Aaron CAP:54

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Capítulo 54:

- ¿Tú sabías de esto? - La voz acusatoria de Jaxon hizo que dejara de observar a los Lawrence y me centrara en sus ojos. Ni una sola palabra pudo salir de mi garganta, supuse que aún estaba sorprendida. - Claro que lo sabías. - Afirmó, mientras sus ojos se llenaban de furia y sus mejillas se ponían rojas. - Tú también lo prefieres a él. - Negué con la cabeza y mojé mis labios con mi lengua.
- No tenía idea de que ellos estaban aquí. Lo juro. - Intenté dar un paso hacia él, pero se alejó de mí con rapidez. Buscó con sus ojos algo desesperadamente, y luego volvió su mirada a mí. Miré a Duncan y junté mis cejas. - ¡Díselo! ¡Dile que no tenía idea de todo esto! - Ninguno se dignó a contestar y Jaxon rió amargamente mientras veía que limpiaba con astucia una lágrima que se escapaba de uno de sus ojos para que nadie lo notara.
- Yo sabía que él quería matarme, pero nunca pensé que tú quisieras formar parte de eso también. - Sus ojos me transmitían tanto dolor, y al observarlos con detenimiento, se me encogió el corazón. - ¡MENTIROSA! - Gritó, y comenzó a caminar hacia mí con rapidez. Sus pasos eran firmes y duros, y sus ojos estaban a punto de sacar chispas mientras que apretaba su mandíbula. Alcancé retroceder tan sólo unos pasos, que no lo detuvieron. De la nada, Chad apareció por un costado, y lo derribó antes de que pudiera llegar a mí. Ambos comenzaron una lucha de forcejeos en el suelo, y mientras Jaxon intentaba golpearlo, Chad sólo intentaba tomarlo para que se quedara quieto, aunque no parecía un trabajo fácil.
Sentí un mínimo tacto que rodeaba toda mi muñeca, y cuando subí mis ojos, me encontré con los de Alex, que me rogaban algo que desconocía. Chad había logrado tomar a Jaxon por los brazos y ambos se habían parado del suelo, mientras que Connor, Aaron y Duncan los miraban desde un punto desconocido entre la oscuridad.
- ¡CHAD, ESTÁS LASTIMÁNDOLO! - Chillé, mientras observaba la cara de dolor que Jaxon ponía al tiempo que él lo sentaba en una silla y apresaba sus muñecas. Chad se detuvo al instante de escuchar mi voz, y sus ojos se llenaron de culpa mientras me miraba. Alex volvió a tirar de mi muñeca, pero no le hice caso. Los ojos verdes de Chad habían perdido el brillo que tenían, al momento en que se daba cuenta que le rogaba con los míos para que se detuviera. Jaxon también me miró, sin decir absolutamente nada.
- ¡Sácala de aquí! - Aaron lo empujó, y tomó las muñecas de Jaxon, siguiendo con el trabajo que Chad no había podido completar.
¿Es que acaso iban a lastimarlo?
- Kelsey, tenemos que irnos. - Solté el agarre que Alex tenía sobre mí, y caminé un par de pasos para detenerlos. Connor apareció delante mío, bloqueándome el paso y negando con la cabeza. Me miró directamente a los ojos y me tomó de los hombros haciendo que retroceda. Planté mis pies con dureza en el piso, evitando que él pudiera moverme un centímetro más.
- No lo entiendes. -Connor bajó la voz y me miró directo a los ojos, intentando decirme algo con ellos que no entendía. No lograba comprender.
¿Por qué estaban intentando detenerme? ¿Es que acaso Duncan no quería hacer las paces con Jaxon?
- Sabía que le dirías todo eso. Sabía que intentarías llenarle la cabeza en mi contra. - Duncan se paró frente a él, con sus hombros tensos y sus puños cerrados, reprimiendo todo el enojo que lo consumía por dentro.
¿Enojo? ¿Por qué estaba enojado?
- Sólo le dije la verdad que tú no te atreves a revelar. Porque eres demasiado perfecto, demasiado bueno como para que las personas puedan llegar a pensar mal de ti. - Escupió con desprecio. Aaron tiró de su cabello, para que se callara y Jaxon gritó con dolor.
- ¡AARON! - Mi voz salió completamente rota, pero él ni siquiera me miró. Siguió haciendo lo suyo, ignorándome por completo.
- Sácala de aquí. - Susurró Duncan por encima de su hombro, sin mirarme. Connor volvió a empujarme hacia atrás, intentando deshacerse de mí. Jaxon rió, lleno de resentimiento, mientras que yo luchaba contra las fuerzas que querían que saliera de allí.
- ¿Para qué quieres que se vaya? ¿Para que cuando pregunté por qué estoy muerto puedas decirle que yo intenté asesinarte primero y tú tuviste que defenderte? - Negó con la cabeza. - Eres tan patético. - Aaron tiró una vez más de su cabello, y yo apreté mis uñas en el brazo de Connor mientras que me asomaba por sobre su hombro para poder observar lo que pasaba.
- ¡Sabes que intenté salvarte! ¡Sabes que Cassie estaba mal y sabes que si nos quedábamos debajo de ese techo un segundo más, hubiéramos muerto los tres! - Tragué saliva y me deshice del agarre que Connor tenía en mis hombros, pero Alex fue mucho más rápido y en cuanto estuve a punto de salir disparada hacia Jaxon para ayudarlo, él me tomó por la cintura haciendo que me detuviera en el acto.
- ¡PUDISTE HABERME SALVADO! - Gritó Jaxon otra vez. Golpeé las manos de Alex para que me soltara, pero él apenas parecía notarlo. Observé que Chad se alejaba de ellos y permanecía parado, mirándolo todo con ojos llenos de pánico.
- No tenemos tiempo. - Escuché que le decía Aaron a Duncan, y me pregunté otra vez para qué no tendrían tiempo. Aunque me asustaba pensar que probablemente sabía la respuesta.
Duncan se llevó una mano dentro del bolsillo de la chaqueta que traía puesta y sacó algo puntiagudo, cubierto por una especie de tela gruesa. Los ojos de Jaxon se habían llenado de miedo, y por la manera en que movía las piernas, supuse que una parte de él no se esperaba lo que estaba sucediendo. Y yo aún menos. Me había quedado tan petrificada, que parecía una estatua de piedra. Estaba firme y quieta en el suelo y ni siquiera la fuerza de Alex, que intentaba sacarme de allí a toda costa, estaba logrando que me moviera.
Aaron tomó los hombros de Jaxon para que permaneciera quieto en su lugar, y Duncan se puso aún más tenso mientras escuchaba gritar a su hermano pequeño y desenvolvía algo parecido a un cuchillo, pero muy brillante. De plata, obviamente. El corazón comenzó a correrme a mil por hora y sentí que toda mi vista se nublaba mientras Alex tiraba de mí con fuerza y Duncan se acercaba a paso lento hacia Jaxon.
No sé cómo lo hice, y en el momento tampoco estaba segura de si lo había hecho o no, pero de repente Alex estaba en el suelo, Connor demasiado lejos para poder agarrarme, y yo corría con toda la fuerza que tenían mis piernas, directamente hacia Duncan que se había acercado más a Jaxon de un segundo a otro. Nadie se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, hasta que una mano mía, apresó la mano en la que Duncan tenía el cuchillo y la fuerza con la que veníamos moviéndonos se hizo en contra de nosotros, haciendo que cayéramos al suelo.
El cuchillo se había escapado de sus dedos hacia algún lugar, no había prestado atención en dónde había aterrizado porque estaba muy ocupada, mirando cómo él se volteaba furioso y descubría que había sido yo la responsable de su caída.
- Por favor, no... - Le susurré con cautela mientras que sus ojos se tornaban menos duros y sus labios dudaban en qué decir.
- Tú no lo entiendes. - Acercó su cara a la mía sólo un poco y apoyó una de sus manos en mi hombro. - Si no hago esto, cosas malas van a pasar. Cosas muy malas. - Repitió, y sentí que mis ojos veían nublado a causa de las lágrimas que se acumulaban en ellos. Tenía un grito ahogado y desesperado atravesado en la garganta que no podía salir por más que lo intentara.
- Por favor. - Rogué una vez más, y cerré mis ojos, haciendo que una lágrima se escapara sin quererlo. Uno de los dedos de Duncan la estaba limpiando.
- Lo siento tanto. - Susurró, intentando tranquilizarme.
- Yo lo siento tanto. - La voz de Jaxon se había hecho más fuerte y cuando abrí los ojos para verlo, descubrí que Aaron yacía en el piso, casi inconsciente y los Lawrence no podían acercarse a él porque tenía en sus manos el cuchillo que se había escapado de la mano de Duncan por mi culpa, segundos atrás. Se acercó a nosotros con rapidez, y me tomó del brazo de una manera tan veloz, que ni Duncan ni yo tuvimos la oportunidad de impedirlo. Uno de sus brazos envolvió mi cuerpo y con su otra mano apuntó el cuchillo a mi cuello.
La respiración se me cortó en el instante en que sentí la punta afilada, clavarse sobre mi delgada piel, haciendo que se cortara tan sólo un poco, y dejando que un poco de mi sangre se derramara por mi cuello. Los brazos de Jaxon se tensaron a mí alrededor y supuse que el deseo de sangre, aún no era algo que él pudiera controlar. Alejó el cuchillo un poco más, intentando no cortarme otra vez. Duncan se paró del piso, y Alex, Connor y Chad se agruparon detrás de él. Aaron aún seguía en el suelo sin moverse. Un tirón caliente hizo que mi cuerpo se inmovilizara, y el miedo me heló la sangre sin previo aviso.
- Así que déjame entender un poco lo que está sucediendo aquí... - Comentó Jaxon, con un aire de enojo y arrogancia en su voz, como si sintiera que por fin, todo estaba bajo control. Bajo su control. - Tú no le contaste la verdad porque la culpa te estuviera comiendo de adentro hacia afuera, tú le dijiste a Kelsey que era nuestra hermana porque sabías que yo conocía la historia completa y que ella vendría corriendo hacia mí para saber toda la verdad. - Me empujó un poco hacia adelante y me llevó con su cuerpo mientras caminaba, alejándose de los Lawrence. - Entonces le dijiste que Mason trabajaba para mí, y que yo le había ordenado que debía protegerla y que nuestro vínculo era aún más fuerte de lo que creía, entonces ella podría deducir, que Mason sabría en dónde estaba y cuando lo llamase sabría con exactitud dónde encontrarme, ¿o me equivoco? - Nadie dijo absolutamente nada, y sentí que mi corazón se achicaba al no escuchar a los chicos desmentir las barbaridades que Jaxon estaba haciendo salir de sus labios. - El plan era sencillo. La seguían, me encontraban, y como uno de ustedes tiene el estúpido circo de volver a los demás indetectables, yo jamás me daría cuenta hasta el momento en que me mataran, ¿cierto? - Duncan dio un sólo paso, y Jaxon retrocedió junto conmigo y me apretó mucho más a su cuerpo. - ¡Si te mueves una vez más, tendrás que hacer mucho más que darle de tu sangre para salvarla!
- Tú nunca... - Jaxon lo interrumpió.
- ¿Le haría daño? Estás muy equivocado si piensas que pondría mi vida sobre la de ella. - Su respiración se hizo pesada sobre mi cuello y sentí que me susurraba. - Lo siento tanto, pero no puedo morir. - Observé que Duncan lo veía distraído, aún susurrándome cosas que no escuchaba y como si entendiera a la perfección todo lo que estaba a punto de pasar, sacudí un poco mi cabeza, para que pusiera manos a la obra al plan que, suponía, habíamos ideado entre nosotros en esos pocos segundos de miradas silenciosas.
Se lanzó a correr lo más rápido que pudo en dirección a Jaxon y a mí. En cuanto él se dio cuenta, pegó mi cuerpo aún más al suyo, y justo en el momento en que Duncan se encontraba a unos centímetros nuestro, el cuchillo voló hacia su dirección y la punta se enterró en su estómago.
Duncan quedó completamente paralizado, al igual que la mano de Jaxon, que no hacía más que mantener el cuchillo firme en su lugar. Mis ojos se hicieron un río de lágrimas mientas doblaba mi cuerpo como podía para evitar ver la sangre de Duncan teñir todo el sucio piso de rojo. Jaxon soltó el cuchillo pero no a mí, y con la mano que se había liberado, rodeó mi cuello, aplicando una ligera presión. No podía quedarme quieta mientras veía que Duncan caía al suelo frente a mí.
- ¡NO SE MUEVAN! - Le gritó a los Lawrence, que habían querido salir corriendo para socorrer a su hermano. Mi corazón cada vez se hacía más pequeño mientras veía que de la herida de Duncan cada vez brotaba más y más sangre.
- Déjame ayudarlo, por favor. - Le susurré, mientras me sacudía de un lado a otro, intentado escapar de su agarre, pero su brazo cada vez se apretaba más a mi cuello.
- Eres la única oportunidad que tengo de salir de aquí con vida... ¡SI SE MUEVEN, VOY A MATARLA! - Chad, Connor y Alex se habían quedado quietos como estatuas mientras sus ojos se movían desde su hermano hacia nosotros.
El cuerpo inmóvil de Duncan nos daba la espalda, pero podía ver que su espalda se movía, y eso era lo único que me permitía respirar. Había mojado todo el brazo de Jaxon a causa de mis lágrimas, pero eso no lo había detenido a seguir caminando hacia la única salida de todo el edificio.
- ¡Pero mira lo que encontré! - Antes de que pudiera salir, Mason abrió la puerta y empujó a Jake, que cayó al piso de rodillas. Su respiración era pesada, y cuando le presté atención a su figura, me sorprendí al ver el cuerpo revoltoso de Tris en su hombro, cubierto por su pijama.
- ¡TE DIJE QUE ME SOLTARAS! - Mason clavó sus ojos en Jaxon y en mí, y luego de ver a los Lawrence, entendió la situación a la perfección. Tiró a Tris sin un poco de tacto junto a Jake, y esta buscó su cara al inzumbido, Cuando un poco de luz los alumbró, observé que el rostro de Jake sangraba por doquier. - ¡Kelsey! - Dijo cuando descubrió que existía. Su pecho se infló y antes de que pudiera pararse y correr hacia mí, Mason tomó su cabellera con una mano y estrelló su cabeza contra el suelo.
- Te dejé solo diez minutos, ¡DIEZ MINUTOS! - Jake se arrastró por el suelo hasta Tris, que apenas lograba moverse. - ¿Ahora qué? - Mason pisó la mano de Jake, que intentaba tocar la herida de Tris. Se escuchó un grito lleno de dolor, y dudé mucho cuál de los dos lo había sacado de su garganta. Incluso dudé de si no lo habían hecho ambos.
- ¿Tengo cara de haber planeado algo? - El hecho de que ambos estuvieran charlando como si nada sucediera, como si Duncan no se estuviera desangrando a unos metros de nosotros, como si Aaron no estuviera inconsciente, como si Tris no tuviera la cabeza abierta y como si la cara de Jake no estuviera destrozada, hizo que llorara aún más fuerte.
- Bueno, no... - Tomó el pie de Jake y lo arrastró por el suelo como si se tratara de una pluma, gritó lleno de dolor, y me sacudí aún más, deseando poder ayudarlo. Deseando poder ayudarlos a todos. - Pero veo que te has entretenido bastante. No vas a matarla, ¿cierto? - Dejó a Jake junto a Aaron, y me miró. Mi cerebro se imagino todos los cadáveres de los presentes apilados uno sobre el otro, y lloré un poco más, pensando que Mason y Jaxon serían tan despiadados y desalmados como para hacer mis peores pesadillas realidad.
- Claro que no. - Dijo Jaxon, enojado y decidido. - Pero no dudo en lastimarla lo suficiente como para que todos ellos se arrepientan de haber venido hasta aquí. - Mason se acercó a Tris y la ayudó a sentarse. Ella intentó alejarlo, pero le resultó imposible.
- No es nada muñeca, no exageres. - Tris le escupió en la cara mientras Mason intentaba mirar su herida. Se alejó de ella, limpiándose el rostro. - Odio las reuniones familiares. - Declaró mientras se acercaba a nosotros.
- Tenemos que irnos de aquí lo antes posible. - Mason asintió con la cabeza. Con toda la fuerza que me quedaba, golpeé el estómago de Jaxon con mi codo, y luego lo pateé, intentando deshacerme de su agarre. Ambos se entretuvieron intentando calmarme, y de la nada, Mason había caído al piso, y una masa gigantesca estaba sobre él, abollándole la cara con sus puños y evitando que pudiera dar un paso más. Aprovechando la distracción de Jaxon, impulsé todo mi cuerpo hacia adelante, haciéndole imposible sostenerme, y caí al suelo con torpeza. Me levanté de la manera más veloz que pude, y noté que la masa muscular que golpeaba a Mason era, en realidad, Aaron. Corrí, sin mirar atrás, intentando alejarme todo lo que podía de la situación. Los brazos de Jake me detuvieron y me abrazaron.
- ¡Kelsey! - Escuchaba que me gritaba, completamente desesperado. Tris llegó junto a él y me sostuvo por lo hombros. Fijó sus ojos en los míos, que apenas la veían a causa de la neblina que creaban las lágrimas que estaban contenidas.
- ¿Dónde está Duncan? - Solté, con mis ojos inspeccionando todo su rostro. Ella miró a nuestro alrededor y juntó las cejas. Yo hice lo mismo, y noté que Duncan no yacía en el lugar en el que había estado hasta recién. Aaron aún se peleaba con Mason, y los Lawrence habían corrido para ayudarlo.
Mis ojos volaron a los de Jaxon. Estaban fijos en mí, como si fueran imanes. Su cuerpo estaba inmóvil, y tenía la boca abierta, como si intentara decir alguna palabra, que le había quedado por la mitad. Un extraño escalofrío me invadió en todo el cuerpo mientras veía que su camiseta blanca se teñía de rojo en la parte superior de su pecho. Cayó de rodillas al suelo dando un golpe seco contra el concreto. Cuando se desplomó sobre el piso, pude notar que Duncan yacía parado, en donde Jaxon antes había estado. El cuchillo que había sacado hacía un tiempo de su chaqueta, estaba bañado de rojo y lo sostenía con firmeza en una de sus manos repletas de sangre, que no lograba distinguir si era la suya, o la de su hermano.
Los Lawrence habían dejado de luchar en el momento en que un grito desgarrador había salido de la garganta de Mason, que se deshizo de todos ellos como si se tratara de niños pequeños, y corrió directamente al cuerpo de Jaxon. Se tiró junto a él en el suelo, e intentó hacer que la sangre dejara de salir.
Los brazos de Jake y Tris me apresaron, y en ese momento, me di cuenta que había caído al piso, sin un gramo de fuerza. Me había quedado sin voz de repente, y mi cuerpo no respondía a las órdenes que le enviaba mi cerebro. Mis ojos no podían siquiera llorar, y apenas sí pestañear. Temblé de pies a cabeza y Jake y Tris me abrazaron intentando contenerme.
Todos lo notaron. Todos me notaron. Se habían acercado con cautela, algunos cojeando, otros con timidez. Aaron me miraba, y luego a Duncan, que sostenía la herida que aún goteaba sangre y apretaba con la otra mano el cuchillo que había matado a mi hermano. Sus ojos no detonaban culpa ni remordimiento, pero sí me mostraban miedo. Como si tuviera miedo de lo que me fuera a pasar. Era como si temiera por mí. Alex era el que encabezaba la caminata hacia mí, seguido por Chad y Connor, que prácticamente corrían para alcanzarme.
- Necesito estar sola. - Les susurré a ambos, Tris y Jake, intentando que las palabras sonaran lo suficientemente claras como para que pudieran entenderme. Y supuse que lo habían hecho, porque de algún modo, sus pasos se habían detenido, y de repente parecían estatuas.
No sabía qué era lo que estaba sucediéndome. Tal vez había sido una experiencia traumática. Tal vez sólo era un sueño, y era esa parte en la que estaba a punto de despertar de una pesadilla. O tal vez eran los cambios, que habían sucedido así, tan de repente.
Había pasado de ser huérfana, a tener dos hermanos. De algún modo macabro, uno de ellos había apuñalado al otro, justo frente a mí, y luego él lo había matado sin piedad alguna. Y todo lo había visto con mis propios ojos. En vivo y en directo, como si hubiese sido un programa de televisión, o alguna especie de reallity show, de esos que sólo le interesaban a Tris, y que únicamente ella veía.
Me sentía una chiquilla estúpida por haber pensado en algún momento que tal vez podrían arreglar sus diferencias, y tener la familia feliz que nunca había tenido y que me daba mucha vergüenza y pena admitir que quería más que a nada en el mundo.
Tal vez me tenía así el hecho de saber que uno de mis hermanos me había usado como rehén para poder salir con vida de esta situación, y había expresado muy abiertamente, que si no me mataba, me haría el daño suficiente para que me arrepintiera toda la vida. O tal vez no era culpa de Jaxon al cien por ciento. Tal vez la traición de los Lawrence me había puesto de esta forma. Quizás pensar que ellos me habían utilizado para encontrar a Jaxon me tenía tan... ¿Dolida?
No lo sabía. No sabía cómo me sentía.
Era una revuelta de un millón de cosas dentro de mí, que hacían que no me sintiera de ningún modo en absoluto. Ni traicionada, ni culpable, ni adolorida, ni cansada, ni triste.
Ni siquiera estaba triste, y mi hermano había muerto.
Busqué con la mirada su cuerpo, o el de Mason, pero ninguno de los dos estaba. Y ni siquiera eso me importó.
Tomé una bocanada profunda de aire y sentí que el zumbido que eran mis pensamientos, disminuía al tiempo que escuchaba la voz de Tris.
- Nosotros siempre estaremos contigo.

Aaron Lawrence Donde viven las historias. Descúbrelo ahora