Capítulo 47

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Intento abrir los ojos y los párpados me pesan, estiro mis manos para buscarlo entre las sábanas, pero por más que tantee no logro hallarlo. Cuando finalmente abro los ojos, no está y me incorporo.

Me tumbo de nuevo, reuniendo fuerzas para salir de la cama. Me levanto y su habitación está completamente limpia, arregló todo antes de salir y sonrio como una tonta por eso.

Tampoco está en su baño, pero me arreglo un poco ante mi imagen desaliñada en el espejo. Tomo una de sus camisetas dispuesta a salir por el pasillo a buscarlo. Pero al estar en la cima de la escalera, algo simplemente no cuadra, las voces en la sala me perturban y bajo ahora de manera automática. Al llegar al final, me encuentro con seis pares de ojos, que miran cada movimiento que hago, mi corazón se paraliza y el miedo se instaura en la boca de mi estómago.

—Sloane...

Mis palabras se atascan en mi garganta, pero eso no es lo que me deja perpleja.

—Hola Erica, ¿ese es tu nombre no? —Kitty me sonríe —¿quieres ver nuestra invitación?

Yo asiento sin ser consiente de la mitad de sus palabras y me acerco a ellas sin entender nada. Encuentro a Drew al otro lado de la habitación y puedo sentir la angustia en su mirada.

—¿Invitación? —mi voz apenas es un susurro, mientras lo miro con fijeza.

—Si linda, Drew y yo nos vamos a casar.

En ese momento, mi corazón se detiene y aterrizo como un golpe sordo que me desestabiliza, lo miro a los ojos y no le doy crédito a lo que dice.

—La llevamos planeando hace tiempo —mis ojos escuecen —decidimos que es hora de hacerlo, su trabajo siempre se va a interponer entre nosotros, pero haremos que funcione.

Mis ojos no se apartan de él y evoco la noche anterior para recordar que esto no puede ser posible. Me quedo en silencio en medio de la sala, procesando la información y siento como los pedazos de mi corazón se fragmentan poco a poco.

No es solo un dolor emocional, la desilusión hace que todo mi cuerpo se sienta débil y herido. Doy un paso atrás, para contener mis emociones, solo me repito «esto no puede estar pasando» «él no me puede hacer esto, yo creí que…»

—Creo que necesito irme —digo débil.

Intento dar marcha atrás y desaparecer de la ecuación, pero choco con una mesita de noche que me lo impide y veo una foto suya, que me produce arcadas. Kitty me sostiene y al mirarla a los ojos me siento como una imbécil.

Se queda observando la camisa y luego me mira a los ojos, un brillo los ilumina, me suelta abruptamente provocando que casi caiga.

—¿Qué haces con la camisa de mi novio?

—Yo pensé que ustedes… —niego con la cabeza —me equivoqué.

—¡Oh! si que lo hiciste épicamente —escupe —solo fue un pequeño tropezón el que te llevó a meterte en su cama, ¿no es así?

—¡Kitty, por favor! Necesito explicarle algunas cosas —nos mira con una súplica.

—Ya se divirtieron lo suficiente, ¡esto se acabo! —lo enfrenta —te dije que este estúpido trabajo no me gustaba y ya lograste hackear la aplicación, puedes saber quién está detrás de todo esto sin ella.

En ese momento, siento como si un muro se desvaneciera y dejara a la luz algo que siempre estuvo ahí, pero que ignoraba. Sus palabras son como una puñalada al pecho, la cuál me deja sin aliento y  me hacen sentir vilmente traicionada.

—Ahora todo tiene mucho más sentido.

«Me mintió todo el tiempo»

—Erica, necesito explicarte muchas cosas, si me das tiempo puedes entender.

Bajo la superficie [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora