Capítulo 20

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Estoy en el auto de el agente más sexy, que he visto en mi vida y  eso que mis únicas referencias son de los programas de la TV y aún así, no tiene competencia alguna.
 
Lo miro mientras conduce, detalló su perfil europeo, tiene la barbilla perdida, al estilo Superman, de hecho, sus facciones son fuertes y su cabello está perfectamente engomado, como él. Tiene una nariz recta y levemente respingada, labios puntiagudos y sus ojos caóticos, me hipnotiza cuando voltea verme.
 
—Un día conocí un chico cómo tú —digo atropelladamente.
 
—¿Si? —me mira frunciendo el ceño.
 
—Si, era serio y tann educado como tú. Me vio y no quiso ligar conmigo, eso era nuevo, ya que a esa edad todos quieren fliteaaar.
 
Se queda callado, mientras yo observo el techo por encima de mi, ya que estoy casi acostada en el copiloto.
 
—¿Y que pasó luego? —pregunta interesado o al menos eso creo.
 
—Cayo a mis encantos como todos —me encojo de hombro ebria —se enamoró hasta que me aburrí de él y luego lo dejamos.
 
Los ojos me pesan y creo que estoy diciendo cosas estúpidas, solo para parecer interesante.
 
—¿Por qué será que a Hollywood le parece tan romántico que las chicas vomiten? ¿es romántico? Me parece muy estúpido y asqueroso, mata cualquier momento.
 
—¿No quieres ser romántica ahora, cierto? —dice asustado y me río de eso.
 
—Hollywood. Holly. Wood. Holly. Wood —digo riendo como loca —¿sabias que tengo una amiga que se llama Holly?
 
—Si —su mirada es tipo “y a que quieres llegar con eso”
 
—Y otra que se llama Hayden Wood, es muy buena escribiendo, es la mejor… ¡Espera! te decía que si combinan su nombre y su apellido seria, —me levanto y formo un arcoíris con mis manos, mientras digo —Hollywood.
 
En ese momento, me hago imagen de esa ciudad, dicen que es mágica “magia” y yo nunca he dio, pero desearía un día poder ir.
 
—Quisiera un día poder ir —en ese momento, comienzo hablarle sin parar de todos mis sueños y metas.
 
No estoy segura que me esté prestando atención, pero igual no es algo por lo cual me abstenga de hablar
 
No recuerdo en qué momento me dormí, porque cuando despierto, me asomo por la ventana antes de volverme a verlo y descubro que se estaciona en la entrada de mi casa.
 
—¿Qué hora es?
 
—Las 03:19 —dice mirando su reloj.
 
—Tengo mucha hambre —trato de imitar la sonrisa angelical de Lian, con la cual manipula a todo el mundo.
 
—No creo que haya nada abierto a esta hora.
 
Hago un puchero, pero pierdo el horizonte, porque soy yo la que me quedo embelesada, mirando sus ojos que parece una tormenta eléctrica, capaz de arrasar con todo a su paso y a la vez, te dan esa especie de calma de los días lluviosos.
 
Me deshago automáticamente del cinturón y el supervisa cada uno de mis movimientos, hasta que me acerco a él y nuestros rostros están a centímetros del otro.
 
Me quedo absorta por un rato, sin saber que estoy haciendo y el parece igual, acaricio su mejilla con mi dedos, contemplado lo guapo que es. Solo aparto mi mirada de sus ojos para mirar sus labios, que están tentadoramente cerca de los míos y en momento, siento un hormigueo en las palmas de mi mano, que me hace sentir embriagada.
 
—Creo que has bebido mucho Erica —dice en apenas un susurro.
 
—¿Me vas ayudar a saber que paso con Donna?
 
—Claro que sí.
 
Me toma la mano para apartarla, pero antes que lo haga le pregunto:
 
—¿Crees que valgo la pena?
 
—¿Qué dices?
 
—¿Qué si de verdad valgo la pena? Nunca nadie me toma enserio y siempre he tenido esa sensación, de no ser suficiente para nadie. Las personas siempre esperan cosas de mi y creen que no soy más que eso, nadie nunca daría todo por mi, porque no soy esa clase de chica especial.
 
—Lo eres —me mira a los ojos —ser especial no es una forma de actuar, es la forma de pensar y ser. Veo que hay mucho más de ti de lo que crees. Eres inteligente, sabes que quieres, donde quieres llegar, tienes esos ideales de los que carecen muchas personas, ¿Qué importa lo que piensen los demás? Eres sumamente especial, porque siempre eres tú y nunca te olvidas de serlo.
 
—¿Enserio? —río y me seco una lágrima que empezaba a resbalar por mi rostro —quiero un emparedado.
 
—Que rápido fue eso.
 
—¿Me llevas por uno?
 
Asiente convencido y comenzamos a perdernos por la ciudad. Llegamos a varios sitios que están cerrados y no desistimos a nuestra búsqueda, hasta que llegamos con servicio al auto. Drew comienza conducir fuera de la ciudad y yo decido no decir nada, porque ahora me siento más sobria.
 
Veo a través del parabrisas el gran cielo turqui, con las estrellas que me soñar. El cielo está en su punto máximo de oscuridad y de que pronto va amanecer.
 
—Aquí me traía mi padre cuando era niño.
 
Conduce frente un puerto marino, donde yacen un montón de barcos y maneja despacio para que pueda apreciarlos y solo estaciona unos kilómetros, cerca del muelle.
 
Bajamos del auto y yo sigo sin decir palabra, pero no hay mucho que pueda decir con esta vista, solo que el frio me está calando la piel, con este diminuto vestido.
 
Nos detenemos a la orilla del muelle y nos sentamos uno al lado del otro. Los barcos están  estáticos y las olas ondeando en el horizonte, en el océano frío e inmenso, pero aún así es una de las cosas más hermosas del mundo, porque el cielo contrasta con el.
 
En ese instante se hace el momento perfecto porque saca los emparedados y sonríe, pero seguimos sin decir nada, solo no dedicamos a ver la hermosa vista que nos abraza.
 
—¿Confías es tus amigas? —Pregunta de repente.
 
Su pregunta me sorprende, porque no es lo había estado pensando, pero cuando logro procesarla, lo miro.
 
—Por su puesto, a veces son un poco intensas. Las conozco desde niña y se que, de al menos de eso, no serian paz, ¿por qué la pregunta?
 
—Solo descarto sospechas, ¿entonces me dices que ninguna tenia problemas con Donna?
 
—Pues, entre las chicas siempre suele haber diferencias, pero nada del otro mundo, pero si lo preguntas es por algo ¿a qué quieres llegar con eso? —lo miro desorientada —me dices que les dieron el caso de las chicas desaparecidas a su unidad, ¿cierto? Se que debes tener sospechosos.
 
—Y los tengo —dice convencido.
 
Yo trago grueso, porque no es algo de lo que me pueda mantener aislada, ya que es un caso que me afecta directamente y por eso recuerdo decirle esto.
 
—Hay algo además que me hace no dudar de ellas —el voltea a verme —no sé como decirte esto, pero creo que alguien no acecha, no sé si a la chicas también, pero esta detrás de las siete, me ha estado saboteando desde hace semanas, ¿recuerdas el día que me encontraste con Lian en la piscina?
 
—Lo recuerdo perfectamente.
 
—Pues antes que llegaras, había alguien arriba de nosotros, en la fibra de cristal y no nos quiso ayudar, además que hay más cosas.
 
—¿Cosas como que? —Me pregunta preocupado.
 
—Me envió una paloma muerta en una caja, hubieras visto la escena,  era espantosa, como las fotos que vi el día que supe que eras agente —trato de respirar —pero era una amenaza hacia nosotras las siete, se que la paloma es un referencia así mi…
 
—“Dove” —completa por mi.
 
—Si, exactamente. Sabe todo de mí, todo de nosotras y no tengo una idea de quien pueda ser, solo necesito —se me va el aire —necesito que me ayudes. ¿Confías en mí? En lo que te digo.
 
Lo miro a los ojos, necesito preguntarle esto, porque después de todo lo que ha pasado, de mi doble vida, no soy alguien confiable.
 
A él no le convendría confiar en una persona como yo, pero al ver sus ojos, esa manera tan peculiar de mirarme y ese destello de luz, quiero mucho más de ellos.
 
—Confiaba en tí muchas antes de saber que confiaba en tí, Erica.

...

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Bajo la superficie [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora