Cálida bienvenida

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*Antes que nada, aclaro. Esta es una historia yaoi, osease, una relación de hombre x hombre. Si no te gusta, no la leas*

Haruo P.O.V

Después de hora y media de viaje, finalmente pongo un pie en la institución en la que estudiaré los próximos años de mi vida: La Academia Fiore, reconocida por su excelente nivel académico y educativo; por sus intercambios con estudiantes extranjeros y numerosas cosas más que me dio pereza memorizar, o que se desvanecieron de mi mente por ser simplemente banales.

El señor Matthew bajó la maleta de la cajuela y avanzó. La jaló por mí y aun así me pudo abrir la puerta. Matthew-senpai es un hombre extraordinario, tal vez él me quiera enseñar cómo ser más hombre.

¡Este lugar es asombroso! La Academia tiene dos plantas, un portón que le cierra el paso a las personas que no pertenecen al plantel; después del portón hay un pequeño camino de acera rodeado de un césped verde y al margen de las exigentes reglas.

Las paredes del interior son color melón, con pequeños grabados justo antes de cruzarse con los mosaicos crema del piso.

Siguió caminando hasta llegar a una puerta de madera color chocolate. La abrió, me dejó pasar primero y luego entró él.

Había un escritorio en esa habitación, varios títulos y diplomas en la pared, trofeos en una vitrina a la derecha, una silla para que se sentaran, una ventana a la iquierda, un garrafón de agua a un lado de la puerta y una pequeña placa en el escritorio con la palabra "the best principal of the history" . Típica oficina de director.

Detrás del escritorio había una enorme silla acolchada.

—Toma asiento. —Me señaló Matthew —. Pronto te atenderán.

Pero pensé que él era el director.

Salió de la habitación, junto con mi maleta. Si iba a salir con ella, ¿qué sentida tuvo introducirla a la oficina en todo caso?

Seguí esperando.

De pronto escuché que el pestillo de la puerta se abría —¡Matthew-senpai! —grité alegre pensando que se trataba de él.

Pero era un chico, problabemente un estudiante. Es alto, no tanto como Matthew, pero sí más que yo. Lleva el pelo parcialmente rapado del lado derecho, pero le queda bien. Trae una chaqueta de cuero encima de una camisa blanca, su pantalón de mezclilla desteñido indica claramente que no tiene tiempo para preocuparse por su apariencia porque sabe que se ve bien con todo, calza botas militares.

Es rubio y tiene unos endemoniados ojos azules tirando al morado. 

Miré que tenía un piercing en la oreja derecha. Mientras lo eximanaba, me encontré con sus ojos de nuevo; no pude apartar la mirada, era como si me atrajera. Pero me vi forzado a hacerlo cuando éste la desvió y...¿gruñó?.

No lo sé, sólo sé que terminé sonrojándome hasta las orejas.

Se sentó en la silla del director y subió los pies al escritorio. No sabía que eso estaba permitido. Empezó a hablar:

—¿Tú eres el nuevo de Japón, cierto? —preguntó.

Asentí sienténdome muy nervioso. Mi corazón latía muy rápido

—Bien. Deberás saber que hay cosas que debes respetar en esta escuela...— me decía, pero la puerta se abrió, y por ella entró una mujer de no más de 27 años con traje de empresaria color gris, con cabello largo y castaño llegándole casi a las caderas. Trae algo de maquillaje, ligero para acentuar sus hermosos rasgos. No podían faltar sus tacones.

Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora