Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)

Un nuevo amigo

Haruo P.O.V.

Después de que me fui a dormir, tuve un sueño particularmente raro: yo me encontraba en un territorio hóstil, pero era extrañamente agradable, como un segundo paraíso o algo por el estilo. Y aunque se podía creer que por lógica yo me sentiría bien en mi sueño, no era así, estaba muy angustiado.

Luego apareció un servidor de ángeles y me llevó hasta la comandante ángel. Con ella me sentí totalmente en calma, pacífico, había alcanzado mi zen, pero apareció un demonio disfrazado de ángel y todo se fue por el caño...en cuanto apareció ese rubio demonio, mi sueño se tornó negro y sangriento. 

Conversé un poco con el demonio y creo que lo volví un poco más ángel. El demonio pronto había perdido su lado málevolo. Pero no fue mucho después que el demonio se volvió aún más malo de lo que era anteriormente.

Al final terminé durmiendo en la guarida del demonio y éste me torturaba en mi sueño de maneras inimaginables.

De pronto se escuchaban gemidos, pero no tenía idea de dónde venían.

La realidad se mezcló con la ficción y desperté.

—¿Qué, ya amaneció? —pregunto tallando mis ojos.

Cuando logro enfocar, me encuentro con la, no precisamente hermosa, escena de Nathan y equis chica teniendo sexo. 

Asombroso.

—¿QUÉ ESTÁN HACIENDO? —grito horrorizado.

Rápidamente cubro mi rostro ocultando mi sonrojo. Tampoco quiero verlos haciendo ese acto tan espantoso que los dos parecían tratar con naturalidad, ¡pero es que no! ¡No es aceptable! ¡Ellos ni siquiera están casados!

—Ah, creo que despertó tu hermanito... —comentó la chica con cierto enfado.

—¡Estupendo! —dijo Nathan irritado — No es mi hermanito. Es el nuevo que transfirieron de Japón — le respondió molesto —. Ahora se quedará aquí.

Idiota. Idiota. ¡IDIOTA!

—¡N-No se preocupen por mí, yo ya me voy! —grito nervioso, intentando huir, tratando de tomar mi ropa y buscando una manera de hacer todo eso sin tener que verlos en el horroroso acto.

 Rápidamente tomo una de mis chamarras, mis tenis, ¡ah!, y mi mochila. No tengo tiempo de preocuparme porque no haya tomado mi ducha, simplemente debo salir de aquí rápido; me apresuré a llegar hasta la puerta con el corazón retumbando en mis oídos, puse mi mano temblorosa sobre el picaporte y tardé demasiado esperando a que lograra abrir finalmente.

Cierro la puerta de un golpe, dando mi salida como un fiasco.

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Nathan P.O.V.

—Creo que ya podemos continuar —dije besándole cuello, pero su cuerpo estaba tenso.

—Ya no tengo ganas  —respondió encabronada —. No te ofendas, pero ese chico arruinó el momento del clímax.

—Oh, vamos, podemos hacer como que nunca estuvo aquí —sugerí.

—Insisto. Será mejor que regrese a mi cuarto... —Se levantó y tomó su ropa —. Lo siento, cariño. —Se despidió dándome un beso en la mejilla.

Fue al baño a cambiarse y yo me tumbé en la cama. Me quedé así un rato. Entonces ella salió.

—Tú también deberías vestirte —dijo —. No puedes ir así a clases —mencionó pícaramente al guiñarme un ojo.