"𝐓𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨𝐬...

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° • ______ 𝐌𝐨𝐨𝐫𝐞 🌼

Esta vez en cuanto salí de la universidad no fui a casa.

Fui directo a la oficina de mamá, la constructora en la cual dirige junto con papá, tiene sus oficinas ubicada en una de las zonas más privilegiadas de Nueva York, en donde hacen sus reuniones con proveedores, socios, clientes y demás.

Tomé un suspiro profundo antes de adentrarme en el edificio. Lo primero que visualicé fue a un montón de trabajadores yendo de un lado a otro, algunos me daban miradas de extrañeza pero me dio igual, avancé al escritorio de la entrada y puse mi mejor sonrisa para Sally, la secretaria de mamá.

Mamá tenía secretarias por todos lados. Sally se encargaba de su agenda en la constructora, otra chica de su agenda que no corresponde a la constructora ni a la editorial, ella organiza a los eventos benéficos y esas cosas a las que son invitados mis padres. Bueno, había alguien que se encargaría de su agenda en la editorial pero renunció hace unos días.

—Sally, hola —saludé animada con una sonrisa. — ¿Qué tal estás?

Ella me da una mirada confusa.

—Buena tarde, señorita. ¿En qué le podemos ayudar?

—Quería ver si está muy ocupada...

—La señora Moore no recibe a nadie sin tener una cita previa, señorita —me interrumpió antes de que pudiera de terminar, dejándome con la boca abierta.

No es por querer ser grosera o algo por el estilo con la gente que tiene que sacar cita para reunirse con mamá, pero no creo que tenga que sacar una cita para hablar ¡con mi mamá!

La chica que estaba a un lado de Sally me miró con detenimiento y luego se acercó a su compañera para susurrarle algo que no logro entender. Sally me detalló y abrió los ojos como platos.

— ¡Oh por dios, señorita Moore! Lo lamento no la reconocí, dios, la última vez que la vi era una niña de apenas siete años —ella se rió apenada mientras que yo sonreí con algo de nostalgia. —La señora no está ocupada hasta las cuatro, si gustas pasar.

—Gracias, Sally. ¡Qué bueno verte de nuevo! —le dije en lo que me encaminaba a la oficina.

Llamé a su puerta un par de veces y esperé su respuesta que llegó los segundos.

— ¡Adelante! —escuché la voz de mamá.

Tomé aire y sonreí como todos los hijos cuando íbamos a pedirles algo a nuestros padres. Entré y de inmediato me miró confundida, ella hablaba por teléfono, pero no se detuvo al mirarme

—Hola, mami —saludé.

Se quedó en silencio por unos segundos en cuando me acomodé en las sillas que estaban dispuestas para los socios, clientes y empleados que atendía.

—Te llamo después, Albert. Tengo cosas que hacer. —colgó y se acomodó en su silla. — ¿Qué haces por aquí, hija? No me avisaste que venias.

Me encogí de hombros fingiendo demencia mientras que trataba de encontrar lo interesante en una pluma que estaba en el portalápices.

—Salí de la universidad y quise ver a mi mamá —guié mis ojos por toda su oficina como si no la conociera.

¡No me culpen! Estaba tan nerviosa por cuál sería su reacción a mi pedido. Hice mi mejor esfuerzo por parecer de lo más natural.

—Mhmm —pareció que no me creyó mucho por su tono de voz, cuando la miré tenía un brillo de diversión en sus ojos y yo sonreí como un angelito. Se inclinó hacia mí dejando sus ante brazos sobre el escritorio. —Hija, ¿qué me vas a pedir?

A Un Beso || Peter Parker Y Tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora