Aaron CAP:34

805 24 0
                                        

Capítulo 34:

Miré a Alex fijamente. Él hizo lo mismo conmigo. Y nos quedamos así unos segundos...
- ¡PESTAÑASTE! - Grité señalándolo con una sonrisa. Él revoleó su paquete de gomitas hacia mí gruñendo. - Gracias. - Metí cinco en mi boca y reí. - No debes retar a una Brooks nunca.- Él gruñó otra vez y cruzó sus brazos como un niño pequeño.
- ¡Hiciste trampa! - Reí con fuerza.
Oh chico, soy mejor que tú, acéptalo.
- Llevo haciendo trampa unas diez partidas. Hay dos opciones. O eres demasiado tonto y no te has dado cuenta mi técnica para superarme, o, y esta es la verdadera, no puedes vencerme. - Alex negó con la cabeza.
- Deberías ir al médico. No es normal estar tanto tiempo sin pestañear y que tus ojos no se irriten ni un poco. - Pasé una gomita por su rostro y el frunció su ceño mientras la metía en mi boca.
La victoria sabe jodidamente dulce.
- Envidia, niño mimado. - Suspiré y miré por los pasillos asegurándome que nadie viniera, ni siquiera un profesor. - Esto es divertido. - Sonreí. - Dime por qué no lo hemos hecho antes. - Me acosté al lado de Alex mirándolo con mi hermosa cara de interrogación. Él sonrió mirando el pasto de la cancha de fútbol que teníamos en frente.
- Porque no está bien faltar a clases. Y porque pueden castigarnos. Y porque podría perder mi promedio perfecto por esto y Dios Kelsey, tenemos que volver. - Tomé su brazo antes de que pudiera tocar su mochila y me levanté del suelo. - No sé cómo mierda hiciste para convencerme, en serio. - Reí.
- Eso es porque soy jodida e irresistiblemente adorable y convencedora, sin contar mi belleza y mi gran inteligencia, por supuesto.- Alex suspiró y vi su ceño fruncirse aún más. - ¿Quieres relajarte? Es la única manera que tenemos de pasar tiempo de calidad sin que nadie enloquezca al vernos juntos. O piensan que te la chupo, o que estamos juntos, o que me vendes droga, o que estamos planeando asesinar a alguien, hasta incluso he oído de nuestros malévolos planes de conquistar Oklahoma. - Alex me miró y luego rió.
- ¿Oklahoma? ¿De qué me serviría eso? - Hice un gesto gracioso con mis manos.
- Exacto, mi amigo. - Imité a la perfección el acento okie haciéndolo reír aún más. Ambos nos acostamos en el suelo otra vez.
- ¿Y cómo van las cosas con Aaron? - Revoleé los ojos y gruñí.
- ¿Cómo que 'cosas'? Somos amigos. Nada más. - Mentí con la mejor cara de loca mentirosa e indignada que podía poner.
- Sí, claro. Amigos que se besan. Constantemente.
Oh, mierda. Olvidé lo de su casa. Maldición.
- Ya. Un beso. Nada más. Uno que nunca debería haber pasado. Nos dejamos llevar por la situación. - Alex volvió a reír.
- Y en el bosque también se dejaron llevar por la situación, supongo.
Oh, mierda. Eso también se lo conté.
Nota mental: no contarle a Alex cosas embarazosas con las que podrá torturarme luego.
Nota mental 2: dejar de hacer estúpidas notas mentales que luego olvidaré o no cumpliré porque mi segundo nombre es imbécil. O lo hubiera sido si alguien me hubiese puesto un maldito segundo nombre.
Nota mental 3: dejar de hacer esto, parezco una desquiciada y retrasada mental.
- ¿Otro error? - Dije dudando de lo que estaba diciendo, Alex me miró con sus cejas levantadas. Lo golpeé con mi codo mientras reía. - Ya. No somos novios, ¿quedó claro? Somos amigos. Con una extraña amistad, pero amigos. Estamos conociéndonos. La vida es difícil, deja tus malditas preguntas con estúpidas respuestas que no sé cuáles son.
- La pregunta es simple, y la respuesta también. Te gusta Aaron. - Afirmó haciendo que mis ojos volaran directamente a los suyos. - ¿Sí o no? - Suspiré y dejé caer mi cabeza sobre mis brazos mientras miraba el techo.
¿Me gustaba Aaron?...
Sí, definitivamente me gustaba Aaron.
- No lo sé. - Suspiré cuando sentí la mirada de Alex cuestionándome. - ¿Tal vez? - Hasta yo misma había dudado. Alex rió con fuerza y luego me miró con sus cejas alzadas. - Ya, maldita sea, sí. Sí me gusta Aaron maldición, déjame respirar. - Suspiré una vez más. - No es fácil Alex. Siempre todo se complica.
- ¿Quién mierda te dijo eso? Por Dios, a ti te gusta y tú le gustas a él. Es lo más simple que he oído jamás. - Tapé mi cara con mis manos.
- Ni siquiera sé lo que estoy diciendo... Yo... Sólo estaba pensando en lo que Mason dijo la otra noche. - Alex me miró medio confundido y medio enojado. Miré al techo para evitar el peso de su mirada sobre mí. - Ni siquiera sé lo que significa.
La verdad era, que sí sabía de lo que hablaba. O más o menos. No lo sé. Había pasado tanto tiempo en mi habitación mirando a la nada intentando averiguar qué era lo que había querido decir, que prácticamente todos mis pensamientos e hipótesis, habían perdido sentido alguno.
- ¿Qué dijo Mason? - Fruncí las cejas debatiendo conmigo misma si estaba bien contarle a Alex lo que Mason había dicho, o mejor no hacerlo. - Kelsey... - Lo miré a los ojos haciendo un pequeño puchero con mis labios del cual no me había dado cuenta que estaba haciendo segundos después.
- Dijo que como Aaron no podía suicidarse, había elegido estar conmigo. - Alex suspiró con cansancio y se recostó nuevamente en el suelo. - Es decir, no tiene sentido, porque no estamos juntos. Pero sigo sin entender lo que quiso decir... Aunque tampoco me importa tanto... - Golpeé mis dedos contra mi estómago creando un sonido que me ponía más nerviosa de lo que ya estaba. Me enderecé en mi lugar y puse mi rostro en el trayecto de la mirada de Alex, él sonrió. - ¿Qué piensas que quiso decir? - Supuse que mi preocupación y nerviosismo se había transportado a mi cara, porque Alex rió.
- Nada Kelsey... Sólo quería molestarlos. - Junté mis cejas y entrecerré mis ojos, mirándolo mal.
- No me mientas. Eres un asco haciendo eso. - Alex revoleó los ojos. - Hablo en serio.
- Mira Kelsey, llevamos años viviendo en el mundo. Miles de humanas se nos han insinuado porque, bueno, somos jodidamente atractivos. - Revoleé los ojos ante su estúpida sonrisa. - Pero siempre hemos dicho que no.
- ¿Por qué? - Yo era una humana. Y Aaron me había llenado de palabras bonitas y hasta me había besado. Si a él se le ocurría siquiera jugar conmigo, iba a descubrir la manera de arrancarle las pelotas y luego lo haría.
- Porque es difícil salir con ellas.
- Hey, hey, hey. Soy humana, ¿recuerdas? Admito que tal vez no seamos las criaturas más fáciles de comprender, y tal vez suframos de síndrome pre-menstrual, pero no es nuestra culpa, fuimos creadas así, ¿ya? - Alex rió. - Y en nuestra defensa, los hombres no se depilan, no sangran una vez por mes, huelen mal casi todo el tiempo y sólo quieren sexo una vez que lo han probado. - Alex volvió a reír.
- No digo que ellas sean difíciles, ¿si? Aunque sí lo son. - Golpeé su pecho con mi mano haciéndolo sonreír. - Es difícil para nosotros. - Junté mis cejas sin entender.
- Explícate. - Él se levantó de su lugar para quedar sentado junto a mí.
- Claro, olvidé que tu cerebro es pequeño.
- ¿Sabes qué? Te golpearía. Pero rompería tu estúpida cara de niño bonito y correrías con Gina para acusarme y hacer que yo le caiga mal hasta el final de los tiempos.
- Mira Kels, somos vampiros. - Dijo aludiendo por completo mi comentario.
- Gracias por recordármelo, por un segundo me había olvidado que te gusta chupar sangre.
- Exacto. Sangre. Y nosotros, en particular, no nos alimentamos de sangre humana, ¿recuerdas? - Asentí. - Y entonces, ¿qué es lo que tienen las chicas humanas?
- ¿Es un acertijo? Porque apesto en eso. Hazlo fácil. - Alex golpeó su frente con la palma de su mano y yo coloqué mis manos alrededor de mi cabeza y cerré los ojos con fuerza para concentrarme.
Concentración Brooks, no quieres quedar como una idiota, ¿cierto?
- ¿Qué tienen las chicas humanas? ¿Muy mala actitud? No, ¡lo tengo! - abrí mis ojos y señalé a Alex que me miraba de una manera extraña - ¡BIKINIS! - Él volvió a golpear su frente y se acostó de nuevo en el suelo. - Adiviné, ¿verdad?
- Explícame, porque de verdad me esfuerzo por entender, pero no logra entrar en mi cabeza, por qué mierda has dicho bikinis. - Mi cara de superioridad probablemente era épica.
- Simple. Deduzco que hay chicas vampiros, ¿cierto? - Alex asintió -. ¿Para qué necesitaría una chica vampiro una bikini, si no puede tomar sol? - Alex abrió su boca sorprendido. - Lo sé, soy un genio.
- De verdad voy a evitar todo esto. En serio, no quiero tener que llevarte a un médico de verdad. - Junté mis cejas. - No Kelsey, la respuesta no es bikinis.
Ya, oficialmente estoy confundida.
- La respuesta es, sangre humana.
Oooooh, soy realmente deficiente mental.
- Es difícil para un vampiro que se abstiene de la sangre humana, estar cerca de humanos, pero aprendemos a controlarlo. Por eso vamos a una escuela llena de adolescentes y vivimos en un pueblo así. Primero, el bosque es lo mejor para cazar. Segundo, agudizamos nuestra abstinencia a la sangre humana. Y tercero, la gente aquí es jodidamente agradable cuando no están prejuzgándote. Sin contar que me es fácil controlar el clima desde aquí para que casi siempre esté nublado y no terminemos carbonizándonos... La cuestión es, Kelsey, que cuando tienes una relación sentimental con una humana... Las cosas se vuelven complicadas cuando se ponen físicas.
- ¿Físicas? - Ya empezaba a confundirme otra vez.
- Ya sabes, calientes... - Junté mis cejas sin entender hacia dónde quería ir. - Creo que será mejor que tengas esta conversación con Aaron. - Negué con la cabeza.
- Oh Alex, ni tú ni yo queremos que yo tenga esta conversación con Aaron.
- Cuando las cosas se tornan físicas entre un humano y un vampiro, el vampiro termina por perder el control. Siempre.
- ¿Siempre?
- Siempre.
Mierda. Y yo que quería...
- Ya sabes, las hormonas enloquecen, el humano libera su esencia, está desnudo, transpira, su sangre bombea mucho más rápido. Son cosas que liberan los sentidos que llevamos dentro y le ganan a nuestra voluntad. Enloquecemos y queremos morder todo lo que tenemos a nuestro paso. Desenfreno, euforia, fuerza... - Lo detuve con mi mano.
- Ya entendí. - Nos quedamos unos cuantos segundos procesando todo, bueno, yo lo procesaba, él sólo estaba incómodo. - ¿Entonces no han tenido sexo por siglos? - Definitivamente Alex se había puesto aún más incómodo.
- Bueno, emmh... Ya sabes... Existen estos... Emmh... Prostíbulos de vampiras. - Mi boca se abrió.
- Estás jodiéndome.
- De verdad quisiera que sí. - Negó con la cabeza mientras mi boca seguía abierta por la sorpresa. - No te das una idea del dinero que ganan por hacer eso. Y de verdad, es necesario a veces. - Ya, estoy completamente impactada.
- ¿¡Has ido a alguno alguna vez!? - Dije con sorpresa, horror y gracia al mismo tiempo.
- Yo... Pero... No... - La campana sonó haciendo que Alex suspirara de alivio. Tomó su mochila y se paró sin darme tiempo para seguir acosándolo. - Uf, que rápido que corre el tiempo. Debo irme, nadie puede vernos juntos, ¿recuerdas? - Besó mi mejilla mientras yo sonreía por su estúpida actitud y luego caminó lo más rápido que pudo mientras veía a los alumnos salir de sus aulas.
- ¡TE SALVÓ LA MALDITA CAMPANA NIÑO! - Grité. Sabía que me había escuchado. Revoleé los ojos y tomé mi mochila mientras me levantaba del suelo para mezclarme con los alumnos.
Oh Dios, Alex ha estado en un prostíbulo de vampiras. Tengo material para cargarlo por años.
Esperen...
Si Alex estuvo en ese prostíbulo, Aaron...
No. No sería capaz.
OH MALDITO BASTARDO. VOY A ARRANCARLE LAS PELOTAS Y HARÉ QUE SE LAS TRAGUÉ Y LUEGO CORTARÉ SU PENE EN PEQUEÑOS PEDAZOS Y SE LOS DARÉ DE COMER A LAS PALOMAS, MIENTRAS ÉL SUFRE VIENDO ESTO CON SUS MALDITOS Y JODIDAMENTE PROSTITUTOS OJOS.
Agh, lo odio.
(...)
Mi mandíbula estaba ligeramente apretada y mis brazos estaban cruzados por encima de mi pecho. Mi pie hacía una extraña danza mientras esperaba a que el idiota bastardo apareciera para dar la maldita cara.
No estaba celosa. No corría ni el mínimo indicio de que estaba celosa a través de mis venas. Nada. Estaba enojada porque nunca me lo había dicho y hasta pensaba que me había mentido, pero, ¿celos? Por favor, ¿yo? ¿Celosa? Sí, claro. No tenía sentido que estuviera celosa, si así fuera el caso. No era su novia. No era nada suyo hablando de 'esa' manera. Sólo era su estúpida amiga. La estúpida amiga del estúpido Aaron.
Mi mandíbula se apretó aún más cuando lo vi caminar hacia su auto, en el cual yo me encontraba apoyada, acosándolo. Tenía una botella de agua en su mano y un maldito burrito en la otra, ¿pueden creerlo? ¡UN JODIDO BURRITO! Idiota. Miró a sus costados observando a los alumnos que acababan de salir de la escuela, al igual que yo, y juntó sus cejas.
- ¿Pasó algo? Porque todos están aquí, y creo que habíamos quedado en que no nos veríamos en la escuela donde todos comentan idioteces. - Mi mandíbula se apretó aún más y hasta creía que había roto un par de muelas por semejante presión. Tomó de su botella de agua y por unos segundos me había quedado hechizada mirándolo, pero luego recordé lo idiota y prostituto que era, y que estaba sumamente enojada con él por eso.
- Con que prostíbulo de vampiras, ¿eh? - Aaron escupió todo lo que estaba tomando y casi me salpica, pero al parecer se dio cuenta que sólo lograría enfadarme más e hizo algo bueno en su vida corriendo su boca hacia un costado. Sabía que su tos era falsa y que sólo estaba ideando alguna otra mentira más para hechizarme con sus estúpidos juegos de 'uuuh, soy jodidamente sexy, ámame, deséame y etcétera', jodido imbécil. Y si la tos era real, de verdad no me importaba que se estuviera ahogando en frente mío y no haría nada para salvarlo.
- ¿Qué? ¿Cómo...? ¿Quién mierda te dijo eso? - Mis cejas se fruncieron y mi mirada transmitía veneno.
- Entonces es jodidamente cierto. - Él se apresuró a acercarse a mí pero lo detuve corriendo mi mirada a las personas que estaban viéndonos. Entendí que estaba frustrado cuando lo escuché gruñir. Me tomó del brazo con fuerza y tan rápido que no tuve tiempo de decirle que me suelte, y me subió a su auto. Arrancó como si no me estuviera secuestrando y golpeó el volante con sus manos al salir del estacionamiento de la escuela.
Ahora tenía que explicarle OTRA desaparición a Tris, genial.
- No es lo que piensas, maldita sea no. - Entrecerré mis ojos mientras lo veía mal, otra vez.
- ¿Vas a decirme que ibas a un prostíbulo de vampiras a estudiar? ¿También piensas que soy idiota?
- En realidad, el término correcto es vampiresa. - Lo miré el triple de mal.
¿Además de acostarse con malditas vampiras tenía el maldito tupé de corregirme? En serio, voy a arrancarle las pelotas y haré que se las coma con aderezo.
Él volvió a golpear el volante al darse cuenta que su estúpida corrección no me había gustado para nada, y me miró. Estúpidos y lindos ojos que me encantan.
- Mira, tal vez si es un poco lo que te imaginas... - Gruñí como un maldito orangután porque estaba confirmando todos estos malditos pensamientos que me estaban atormentando desde que había hablado con Alex. - Pero no lo entiendes.
- Oh, ¿te parece muy desconsiderado de mi parte que no lo entienda? Lo siento Aaron, lo siento jodidamente mucho. - Definitivamente estaba a la defensiva. Él tomó su burrito con nerviosismo y mordió un pedazo.
- No quise decir eso... Yo... Oh Dios. - Y ahora su botella de agua y volvió a beber de ella. ¿No estaba prohibido comer mientras manejabas? No estaba segura, pero si podía hacerlo infeliz, sentiría que mi misión del día se había cumplido. Arranqué el burrito de sus manos y le di un mordisco mientras él me miraba extrañado.
- No se puede conducir y comer, está prohibido. La vista al frente siempre. - Dije con la mitad del burrito dentro de mi boca, probablemente no me había entendido, pero estaba tan enojada que hacía todo lo que yo le decía.
- Kelsey... - ¿Y ese tono de advertencia? ¡Yo tenía la razón aquí!
- ¡NO ME KELSEYNEES! ¡TÚ FUISTE EL QUE VIVIÓ INTERNADO EN UN PROSTÍBULO DESDE SIEMPRE! - le grité agitando el burrito por el aire y esparciendo todo su contenido en el auto.
- Mira, las cosas no fueron así. No entiendes. No es fácil vivir en abstinencia por más de un siglo y no puedo tener sexo con humanas porque...
- Ya lo sé, Alex me lo dijo. - Oh mierda.
- ¿¡EL MALDITO ABRIÓ LA BOCA!? - suspiré con cansancio y miré a Aaron con mi cara de perrito.
- Él no habló de ti, nada más me explico el tema y luego yo saqué mis conclusiones. - Aaron frunció aún más su cara.
- ¿Qué mierda hacías hablando de sexo con Alex?
- Estábamos hablando de que los hombres no son jodidamente capaces de mantener sus asuntos dentro de sus pantalones. Y al parecer, tú eres el maldito y perfecto ejemplo de ello. - Él revoleó los ojos.
- No es lo mismo que eso le suceda a un vampiro y que le suceda a un humano. No tenemos auto control. Estamos diseñados para cagarla, siempre. Y luego arrepentirnos de lo que hacemos. - Bajé la guardia unos segundos porque de verdad parecía arrepentido. Y al parecer él se dio cuenta, porque me miró y sonrió. - ¿Podrías perdonarme por ser un estúpido?
No, no puedo. Aunque sí quiero porque tú estás usando tus malditos toques de seducción para lograr lo que quieres, como siempre. Idiota.
- No es justo, porque si yo fuera la que hubiese dormido con no sé cuántos chicos, tú probablemente no me hablarías nunca jamás. - Esta era una discusión de niños, pero quería verlo sufrir.
- Kelsey, si tú hubieses dormido con no sé cuántos chicos, ellos no estarían respirando en este preciso momento.
No sonrías. No sonrías. No sonrías. No sonLO ESTÁS HACIENDO IDIOTA.
- Está bien. Te perdono por no habérmelo dicho antes. - Él sonrió mientras aparcaba su auto en el jardín de la mansión Lawrence. Ni siquiera me había dado cuenta que estaba conduciendo hasta aquí. - Y perdón por enloquecer. No sé qué me sucedió. - Reí un poco mientras él sacaba la llave del contacto.
- Oh tranquila, los celos están justificados. - Dijo con una sonrisa y bajó del auto.
¿Celos? Yo no estaba celosa. ¡Ja! ¿Yo? ¿Celosa? Por favor.
- Emmh, disculpa que te desilusione pero, no estoy celosa. - Dije mientras bajaba del auto y caminaba hacia la casa. Aaron rió con fuerza y abrió la puerta dejándome entrar primero.
- Si tú lo dices... - Sonreí de manera sarcástica y golpeé su pecho con fuerza y delicadeza a la vez.
- Sí, sí lo digo. - Entré y caminé hasta la cocina en donde supuse que estaría Gina. Dejé mi mochila sobre una de las sillas y me acerqué a ella que estaba cocinando con su uniforme de enfermera, lo cual me hizo sonreír. Ella me sintió, al parecer, porque se dio vuelta y me sonrió. - Hola Gi...
- ¡Oh, vamos! ¿No puedes admitir que simplemente estabas celosa? - Gina borró su sonrisa y miró a Aaron, y luego se giró riendo un poco para seguir cocinando. Yo apreté mi mandíbula y me volteé para ver su estúpida y perfecta anatomía apoyada contra la pared, con sus musculosos brazos cruzados sobre su negra remera, con su típica sonrisa de superioridad que me ponía los nervios de punta.
- Lo admitiría. El único problema es que no lo estoy. - Él alzó sus cejas y acercó su rostro a mi dirección, como si fuera a contarme un secreto a distancia.
- Sí lo estás. - Escuché la risa de Gina a mis espaldas y eso sólo hizo que me irrite aún más.
- No lo estoy. - Negué con mi cabeza.
- Sí lo estás.
- No. Lo. Estoy. - Ya empezaba a cabrearme en serio.
- Sí. Lo. Estás. - Aaron salió corriendo de la cocina como un maldito niño de cinco años y por supuesto, yo corrí tras él porque, maldita sea, no estaba celosa. Lo seguí hasta su habitación en donde lo vi tirarse en su cama. - Sí lo estás y lo sabes. No puedes resistir los pensamientos de este chico con cualquier otra chica, juntos. - Tomé mi cabeza con fuerza, dramatizando todo aún más.
- ¡Oh, no! ¡No me tortures de esa manera Aaron! Es que yo... No puedo no ser la única que toque tu piel, y recuerde tu aroma cuando aspira tu almohada como ¡UNA LOCA PSICÓPATA! - Él rió con fuerza mientras me acercaba más a él. - Es una tortura para mí que otras hayan pasado por ti. Pero ahora sé que soy la única, ¿verdad? La única, para siempre. - Dije con sarcasmo tocando mi pecho y simulando que estaba a punto de llorar. Aaron sonrió y me tomó de la cintura tirándome sobre él en la cama. Quedamos condenadamente cerca y de repente ya no estábamos sonriendo y los celos dejaban de correr por mis venas para dejar paso a los nervios. Estaba cansada de ponerme nerviosa cuando estaba cerca de él. - ¿Qué haces? - Apoyé mis manos sobre su pecho para poder verlo mejor.
- Nada. - Sonrió inocentemente sin soltar su firme agarre en mi cintura. Me incliné un poco más para estar más cerca de él.
- Quita tus prostitutas manos de mí, ahora. - Él rió y acercó su rostro al mío, aún más.
- No quiero. - Me moví un poco haciendo que ambos cayéramos al piso. No pude evitar reír ante mi estupidez y Aaron tampoco. Estaba encima de mí, con una estratégica manera de no aplastarme, y me miraba fijamente a los ojos, poniéndome aún más nerviosa. - Eres linda.
Ya, mi corazón se está derritiendo en este momento.
- Gracias... - No creía que lo que decía era cierto, pero bueno, ¿qué podía decir? Me acerqué a él con obvias razones de besarlo y Aaron lo entendió de inmediato.
- Niños... ¿Quieren galletas? - Gina abrió la puerta justo en el momento en que empujaba a Aaron lejos de mí y hacía que su cabeza se golpeara contra el piso. Gina nos miró a ambos en el suelo y luego de cinco segundos, me di cuenta de que tenía la idea equivocada de lo que estaba pasando aquí. - Oh, lo siento tanto chicos, yo no... Dios, lo siento. - Dejó las galletas sobre el escritorio de Aaron y salió por la puerta lo más rápido que pudo.
- En serio, tienes que dejar de hacer eso. - Dijo refiriéndose a empujarlo siempre que alguien estaba cerca. Tapé mi cara con mis manos y golpeé mi cabeza contra el suelo mientras Aaron sonreía.
- Tu madre va a pensar que soy una cualquiera. - Mordí mi labio sin poder creer que había dejado que esto sucediera. Aaron rió y se paró del lugar para ayudarme a que me levantara del suelo. Yo nada más quería que la tierra me tragara. Sin contar que quería que Gina aprendiera a golpear la puerta para darnos un poco más de tiempo de parecer normales.
- Ella no va a pensar eso, si en verdad es lo que te preocupa.
- Claro que va a pensar eso. Además de que aparezco en su casa peleando con su hijo y ni siquiera la saludo, ella abre la puerta de tu habitación y tú estás encima de mí, en el suelo. ¿Qué se supone que va a pensar? - Caminé hacia el escritorio y metí una galleta entera en mi boca. - Y encima me como sus galletas. - Quiero llorar. Aaron rió e hizo que saque la mano del plato de galletas, porque ya estaba a punto de agarrar otra.
- Kelsey, estoy hablando en serio, ella te adora demasiado. De verdad. Ya me ha propuesto que vengas a comer más de diez veces. Está loca. - Sonreí y metí otra galleta en mi boca.
- ¿En serio? - Ni yo había entendido lo que había dicho, pero de todas maneras, Aaron asintió. Lo golpeé en la cabeza.
- ¿Por qué fue eso? - Frunció sus cejas.
- ¿Por qué no me dijiste que me invitó a comer? Ahora parezco una desinteresada y desagradecida. - Aaron revoleó los ojos. Le iba a decir lo estúpido que había sido, pero un ruido nos distrajo a ambos. Pasos rápidos bajando por las escaleras. Como desesperados y ansiosos. Alex abrió la puerta y nos miró a ambos con los ojos bien abiertos. Esperaba que pidiera algún tipo de explicación de por qué estaba aquí o qué hacía en el cuarto de Aaron, pero no dijo nada de lo que se me cruzaba por la cabeza.
- Ustedes van a querer ver esto. - Y luego salió corriendo escaleras arriba. Miré a Aaron y él me miró a mí, ambos estábamos igual de confundidos. Él fue el primero en salir de la habitación y yo lo seguí detrás. Entramos al 'fuerte de hombres' como lo había llamado Chad la otra vez que me echaron del lugar. Todos estaban allí, menos Jonathan y Gina, obviamente, que todavía no estaban enterados de todo lo que había pasado. Se encontraban parados, mirando al televisor que estaba pasando las noticias. Miré a Aaron que ahora tenía toda su atención puesta en lo que estaba pasando. Hice lo mismo justo en el momento en que una chica rubia aparecía en el medio de una ruta con un micrófono y comenzaba a hablar.
"Estamos en la ruta principal de California en donde se ha encontrado el cuerpo de un hombre de alrededor de unos treinta años muerto. Todavía no se ha confirmado su identidad ni la causa de muerte, pero los forenses sospechan que fue a causa del desangramiento que se produjo al ser apuñalado con una daga de plata. No se han encontrado pistas que puedan poner a alguien bajo sospechas. Fue encontrado esta mañana, a las seis, cuando un..."
Alex apagó la tele.
Todos nos miramos los unos a los otros, esperando que alguien tuviera las agallas de decir las palabras que todos estábamos pensando.
- Fue Mason. - Aseguró Connor. Todos nos volteamos a verlo. - Fue él, es obvio. - Un escalofrío recorrió mi espalda porque otra vez, moría un inocente por culpa de Mason. Y hasta sentía que comenzaba a ser mi culpa también. Y eso me daba muchísimas ganas de vomitar.

Aaron Lawrence Donde viven las historias. Descúbrelo ahora