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LYDIA

El caos explotó. La gente chillaba como nunca antes, iban frenéticos, de un lado a otro, buscaban a los futuros contrincantes y, cuando les descubrieron encima de la plataforma, les agarraron entre varios y les bajaron en volandas al suelo.

Jaxton se dejó llevar, creo que estaba en estado de shock.

Y yo, cuando noté que su brazo se separaba de mi cintura, me estremecí.

Me había olvidado por completo de la rubia que tenía delante, que me acababa de llamar puta zorra, y del imbécil de Mark, que miraba la escena también aturdido y con la nariz todavía llena de sangre.

"Que le jodan. Se lo merecía. Ojalá se la haya roto."

Estábamos todos perdidos. Iba a haber otra carrera y, después de lo que acababa de presenciar, estaba segura de que iba a ser mil veces más peligrosa que la anterior.

Cuando los diez pilotos y sus padrinos se colocaron, minutos antes, en las motos, Monique me explicó que era una carrera de relevos. Uno de ellos debía completar el circuito para, luego, pasarle el turno a su compañero.

Era una de las pruebas más peligrosas que había, por eso se permitía a pilotos expertos que participasen, porque eran prácticamente los únicos preparados, de hecho, Jaxton y David eran de los pocos que no corrían en campeonatos reglamentarios que se habían clasificado para esa segunda carrera final.

Sin embargo, cuando sonó el tercer bocinazo, me di cuenta rápidamente de que algo iba mal.

La moto de Jaxton daba tumbos cada dos por tres, lo podía apreciar a pesar de la distancia. Pasé toda la carrera en tensión, casi sin respirar.

Hubo un par de momentos en los que pensé que el corazón me iba a estallar, pero cuando vi que el padrino de Dylan, Mark, comenzaba a tirar a sus rivales de los vehículos a base de patadas, dejé de mirar, no podía, era insoportable.

A los segundos Monique me agarró del brazo y empezó a chillar que no iban a cambiar. No entendí a qué se refería, pero cuando levanté de nuevo la cabeza y asomé los ojos entre mis dedos, vi que, efectivamente, Jaxton no se detuvo.

Llegó al paso de cebra con tal velocidad que me asusté al pensar que iban a descabalgar, pero nada que ver. De pronto su moto derrapó con tal brusquedad que los espectadores formaron casi un silencio sepulcral.

Adam, que al parecer así se llamaba el chico del micrófono, seguía narrando la carrera a través de los altavoces, pero casi ni le prestaba atención.

Escuché a muchísimas personas protestar enfadados, decían que estaban haciendo trampas, que se estaban saltando las normas, tanto ellos como Dylan y Mark, porque hicieron exactamente lo mismo.

Pero Adam les mandó callar al grito de; 'No hay normas'. Parecía que se tomaba ese lema a rajatabla.

La segunda vuelta fue peor que la primera, si cabe. Sin embargo, la moto de Jaxton y David dejó de mecerse tanto como antes, era como si hubiera estado distraído durante todo el trayecto y estaba dispuesto a ponerle solución.

Cogieron la rotonda en primera posición, pero Dylan le pisaba los talones y, no entiendo muy bien por qué, pero cuando ésta llegó a su fin, los que iban segundos de pronto cogieron mucha ventaja, tanta como para ponerse en cabeza, junto a Jaxton.

Escuché a Monique chillar no sé qué del rebufo, pero vete tú a saber qué narices era eso.

El caso es que Dylan había alcanzado a Jaxton y sentí unas ganas tremendas de que se cayeran de la moto demasiado sádicas, a decir verdad.

Y si llueve, petricorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora