Huir no soluciona nada

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Author's P.O.V

Nathan echaba de menos a su pequeño príncipe más de lo que su orgullo le permitía admitir. Había sido un día, y un día le bastaba para extrañarlo como si fueran semanas.

También influía el hecho de que estaba deseoso de hacerlo con él de nuevo, de que estuviera debajo de él mismo gimiendo su nombre, arqueando su espalda y aferrándose a la cama por la placentera sensación.

Sin duda se moría de ganas de besarlo, de abrazarlo y hacerle sonrojar. Sus mejillas rojas eran todo un deleite ante él, y que le privaran de todo eso por un día completo debería ser considerado un crimen.

Para la preocupación de Nathan, no tenía ni la más remota idea de dónde se podía encontrar Haruo. Anoche ni si quiera lo vio volver y en la mañana cuando despertó, ya no estaba; las clases se acabaron hace dos horas y Haruo no regresó a la habitación.

¿Dónde estaba?

Incluso, y muy a su pesar, llamó a Blake para ver si él sabía dónde era que Haruo se podía encontrar, pero ni siquiera le atendió la llamada.

Puto.

Ya resignado, estresado e incluso preocupado...volvió a hacer lo que hace años, a su parecer y según él, dejó: El boxeo.

Cuando su padre lo abandonó en La Academia Fiore, no tenía idea de qué hacer. Su mente no lo dejaba pensar, sólo le recordaba lo dolorosa y triste que era su vida. Estaba solo, ya no tenía a nadie, algo le faltaba: compañía y amor; algo que nadie le brindó.

Un día vagó entre todo el lugar, pero entre la tristeza y la soledad, la ira no tardó en hacerse presente. ¿Cómo podía desahogarse? ¿Con qué, o quién se podía desquitar? Sin duda, no con personas, las personas no resisten tanto. Quería golpear algo, golpearlo todo el tiempo y hasta que se cansara: ¡BOOM! ¡El boxeo!

Al saco de boxeo lo podía golpear cuanto quisiera, incluso romperlo y reducirlo a polvo. Si hacía eso con una persona acabaría matándola. Al saco lo podía matar y no terminar en la cárcel; el boxeo era la respuesta.

Y de a poco, sin que lo notase, fue encajando, como si de un guante se tratase, en ese deporte. Sin que se diese cuenta, comenzó a pelear en el ring con otras personas, comenzó a ganar experiencia. Experiencia que al final botó a la basura, pues terminó abandonándolo todo.

Y ahora estaba ahí de nuevo, golpeando ese saco una vez más. El viejo y querido saco polvoriento , desgastado y descolorido.

Ya iba una hora golpeándolo una y otra vez. Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, izquierda.

Cayó al piso. El saco anteriormente apaleado, justo ahora está en el piso con la arena saliéndosele de un costado.

Su teléfono vibró en el bolsillo del short.

–¿Qué?– contestó de mala gana.

–¿Por qué me llamaste?– dijeron desde el otro lado.

–¿Sabes dónde está Haruo?–

–No...– la voz se quedó callada –¿Le pasó algo? ¿Qué sucedió?–

–Si no sabes nada acerca de él, no te concierne– y Nathan colgó, dejando a Blake con la duda. Apretó la mandíbula y al teléfono también.

Ya eran las 7 de la tarde, ¿dónde podía estar?

★★°°★★°°°

–¿En serio crees que sea correcto hacer ésto, Dara?– preguntó Haruo realmente preocupado.

Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora