Después de la lluvia...vienen los acosadores

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Haruo P.O.V

Perezosamente abrí los ojos.

Me las apañé para sentarme y aún con los ojos cerrados sentí una presión en mi mano, me fijé en ésta y la pude ver entrelazada con la de Nathan, quien tenía su cabeza...¿escondida? en la cama.

¿En dónde estoy?

-Na-Nathan...- lo llamé con los ojos entrecerrados.

Hubo un pequeño silencio. Diminuto. Pequeñísimo antes de que él me respondiera.

-¿Haruo?- su voz se escuchó temblorosa.

-Sí Nathan-

Levantó su rostro del lugar en el que yo estaba recostado.

Sus ojos estaban rojos y tenían pequeñas lágrimas, sus mejillas lustrosas de las que resbalaban gotas para finalmente caer de su suave rostro me lo aclararon todo.

¿Por qué lloró?

-¿Te encuentras bien?- le pregunté.

Me miró directamente a los ojos mordiéndose el labio. Tomó mis dos manos y las entrelazó, observándolas por unos segundos.

Sonreí. ¿Por qué está haciendo esto?

Separó nuestras manos y pasó las suyas por mi cuello y por mis hombros.

Comencé a reírme.

-Ha-Hace cosquillas...-

Su rostro cambió. Como si estuviera viendo un fantasma.

Tocó mis mejillas y las acarició con su ceño un poco fruncido.

-Nathan...-

Y de prontó una lágrima cayó por su rostro.

Tomó mi cara entre sus palmas y acortó la distancia entre nosotros.

Lo miré difícilmente a los ojos, estaba muy avergonzado.

Cuando iba a abrir la boca para decir algo, él juntó nuestros labios en un tierno beso, que después fue tornándose más ardiente y sin pensarlo busqué su espalda.

Bajó sus manos hasta mi cintura y en un movimiento hábil ya tenía medio cuerpo suyo sobre la cama.

Introdujo su lengua en mi boca y comenzó con el fiero combate entre la suya y la mía. Me apegué más a su cuerpo inconscientemente y me ruboricé ante mi reflejo.

-Gh- ahogué un gemido en su boca.

Esbozó una sonrisa.

Subí mi mano tímidamente hasta su rubia, sedosa -y sexy- cabellera y la "enterré" ahí.

Él comenzó a acariciar mi espalda, la línea de mi columna y luego estrujó mi trasero.

-¡Mmm!- me quejé sintiendo mis mejillas arder.

Rió.

Exploró con sus manos todo mi cuerpo. Mi espalda, mis caderas, mi cuello, mi abdomen....

-nghj-

Los besos y las caricias se fueron haciendo más apasionadas.

-Ya, paren- alguien habló.

Toda la sangre de mi cuerpo fue a parar a mis mejillas.

-Apenas despertó y tú ya lo estás exaltando. ¡Además, todavía está débil!- un señor alto de cabello negro azabache como el mío fue el que habló. Medía como 1.70 u 80 y tenía anchos hombros, además de una musculatura considerablemente marcada; estaba cruzado de brazos y llevaba una bata blanca.

Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora