La charla

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Haruo's P.O.V

—¡Los odio! ¡Son las personas más malas y horribles que he tenido la desgracia de conocer! ¡Los odio, los odio, los odio! — es lo que pienso y deseo gritar, pero el pepino me lo impide.

—Rápido. Hay que dejarlo en su habitación antes de que logre desatarse — dice Dara.

¿Y a eso se le llama amiga?

¡Déjenme ir!

—¿Ya vamos a llegar? ¡Se me durmieron los brazos! — se queja Chris.

—¡Cállate, calabaza, que esto lo hacemos por Haruo-kun! ¡Lo hacemos por el amor! —los ojos le brillan de perversión.

—¡Qué gran blasfemia! — exclamé al lograr sacar el pepino de mi boca, pero Blake se apresuró a levantarlo del piso y ponerlo una vez más en ella.

¡EW!

—Pobre Haruo, pero entiende que es por tu bien — me consuela Dara acariciando mi cabello y mirando de nuevo al frente para guiarse.

Lloro tan solo de pensar que tendré que ver a Nathan. Sé que al tenerlo en frente sólo podré ver el rostro de esa chica; Blake me mira y noto en su rostro que el corazón se le cae a pedazos.

—Tal vez esto no es buen idea. Haruo está sufriendo.

–¡Claro que sufre, pero por no poder estar con su novio! – exclama Dara.

Se puede escuchar un ruido ensordecedor, y que no es mi agrado ni mucho menos mi gusto musical: alguien está tocando rock pesado.

Se detuvieron en seco al llegar a la puerta de donde provenía el ruido, pero no podía ver el número; Chris abrió la nombrada.

—¡Uno! ¡Dos! — Dara y Blake me mecían hacia adelante y hacia atrás. ¡¿Qué diablos van a hacer?! —¡Tres!

Me lanzaron adentro.

Caí de cara al suelo de la habitación. ¿Por qué hicieron esto? Intenté sentarme. ¿De quién es este cuarto? Okay, intentemos descifrarlo. Hay dos camas, una mitad está limpia y la otra un poco, hay un reloj roto en cientos de trocitos en el suelo, hay varios pósters en la pared, un amplificador en la esquina, y debido a mi altura lo que veo son unos pálidas piernas y unos pies descalzos.

—¿Haruo? — quien sea que hable, suena conocido.

Los pies salieron de la habitación y se asomaron al pasillo, probablemente buscando quién me había lanzado hacia el interior.

—¿Dónde estuviste?— Se hinca —.Me tenías preocupado — añade.

—Nmufan...— "Nathan" quise decir. 

Lo sabía. Sabía que pasaría. Sabía que iba a llorar de nuevo si lo veía, y que sólo vería a esa mujer; a ellos dos uniéndose, horriblemente, en uno.

Nathan retiró el pepino de mi boca, dejando ver un hilo de saliva que unía al vegetal con mi lengua. Una vez fuera el nutritivo intruso, dejé salir los sollozos y me dejé caer sobre mis rodillas, aún atado.

—No entiendo — dijo de repente —; ¿qué pasa? ¿Por qué lloras?

Comenzó a quitarme las cuerdas que ya incluso comenzaban a dolerme, y que dejaron marcas sobre mi piel, pero que no me dolían tanto como lo hacía mi pecho en este momento. 

—Tú...tu... — No encontraba palabras para darme a entender — . ¡Tubérculo! — chillé.

—¿Ah?

—Me duele...m-me duele — dije sin notarlo —Ya no p-puedo respirar y en mi pecho siento una presión que me ah-ahoga y que me envuelve el cuerpo entero en llamas, y eso es producto de estar contigo, ¡p-pero si no estoy contigo duele más! — ya no lo podía soportar. Duele, en verdad duele.

Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora