Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)

Dulces tormentos

Haruo's P.O.V

Creo que un cuerpo no puede estar más cansado que el mío; no he podido dormir en toda la noche por la pesadilla que me ahoga a la hora de cerrar los ojos. En cuento mis párpados caen y todo se pinta de negro, aparecen siluetas que, con su danzante brillo, relucen en las cuatro paredes a mi alrededor, que cada vez se van reduciendo más hasta tenerme atrapado entre ellas y las siluetas sin identidad, y comienzan a romper todos los huesos de mi cuerpo; intento gritar, ya sin voz, por la ayuda que no llegará...

No he podido dormir y me la he pasado dando vueltas en la cama.

Cansado, ya pensando en si los somníferos serían una buena idea o no, me di vuelta inútilmente en la cama para quedar frente al reloj digital al lado, en la mesita de noche color chocolate; 3: 40 a.m ya.

Me tumbé boca arriba para mirar el aburrido techo, intentando que de tanto ver lo aburrido que es, yo me aburriera y me durmiera.

No lo entiendo, ¿por qué siempre tengo sueños aterradores? A la hora de dormir el escenario siempre es una cosa horrorosa, una pesadilla que parece real, que me hace creer que jamás escaparé de ella. 

Es muy feo. 

Lo peor de todo es que me estoy muriendo de sueño, pero en cuanto cierro los ojos, no hay nada de dulces sueños así que termino despertándome completamente del susto. 

Tengo tanto sueño que creo que me cortaría una pierna si eso me permitiera dormir por lo menos un par de horas.

Tengo tanto sueño... 

Arrugué las sábanas de la cama al sujetarlas tan fuerte pensando en todo lo que haría si con eso pudiera dormir pacíficamente. Se me nubló la vista, humedecida por las lágrimas, al recordar que incluso si cierro los ojos, lo único que hay son imágenes atroces y violentas. 

Yo sólo quiero dormir un rato, ¿por qué debo ser castigado de esta manera? Apagar las luces y permitir que las aguas del subconsciente descansen no es difícil, ¿por qué yo no lo puedo hacer? ¿Hay algo malo en mí?

Mojé las sábanas de la tristeza, dejando un recorrido de lágrimas que fue siendo acompañado de patéticos sollozos que intenté callar porque Nathan está durmiendo y no quisiera despertarlo. No merece que lo agobie con mis infantiles problemas, como el insomnio; nunca escuché de alguien que llorara porque no puede dormir. Soy patético. 

Los sollozos fueron subiendo de volumen.

Y entonces escuché a Nathan removerse sonoramente la cama.

Alcé la cabeza sólo un poco, para terminar topándome con tremenda y alta sombra frente a mí que me tomó entre sus brazos y me cargó como si fuera la novia de una boda. Caí abruptamente en la cama de Nathan, y un par de brazos comenzaron a rodearme para atrapar mi cintura y acercarme al cuerpo ajeno. 

—¿Has llorado todas las madrugadas sin que yo me enterara? —susurró Nathan somnoliento, a quien por la oscuridad no le podía ver el rostro, pero sentía sus manos en mi cintura y mi cabeza. 

Me armé de suficiente aliento para murmurar un pequeño: —¿Qué?

—Y en serio que hacías ruido. ¿Realmente llorabas o te estabas masturbando?

¿QUIÉN PREGUNTA ESA CLASE DE COSAS? ¿Y QUIÉN SE TOCA EN LA MADRUGADA? 

—¡F-Fuera, pervertido! —exclamé en un penoso hilo de voz. 

—Ya, ya, cariño —susurró con el mismo tono de antes y besó mi frente —. Si te sostengo entre mis brazos, ¿podrás dormir, dulzura?