Capitulo 1: Nuestro ultimo suspiro

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Minuto 75...

Vamos 2-1 abajo en el marcador...
Gritos, gente saltando...
El estadio es un completo espectáculo con esos miles de hinchas vueltos locos, y como no iban a estarlo, si es la final del sudamericano femenino.

Chile vs Argentina...

La rabia me consume mientras sigo mirando el partido en la banca. De pronto cuando una de mis compañeras, Lisa, corre en dirección del arco contrario con el balón, una de las contrincantes la empuja haciendola caer y rodar, en ese momento todos- aficionados y jugadores de Chile- nos paramos con los brazos levantados.

-¡EEH!- gritamos todos, esperando que el árbitro pite, pero no, el solo deja seguir la jugada.

La chica que empujó a mi compañera logra tomar el balón y corre en dirección de nuestro arco, lanza un centro y ocurre lo que menos queríamos...

Una de sus delanteras logra cabecear y es gol.

Ellas festejan por el campo llendo en dirección de su barra, para ellas todo es fiesta, pero nosotras estamos enfurecidas.

-¡ES FALTAAA!

-¡TIENES QUE COBRAR!- nuestro técnico grita con todas su fuerzas mientras corre en dirección de la cuarta arbitro.

-¡EH!- grito al primer árbitro- ¡QUE ES FALTA, NO PUEDE SEGUIR LA JUGADA!

Todo es un completo caos, el estadio hace eco, yo sigo parada en la orilla de la cancha junto con mis compañeras, mientras veo como le ponen tarjeta amarilla a nuestro entrenador. Finalmente el gol vale, ya nos podemos hacer nada y el reloj avanza.

Se reanuda el partido y quedamos 3-1, esto es horrible...entonces ya no aguanto más, me pongo de pie sacándome el poleron de entrenamiento.

-Voy a entrar- le digo a nuestro técnico.

-Ya hablamos de esto- intenta seguir, pero lo interrumpo.

-¡Estamos en la final! ¡No me importa el puto tobillo!- veo que sus ojos se abren más, como sorprendido y trato de calmarme- ya no importa nada, no importa el tobillo, debo entrar.

-Ambos sabemos lo que dijo el quinesiologo-me agarra de los hombros para hacerme entrar en razón- es un mes de reposo, y solo vas en la segunda semana Niky, puedes terminar agravando la lesión y lo sabes.

-Y que importa- digo a regaña dientes- es la final, luego podre recuperarme, tendremos tiempo de vacaciones- cierro los ojos, pidiéndole a mi cuerpo controlarse- porfavor...porfavor, yo solo quiero ayudar.

El suelta un suspiro y me mira fijamente.

-Si sientes la más mínima molestia- me dejo caer al suelo y me abrocho los cordones de mis zapatos- ¡Escúchame!.

-Si sabe que se escucha con los oídos y no con los ojos, ¿verdad?.

Nunca has podido dejar de tirar esos comentarios sarcásticos, ¿verdad?
No creo que no.

-Si llego a ver la más mínima mueca de dolor en tu cara- se agacha quedando a mi altura y me apunta con el dedo- te saco.

-Si señor- me pongo de pie de un salto y corro a la orilla para hacer el cambio.

Dos minutos más tarde, me hacen la señal y puedo entrar.
Correr en lo único que pienso desde ahora...

83 minutos lleva ya el partido.

Mi pecho sube y baja, una y otra vez, repetidamente, nose si es la adrenalina, pero realmente no siento cansancio- a pesar de que no he dejado de correr desde que entre-, lo que me hace correr en cada balón disputado. O talvez, sea la rabia lo que me hace seguir más activa, ya que la árbitro a logrado ser el centro de atención por sus múltiples faltas cobradas a favor de Argentina, juro por dios que es el día donde más furiosa he estado en toda mi vida.

Sola Por Las Calles De BarcelonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora