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JAXTON

Fue como si me acabasen de sacudir completamente y mi cuerpo se estremeció.

—¡Hemos empatado!— escuché la voz de David, chillando hacia todos los que se aproximaban a nosotros— ¡Revisad las grabaciones! ¡Ahora!

Estaba dando órdenes no sé muy bien a quién.

Yo seguía recuperándome, todavía sentado en mi moto.

Empecé a mirar entonces a todas partes, pero sin moverme, era como si me hubiera quedado atrapado en otro plano, como si estuviera viendo la situación desde fuera, como un extraño.

La gente estaba más revolucionada que nunca, David se había separado a un lado de la calzada para comprobar la llegada y es que Adam siempre se encargaba de grabarla.

Vi unos metros más adelante al chico rapado, subido en una plataforma, y a otro que supuse que sería el copiloto, celebrando la victoria, más o menos, porque, si era cierto que habíamos empatado, íbamos a tener un buen problema.

No se podía empatar, las apuestas no funcionan así, pero era una posibilidad tan remota que casi nunca sucedía. Normalmente las victorias en las carreras de campeonatos, como en Motogp, se consiguen por diferencias de unas escasas milésimas de segundo, pero era prácticamente imposible empatar, y algo parecido sucedía con nuestras carreras, las diferencias no solían ser de milésimas, pero sí segundos.

Pero, aun así, ahí estábamos, teniendo que comprobar los resultados.

Vi entonces a Grace, estaba haciendo aspavientos con las manos, regañando a Adam mientras él, simplemente, pasaba de ella. Así era Adam.

Poco detrás vi aparecer la cara de Monique, se había acercado a su hermano como loca, pero este la apartó con un suave empujón. Nunca había visto a David tan nervioso, no era propio de él, pero supongo que la situación le estaba sobrepasando.

Yo seguía sin entender porque no estaba afectado en absoluto. Lo lógico hubiera sido que hubiera levantado el culo y hubiese comprobado de primera mano lo que estaba sucediendo, pero no tenía ni fuerzas, ni ganas.

Seguí examinando a la muchedumbre y de nuevo mi mirada se quedó reposada, irremediablemente, sobre los dos que habían quedado igualados a nosotros, y entonces fue cuando las vi.

Anna y Lydia estaban junto a ellos.

La pelirroja parecía extremadamente feliz, intentando captar la atención de su novio, pero él no le estaba haciendo ni el más mínimo caso, estaba demasiado ocupado celebrando con su compañero.

Por unos segundos sentí pena por ella, estaba claro que se merecía algo mucho mejor que aquel capullo, pero yo no era nadie para mencionar eso en alto.

Y entonces me quedé mirando lo que llevaba buscando desde que me había quitado el dichoso casco, a mi morena.

Vale, tal vez no debería referirme a ella como 'mía', de hecho, no había pasado absolutamente nada entre nosotros, pero era algo que estaba dispuesto a solucionar pero ya.

Lydia parecía perdida, como si no supiera qué hacer.

Revisaba la carretera y por unos segundos sonreí al pensar que me estaba buscando.

¿Qué coño me pasaba con ella, en serio?

No tenía sentido.

Pero entonces vi como el chico que estaba junto a Dylan, el copiloto, se detenía a mirarla de una forma algo extraña y no me gustó en absoluto.

Ella ni se había percatado, estaba demasiado ocupada llevando sus ojos a todas partes, casi frenéticamente, mientras se abrazaba a sí misma.

El chico, que era algo desgarbado y corpulento, no movió sus ojos de su cuerpo. Por unos segundos pensé que era algo lógico, yo tampoco era capaz de apartar los míos, no solo de su cuerpo, sino de ella al completo.

Y si llueve, petricorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora