lo frustrada que me siento.

—Yo hablo con Earl, pero por favor vete y deja de hablar con Malia o cualquiera del club. Y espera… ¿no eres gay?

—A veces hetero… a veces homo ¿conoces esa banderita? —hace un ademan —me identifico como con tres de ellas.

—Está bien —le quito la bandeja de las manos —ahora ¡Vete!

Lo empujo fuera y cuando sale de mi vista, me voy enseguida a buscar a la escoria humana. Ruego por todos los cielos que Drew no haya escuchado aquella conversación, no me conviene que ponga el blanco sobre Andy.

A la distancia, veo a mi jefe alardeando con sus invitados y intento no poner cara de náuseas, mientras me acerco a él.

—Es casi como mi hijo —comenta levantando la copa al aire —creo que tenerlo a mí lado, a sido la mejor inversión que he hecho. Ha conseguido buenas chicas.

—¿Y ese chico del que nos hablas dónde está?

—Tiene un leve retraso, pero pronto estará presente.

En ese momento, los ojos de Earl me miran y con una sonrisa lánguida, sigue hablando.

—Pero por ahora, debe permanecer en el anonimato.

Me sigue mirando para buscar una reacción de mí y yo solo puedo pensar que Drew tenía razón y el sujeto detrás de todo, estará presente y Earl no quiere que lo vea.

Me doy la vuelta para buscarlo entre las personas, pero la voz de Earl reclama mi atención.

—Ella es Dove, una de mis mejores chicas.

Noto las miradas codiciosas de los presentes, que no pierden la oportunidad de escanear cada parte de mi cuerpo y cada centímetro de mi rostro, como si fuera un pedazo de carne que se comerán luego.

Doy un paso atrás algo incómoda y a la distancia encuentro esos inconfundibles ojos que me sumergen y me dejan sin aliento.

«Si está cerca de mí»

—¿Es una de las chicas que se irán está noche? —la pregunta me regresa a la realidad.

Miro a mi jefe en busca de una respuesta, pero soy una ingenua por olvidar el motivo de estás reuniones.

—No —me rodea con un brazo —Dove no está a la venta, es una de mis mejores chicas y lo mejor se queda a mí lado…

«…Hasta que ya no le sirva»

 

—Es una lástima, porque yo ofrecería mucho dinero por ella.

Me pongo rígida bajo su contacto y evito mirar al agente, que escruta los movimientos de Earl desde la distancia. Su mirada se mantiene en el brazo que está a mis espaldas y mi corazón se detiene, cuando camina a nuestra dirección, dónde justamente están los hombres más peligrosos de la velada.