Capítulo 29

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Muevo una pierna y luego la otra, mientras las acompaño con mis manos y sigo cantándole al micrófono, donde simplemente hago un Playback de una canción de Dua Lipa. Guiño un ojo al público, dirigido a una persona en especial, al tanto que él intenta mantener la compostura y actuar profesional, en este momento no soy la única que está bajo el ojo del huracán.

Doy la vuelta, sacudiendo mi cadera y finalizo mi presentación girando mi rostro a dirección del público mientras sonrío y me muerdo el labio inferior, mostrándome malditamente encantadora. Bajo del escenario rumbo al despacho de mi jefe, quien solicito mi presencia minutos antes de comenzar el show.

Miro a todos lados regulando la respiración y la excitación del momento mientras cruzo el pasillo; en cuanto, soy consciente de lo que prosigue y es la razón por la que el rubio amargado está aquí, actuando como un clientes más.

Debido a sus influencia de agente, pudo averiguar que hoy está aquí un potencial socio de Earl. Logró prepararlo todo en poco tiempo y es algo que me fascina de él, su capacidad de manejar las cosas con la mente fría y por supuesto, mi chico rubio decidió estar presente por si algo no seguía como el plan, exponiendo de ese modo, su propia identidad.

Hoy estuve guiada por un fuerza mayor, su presencia.

—Buenas noches Erica, siéntate —me pide Earl al cruzar la puerta.

Hago caso a su petición y me siento en su sillón vino tinto frente a él, adoptando un expresión impasible y reposo las manos encima de mi regazo, para que note que estoy a su completa disposición.

—Te llame mande a llamar esta noche porque requiero tu servicio —se balancea hacia adelante en busca de cercanía.

—Solo dime para que soy buena —digo calmada.

—Vino el socio del que te hablé aquella noche, quiero darle una buena impresión sobre los negocios que manejo. —saca un puro y me mira a los ojos —esta noche se va una importante mercancía y necesito a una de mis mejores chicas, para que se vaya satisfecho en todos los sentidos.

—Esa soy yo —intuyo.

—Ya que por fin decidiste formar parte de está organización, tienes que ser consciente que por ende, no solo necesito a Dove en todos lo sentidos, sino también Erica —me mira a los ojos —espero que no te hayas arrepentido, porque una vez que me das tu palabra...

—Es como firmar un pacto con el diablo —decidí interrumpir su discurso, aunque sabia que eso no era lo que iba a decir.

—Sabes lo importarte que es dar tu palabra en esta organización, sobre todo para mí. El mundo está lleno de perversidades y moralismo, pero encima de todo, la palabra se mantiene. Es nuestra única manera de confiar, de modo que sino no tienes palabras, no tienes nada y una vez que decididas romperla o usarla en vano, das la mano para que el mundo sea perverso contigo.

—Entiendo todo a la perfección —trago grueso y mantengo la postura.

—De modo, que si que piensas por un segundo que puedes jugar conmigo y ser una indefensa palomita valiente, no hay nada en este mundo que pueda salvarte de las consecuencias.

—Claro que no Earl —digo mirándolo a esos ojos tan negros como la obsidiana.

La realidad es que si me estaba arrepintiendo, sobre todo al mirar esos ojos negros que parecen no tener comienzo ni fin, pero trato de mantenerme calma. Si tengo quien me proteja, porque yo soy la única que me ha mantenido a salvo todo el tiempo.

—No te pediré que te acuestes con él si así no deseas. He notado que últimamente ya no ofreces esos servicios.

Me llevo la mano al pendiente, cómo una forma inútil que él no escuche.

—Pero algo que si necesito, es que vea que nosotros tenemos lo mejor, mercancía exquisita por la que vale la pena gastar cada centavo, hablo de drogas —hace un ademan —y de mujeres.

Sus ojos penetran la profundidad de mi alma, lo que provoca que en unos segundos me remueva incómoda en el sillón.

—Él es una presa fácil, es un capo de un cartel mexicano, tiene la lengua suelta, pero no es tonto, ojo con lo que intentas —saca un bolsita de la gaveta —está es una nueva droga que te permite perder el sentido durante unas horas, cinco aproximadamente. Es el tiempo que necesito que lo mantengas ocupado o drogado, tu veras, pero necesito que esto salga bien, no permito errores Erica.

—Entiendo.

Me extiende la bolsita que contiene polvo azul.

—Todo está a tu total jurisdicción.

Salgo de su despacho tratando de mentalizarme para lo que requiere el trabajo de está noche, pero luego recuerdo que no es nada que no haya hecho antes.

Trato de arreglarme lo más rápido, porque el tiempo contado. Me deslizo dentro una blusa con un escoge pronunciado y una falda negra acompañada, resaltando de esa forma mis largas y torneadas piernas con una botas mosqueteras que me llegan a mitad del muslo, me coloco una peluca rubia con flequillo y me miro al espejo.

Aparto un mechón rubio para observan de nuevo el pendiente que me entrego Drew hace apenas unas horas y lo hago como si fuera más que una herramienta que lo mantiene al tanto, sacudo la cabeza y luego de echarme perfume, me levanto con seguridad.

—Sabes que por ahí no solo puedo escucharte, sino también verte —me habla por el auricular y abro mis labios para responderle —no hables, no estás sola.

Pongo mis ojos en blanco, acomodándome el escote con la mirada fija al espejo.

—¡Oh, lo siento! ¿También viste eso? —le digo con sarcasmo.

—En enserio Erica, no podemos exponernos demasiado —sigo mirando al espejo —de verdad siento que tengas que exponerte de está manera, pero si hubiera otro modo, te juro que lo usaría.

¡Mentira! Siempre es más fácil usar a la chica, incluso para él, solo soy un pieza para sus objetivos.

—Si en cualquier momento te arrepientes o sientes que es demasiado para ti, házmelo saber, mandaré todo a la mierda y intervendré, luego buscaré una solución, pero necesito que lo entiendas que no estas sola.

—Tú estas aquí —suspiro y me pongo seria.

Son las nueve en punto y Earl necesita cerrar el negocio a la media noche, por lo que debo poner mi de una vez mi plan en marcha.

Me abro camino por el club visualizando mi objetivo en la barra, noto al agente a unos metros, pero sigo caminando marcando mis pasos hasta sentarme al lado del sujeto en cuestión.

—Buenas noches —le digo después de pedir un trago.

Enseguida voltea y en sus ojos surca un brillo de fascinación al detallarme por completo, su mirada no me produce nada, sino que me balanceo levemente hacía él.

Es un señor bigotón de unos cincuenta años aproximadamente y de una mirada lujuriosa nauseabunda.

—Para que desearte buenas noches, si te desearía todo él día, chiquita.

Sonrió con picardía reprimiendo mi verdadera instinto de vomitarle en la cara.

—¿Que hace una chica tan hermosa como tú en este lugar?

Se empina su trago.

—Vine de parte de Earl —hablo más despacio —mi única misión en este lugar, es complacer todos tus deseos.

Le lanzo una mirada significativa siendo consiente que Drew escuchó aquello y estará viendo cada acción que hago. Él cuerpo del mexicano se acerca al mío consiguiendo mi objetivo.

—¿De parte de Earl? —soy consciente de como me devora con la mirada —excelente. Siempre lo mejor.

Quito los brazos de la barra para girarme por completo y quedar de frente al sujeto que no tarda en imitar mi acción. Enderezó mi postura y abro las piernas a los lados de la silla y me inclino cerca de él haciendo que su respiración se vuelva más pesada.

—¿Vienes por negocios? —tomo su corbata y comienzo a juguetear con ella.

—Se más sutil Erica —me habla Drew desde el auricular y noto su tono de exigencia.

—Me gusta los hombres de negocio —lo ignoro, pero luego agrego entre una sonrisa —se como funciona esto.

—¿Que dices? —dice el hombre frunciendo el ceño.

—Se como funcionan esto, ¿sabes? —hablo con elocuencia —siempre quise ser una mujer de negocios, pero el mundo es tan injusto que no le permite a chicas como yo, ser y tener todo los que deseamos.

—El mundo debería tener más consideración por chicas como tú —dice con fingida compasión —mereces un buen hombre que te dé todo lo que una reina como tu se merece.

Juro que en ese momento, quise escupirle en la cara y largarme de aquí, pero trato que mi sonrisa no se altere en ningún momento. Por cerdos como él nos siguen viendo como simples objetos incapaces de lograr cosas por nosotras mismas, pero tengo que mantenerme a raya, porque si una cosa se tener en la vida es paciencia, creo que la cosas salen mejor manteniendo la calma.

—Vivo con el pánico —suelta una sexy risita por el auricular —que un día envejezca y sonar como él.

Sonrío como tonta e intento mantenerme conectada en mi objetivo.

—Si —digo en apenas un susurro —desde pequeña desee siempre: llegar a una oficina elegante y robarme las miradas de deseos de los hombre y las de envidia de las mujeres, mientras me paseo por el pasillo, mostrando mi delgado cuerpo dentro de una diminuta falda de tubo y una blusa con tela translúcida de gran escote, inspirando... —remarco cada letra —poder.

—Eso es lo que se merece una dama como tú, mereces que te veneren como una reina y besen el piso por donde caminas —desliza sus dedos por mis piernas y trato de mantener mi papel.

—En unos días regreso a mi país, pero no me molestaría regresar con una belleza como tú.

—¿Enserio? —digo reflejando emoción.

Tomo del vaso que yacía en la barra y luego con un acto lujurioso le doy a beber en el mismos sitio donde lo había hecho, lo bebe gustoso mirándome a los ojos.

—Soy un hombre importante en mi país, hoy voy a cerrar un negocio importante en la linda bahía de.... todos los nombre son tan confusos, ¿te gustaría ir?

Abro los ojos interesada, me acerco más a él y comienzo a repartir besos por su cuello dándole algo bueno que ver al agente que está a unos metros de aquí, puedo verlo como me penetra con la mirada desde la distancia.

Yo hago caso omiso y sigo besándolo al tipo bajo su atenta mirada, se que se está reprimiendo de una forma, por como aprieta el sillón con las manos.

—Son tan confusos —le doy la razón.

—No tienes que hacer esto Erica, creo que...

—Difíciles de pronunciar.

—A ver —le respondo al rubio —puedo hacer esto. —ahora maniobro hablar de una manera lenta, para que el sujeto se centre en mis labios —Dime, te enseñaré su pronunciación.

—Cómo lugareña ningunos labios los pronunciarán mejores que los tuyos.

Se me forma intuitivamente una sonrisa de victoria en los labios, cuando dice el nombre y no tardo en repetirlo para que Drew lo escuche.

—Buen trabajo Erica, ahora deshazte de él —me dice.

El tipo al darme lo que necesitaba se pone pesado y pide una habitación para los dos, ahí dentro mezclo el contenido que me dio Earl y lo devuelvo bien. Él ya tiene unos altos niveles de embriaguez facilitando de ese modo mi trabajo.

Cuando se queda dormido, lo desvisto con cuidado y me llevo las copas conmigo, desordeno un poco el sitio dejándola la impresión de producto de una noche loca.

Al salir al club, puede verlo de nuevo recostado al sofá bebiendo un coñac luciendo como un hombre de negocios, dejo sus viejos trajes y ahora usa unos de diseñador, que le da un aura elegante y seductora, quería acercarme, pero por el bien de la misión me abstengo a pedir un taxi e irme.

Me deshago de todo lo que tengo y me tiro a la cama sosteniendo mi teléfono, abro las breves conversaciones con el tipo que no se me sale de la cabeza y le envió un mensaje.

Erica
¿Fue útil mi información?

Lo dejo a un lado y me enfoco en mirar el techo para que no me coma la ansiedad al esperar una respuesta, pero no tarda en llegar el pitido que anuncia su mensaje.

Drew
Muy útil Jones, gracias por tu colaboración

Sonrío como una estúpida adolescente al leer mi apellido, porque suena como algo importante.

Erica
¿Para qué necesitas la ubicación? ¿acaso quieres ir al sitio?

Drew
Solo iré a ver un poco, haber si puedo tomar unas fotos

Me siento en la cama con torpeza, cruzando las piernas emocionada al visualizar lo peligroso y excitante que suena eso. Enseguida le envió un mensaje suplicando que me deje ir con él, pero, como era de esperarse se resiste.

Le mando como mil audios explicando los motivos por los cuales debería ir y otros donde le suplico de las formas más rastreras que puedo que me deje ir con él, al final acepta y dice "tu ganas Jones"

Erica
Yo siempre gano.

Salto de la cama de alegría y cuando lo hago mi teléfono cae al suelo, me apresuro a cogerlo y cuando lo tomo entre mis manos, veo que entra en una extraña aplicación, por lo cual lo miro con confusión tratando entender para que sirve. Cuando iba a probarla, el teléfono se vuelve loco activando mi ubicación y lo último que hace es entrar a mi cámara, lo dejo en la cama con fastidio y me dedico a buscar el atuendo que usaré.

Debo sin duda, cambiar de teléfono.

...
Nota de autor: Holaa, ¿como estás? Se que he estado perdida, pero la universidad me está consumiendo demasiado, gracias por esperar las que siguen aquí, intentaré subir más capítulos en el transcurso de la semana para comenzar los capítulos atrasados.

Espero que hayan disfrutado este capítulo hasta la próxima. <3

Bajo la superficie [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora