He intentado convencer a Hayden para que me deje echarle un poco de maquillaje, pero es imposible, porque cuando me acerco a ella con un rímel o cualquier otro producto, se aleja categóricamente como si fuera radioactivo.Me coloco mi pesada gabardina negra frente al espejo y tomo un labial rojo para echarme en los labios, a través del reflejo logro ver a Hayden con un libro en las manos y me giro hacia ella.
—Esta bien. No seguiré dando lata con el maquillaje, pero por lo menos déjame echarte inofensivo pintalabios, ¿si? —pruebo esta última vez.
Ella se queda inexpresiva por unos segundos y cuando pensé que no iba a responder nada, se encoge de hombros y musita un «está bien»
Me acerco a ella repentinamente emocionada y espero que se levante para aplicarle el labial color carmesí. Dibujo la forma arqueada de sus labios sin salirme de la línea natural, ya que me lo advirtió. El resto del tiempo permanece distante, como una muñeca sin expresión alguna y al momento de terminar, no puedo evitar abrir los ojos sorprendida.
—¡Dios, Hayden! eres hermosa —le acomodo el cabello al lado y lado de su rostro y agrego —ahora si que entiendo la obsesión del lobo por Caperucita Roja.
Me la quedo mirando con orgullo, se ve preciosa con el corset beige no muy ajustado —a causa de su petición —y la falda amplia color gris que arrastra hasta el piso junto a la capa roja, su cabello cae a los lados de su rostro como dos ondeantes cascadas y el protagonismo que se gana sus cejas pobladas.
—¡Ya basta, suéltame! —exige molesta.
—¿Que más da Jay? ¿acaso es difícil para ti comprender que eres hermosa y le puedes gustar a los chicos?
—Es cierto —defiendo a Holly.
—No tengo porque gustarle a otra persona que no sea a mi misma. —suspira frustrada —no soy una puta muñeca sin emociones que debe sentirse halagada por comentarios de otras personas, como si los míos propios no valieran nada y no me hace sentir especial gustarle a mil chicos, no cuando para ellos solo sería una de sus opciones.
—Esta bien Hayden —es lo único que logro decir.
Ella se sienta en la cama frustrada y yo desvió la mirada hacia Holly que está frente al espejo acomodándose el sostén. Lleva un traje de diabla con capa, botas, accesorios y cuernos color rojo, pero por una extraña razón sus pantimedias son rosadas. De igual manera, luce bellísima con el cabello pelirrojo que detona su atractivo.
Mientras me coloco el sombrero, escucho sonar el claxon de un auto y enseguida se que ya llegaron por nosotras. Tomo mi teléfono que de nuevo se encontraba cargando y antes de salir de mi habitación, me pongo las gafas de montura metálica, para dar la última sonrisa frente a el espejo y salir.
Mi madre se despide de nosotras después de darles el visto bueno a nuestros disfraces y nos hace una foto que seguro quedo borrosa. Al salir por la puerta, el material de mi disfraz comienza a lastimar mi piel.
El dolor quedá atrás y es remplazado por una gigantesca sonrisa cuando veo al agente Bradford, que está apoyado contra su camioneta con el mismo uniforme que horas atrás vi en la foto de su padre. Debo resaltar que se ve demasiado sexy y atractivo, pero de nuevo enfoco sus ojos y no inaugura buen tiempo, es como mirar al cielo próximo a una tormenta que te deja sin fuerzas y solo me arrastra hacia él.
—Que bien se ve, agente Bradford.
Me mira por unos segundos y luego sonríe.
—Usted también, futura fiscal.
Siento un pequeño cosquilleo en mis manos y le doy espacio a las chicas para que lo saluden. Ellas pronto le piden permiso para subirse a su auto y él las invita a pasar mientras les sostiene la puerta.
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Bajo la superficie [BORRADOR]
JugendliteraturSu ambición la llevó frente al mayor peligro de su vida, ahora ella tiene que enfrentar las consecuencias de sus malas decisiones. Erica Jones, es una amigable niñera de día, pero de noche, una sensual stripper que trabaja en un club exclusivo. Su h...