Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)

Confesiones y confrontamientos.

Haruo P.O.V.

Por fin, según Blake, es aquí, pero tengo miedo, nunca antes había estado en detención y no tengo idea de cómo será. Me llevo una mano al pecho, nervioso.

Blake lo nota y me pregunta que si él abre la puerta, a lo que asiento y él abre la nombrada. La luz del interior me ciega, pero después de un par de segundos me adapto completamente.

—Joven Saitou, llega tarde a detención —me dice el profesor que se encarga del aula 17.

—Lo siento mucho...es que...

—Se lastimó y lo tuve que llevar a la enfermería —Blake intervino.

Eso me sorprendió, y también me alegró.

—¿Joven Monroe? —preguntó el profesor sorprendido —. Vaya, no esperaba encontrármelo aquí —cambió su tono de voz a uno amable.

—Sí, verá...vengo a detención.

—Pero si usted no ha hecho nada malo.

—Perdóneme.

—¿Qué? ¿Por qué?

Blake le quitó el peluquín al profesor, dejando expuesta su calva y brillante cabeza.

—Señorito Monroe...

—Lo sé. Detención.

El profesor le señaló un asiento.

Me giré para ver con quiénes conviviría. Bueno, no lucían tan mal. Un momento, ¿aquel de la esquina es Nathan?.

—¡Nathan! —grito alegre.

—¡Compórtese, joven Saitou!

—L-Lo siento —me disculpo y luego voy corriendo hasta ganar el asiento al lado de Nathan. Por alguna razón todos los que están a su alrededor están vacíos.

—Hola —lo saludo con un sentimiento enorme en mi pecho.

Se acerca a mí y deposita un casto ósculo en mis labios, suave como una llovizna.

—Hola —sonríe seductor.

Yo me avergüenzo y bajo la cabeza.

—No en público —digo sonrojado.

—Nadie estaba viendo de todos modos —responde neutral.

No sé cómo puede ser tan natural, yo únicamente con esa acción ya estoy temblando de nervios. Blake se acerca a nosotros y se sienta delante de mí.

—Ya volví, Haruo.

—Asombroso. ¿Qué te dijo el profesor?

—Que le sorprendía ese comportamiento de mi parte y que dejara de hacer eso si no quería meterme en problemas futuros, pero que hoy tendría detención.

—¿Y eso es bueno? Aún no entiendo por qué lo hiciste.

—No te iba a dejar aquí solo, te podían comer los grandulones —apuntó a un grupo de amigos que estaba en la otra esquina.

—Para eso estoy yo —respondió Nathan molesto e irguiéndose en su lugar.

Blake se mostró sorprendido.

—¿Estabas hablando con él? —me pregunta señalando a Nathan, y actuando como si no estuviera frente a él.

—Sí.

—¿Qué es lo que buscas? —le pregunta a Nathan apegándome su pecho, provocando que mi mejilla se pegara a su pectoral y que su brazo me aplastara un poco.