Méteme tu muérdago II

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—¡No, Nathan, no! —gritó intentando huir, pero Nathan con sólo echarse sobre él ya había impedido, sin problemas ni complicaciones, su escape.

—Te encantará —susurró en su oído; las dos, dichas, palabras, lograron relajar su
cuerpo. Una chispa, una corriente lo recorrió por completo, ansiándolo inconscientemente. Pero el consciente y cuerdo Haruo no pensaba aceptarlo; Nathan mordió con delicadeza el lóbulo de su oreja y descendió hasta su cuello...

El rubio —natural— sintió cómo el cuerpo de Haruo se relajaba, a lo que sonrió victorioso. Logro desbloqueado: Hacer que la pasiva afloje.

—Eso es —murmuró contento y pasó sus expertos dedos por toda la espalda de su novio, sintiendo cuando se estremecía —. Bien hecho. —Lo felicitó dándole una nalgada que abruptamente le sacó uno de los gemidos que había estado conteniendo; rio mientras Haruo sentía las lágrimas agolparse en sus ojos.

Nathan hizo que Haruo se recostara sobre sus almohadas para poder verlo de nuevo. ¡Y vaya vista! Haruo se cubría la boca, estaba todo sonrojado y un amigo había despertado ahí abajo en el vestido. Le sacó la diadema del cabello y el collar, que hace rato había oído cascabelear, los tacones también se los quitó y lo observó una última vez.

—Es una lástima que te deba quitar esta cosa tan linda —dijo jugando un poco con el vestido. Le extendió la mano para que se sentara y de esa forma, y más fácilmente, se lo quitó, tirando el rojo vestido el suelo. Se sentía desnudo.

Comenzó a jugar con sus rosados pezones como si fueran palancas de videojuego, moviéndolos de arriba hacia abajo con algo de brusquedad; pero era eso, precisamente, lo que encendía más a Haruo, quien llevó sus dos manos atrás de él, usándolas como soporte ya que tenía la espalda arqueada en su totalidad.

Haruo dejó ir un gemido en un suspiro. Nathan sonrió satisfecho sabiendo de primera mano que Haruo lo deseaba y que necesitaba "una ayudita" para sentirse bien. Bajó su mano juguetonamente, dirigiéndose a su entrepierna y mirándolo a los ojos todo el tiempo, aunque Haruo no quisiera verlo. Y cuando su mirada se posó entre sus piernas, dispuesto a masturbarlo, no pudo creer lo que veía.

—¿Qué tenemos aquí ?—preguntó incrédulo y excitado. Demasiado. 

Jaló el elástico de sus bragas y éstas rebotaron en el trasero del asiático, sobresaltándolo.

—Esto se volvió más divertido —comentó Nathan comenzando a quitárselas.

—¡N-No! —gritó Haruo escondiendo el rostro.

—¿Lo quieres hacer tú? —preguntó amablemente, pero no por eso menos emocionado. Haruo asintió tímidamente.

—Está bien —accedió maldiciéndose interiormente y dándole espacio.

Las temblorosas manos de Haruo recorrieron todo su cuerpo hasta llegar a las bragas y comenzar a bajarlas con tanta timidez y lentitud que hacía pensar a Nathan muy seriamente en tomar la ropa interior y romperla, pero hay algo llamado paciencia y respeto que debería tener, pero no tiene.

Y de esa forma, con las bragas a un lado de la cama, y a un Haruo cubriéndose lo que lo diferenciaba de una mujer, Nathan comenzó a desvestirse rápidamente, apresurado. Mas, su novio seguía cubriéndose y sujetando su brazo izquierdo con el derecho, cerrándose de esa forma.

—Ey, ¿qué tienes? —preguntó tomándolo del mentón para que lo mirara.

Sus ojos brillaron, deseándolo y sus labios dudaron sobre amar o no, su cuerpo entero se negaba a la opresión y la esclavitud en la que Haruo lo tenía. La revolución es la única solución, y se está armando una, una muy grande en su corazón.

Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora