Capítulo 27

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—Llegas tarde —es lo primero que dice Sloane apenas abre la puerta.

Es como una especie de rutina no pactada entre ambas: llego, me lanza una de sus miradas de desprecio, me recuerda lo extremadamente impuntual que soy y luego se va, ¡yupi! La hora feliz.

Me la quedo mirando con impaciencia, esperando el gran momento de gloria donde simplemente se larga y me deja hacer mi trabajo en paz, sin esa mirada inquisitoria inspeccionando cada uno de mis movimientos. «¡Pero no! ¡Los Bradford últimamente están en mi contra!»

—En fin —dice acabando con la extraña guerra de miradas —recuerda que hoy Lian tiene una fiesta y ya que yo no puedo asistir, lo harás tú.

«¿Lo haré? ¿yo?»

«¿Acaso escuche bien?»

—Espera... ¿Cuándo acordamos eso?

Me ignorando súbitamente, mientras yo me quedo parada como una tonta sin entender nada. Pero no, ella no puede disponer de mi tiempo de esa manera como si fuera nada, camino detrás de ella, buscando explicación.

—Disculpa Sloane, no puedo. No teníamos eso acordado.

—¿Qué? ¿Por qué crees que te pago? —dice enfadada —tu trabajo no termina hasta que yo llegue y en caso que no puedo llegar hasta la noche, tendrás que cuidarla hasta entonces.

—No puedo, tengo...

—No es mi asunto. —se da la vuelta con sus altos tacones, pero luego se detiene y gira —Soy la contadora del secretario de estado, por lo que entiendes que mi trabajo es sumamente importante y no puedo simplemente dejarlo estar por asistir a una fiesta infantil. —dice y sale de casa azotando la puerta a sus espaldas.

Su mierda de contadora del secretario me tiene sin cuidado, me giro y juro que estoy a nada de alcanzar el punto de ebullición, cuando mi mirada choca con unos gélidos ojos azules, que hace dar un respingo y llevo la mano al pecho del susto, pero no tardo en descubrir que se trata de Drew.

—Hola Erica —su lengua acaricia mi nombre y luego me enseña sus dientes con la sonrisa más encantadora que he visto jamás.

Lo miro por unos largos segundo y le respondo el saludo con un expresión fría y despectiva a la vez, para luego dar la vuelta, con toda la intención de seguir ignorándolo.

—¿Me bloqueaste de WhatsApp? —me sigue a la cocina y agrega en tono burlón —pero aun así dudo que puedas bloquearme en persona.

Abro la nevera para ocuparme de lo que sea, menos de darle importancia a su presencia. Me estoy comportando de una manera infantil, pero es el único modo de mantenerlo lejos.

—Estamos juntos en una misión, ¿se te olvida?

Agarro un cuchillo de la gaveta y volteo a verlo.

—No sé me olvida —empiezo a picar una manzana —¿quieres que te desbloquee? ¿O presento mucha distracción para ti?

Suspira y sonríe burlonamente al ver mi mala cara.

—No quiero meterme en medio de tu vida, como lo dejaste muy claro.

—Sólo necesito que entiendas que no puedes mantenerme lejos de ti —me mira con mucha atención —debo estar al tanto de todo lo referente al caso.

Asiento bastante convencida que su novia tenía razón, la única cosa importante para él es su trabajo.

—¿Cómo te fue con Earl anoche?

—Te dije que bien.

Se encoge de hombros como dándole largas.

—¿De modo que ahora vas actuar así? —su mirada cambia drásticamente a una cansada.

Bajo la superficie [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora