Capítulo 39:
- Vamos. - Ya era la quinta vez que Tris decía la misma palabra y sus derivados desde que nos habíamos parado en frente de la puerta de la casa de Jake, que era bastante bonita, para ser honesta. - Tuvimos un accidente. El auto se averió en la ruta. Nuestros padres murieron y nosotras estamos desconsoladas. No pudimos llegar. Sí, nos vamos. - Dio un paso atrás y tiró de mi brazo con fuerza. Me mantuve firme y revoleé los ojos.
- No. - Ella giró su cabeza como si se tratara de la misma chica que aparece en el exorcista. No sabía si tenía que tener miedo o no. - Nos vamos a quedar, les vamos a caer bien, papá y mamá tuvieron una emergencia laboral, lo sienten y nos dejaron este vino para ellos. Tú le dices a Jake que lo amas y nos sacamos ésta mierda de encima ya. - Tiré de su brazo como ella misma había hecho. - Nos quedamos. - Tris volvió a tirar de mi brazo y apretó los dientes.
- Nos vamos.
- Nos quedamos.
- ¡Nos vamos!
- ¡Nos quedamos!
Si seguíamos así, una de las dos iba a perder un brazo con facilidad.
- Kelsey, nos vamos. - Me tomó del cuello haciendo que me agachara y me arrastró lejos de la puerta mientras me quejaba y golpeaba su estómago para que me soltara.
- Te dije que nos quedamos maldita sea. - Me zafé de su agarre y tomé su cabello tirándola hasta la puerta con fuerza mientras gritaba como una niña y golpeaba mis brazos e intentaba morderme.
Lo peor de todo esto, era que pasaba habitualmente. Y siempre terminábamos contando nuestros moretones.
- ¡Suéltame! - Tris me tiró del cabello y maldije por tenerlo tan jodidamente largo. Sin darme cuenta perdí la estabilidad y caí directo en los pequeños tres escalones de la entrada, sin contar que como no era suficiente, mi cuerpo de alguna manera involuntaria, hizo un movimiento que hizo que cayera a los arbustos. Tris comenzó a reír con fuerza. - Eres tan jodidamente torpe. - Gruñí mientras intentaba cumplir la imposible tarea de pararme. - Aw, arruiné tu vestido. - Me dijo con falsa culpabilidad. Me paré y observé el vestido que llevaba puesto mientras una sonrisa se formaba en mi cara.
- Éste, es tu vestido. - Reí sin querer y contemplé con atención los ojos asesinos de Tris.
- ¡TE VOY A MATAR! - Me empujó de cara y con fuerza contra la puerta de la casa de Jake y tomó mis bazos inmovilizándome. - Dime Kelsey, ¿qué opinas de comer lengua? - puse cara de asco mientras me movía para escapar.
- Ni se te ocurra. - Tris sonrió y sacó su lengua de su boca. - ¡Tris, no! - Comencé a gritar mientras ella lamía mi cara y dejaba saliva por todos lados en donde pasaba. La desesperación fue mucho más fuerte que yo y mi codo terminó disparado en uno de sus pechos haciendo que se alejara.
- ¡OH POR DIOS! ¡MIS TOMATES! - Gritó con fuerza mientras tomaba uno de sus pechos y hacía ruidos de dolor.
- Esas no llegan ni siquiera a canicas, imbécil. - Me fulminó con la mirada.
- Te voy a...
- ¡YA VOY! - Me giré al escuchar la voz de alguien detrás de la puerta. Corrí hacia Tris y sus ojos de pánico e intenté que no pareciera una ramera que había sido violada y golpeada por un grupo de hombres desagradables. Arreglé su lápiz labial hasta que escuché la puerta abrirse. Sonreí sin saber quién era la persona que nos había abierto la puerta. Una mujer. De ojos marrones y sonrisa deslumbrante, cabello corto y castaño, con un delantal de cocina y un tenedor en su mano.
- Hola. - Dije. Pero ella seguía demasiado concentrada mirando a Tris mientras fruncía el ceño, pero mantenía su sonrisa. Miré a Tris y noté que seguía con la mano en su pecho. La saqué con rapidez, pero ella seguía sin reaccionar, con su boca abierta y los ojos aterrados. Dudaba si todavía respiraba. - Sonríe. - Le susurré y al parecer me escuchó porque su intento de sonrisa, podía confundirse muchísimo más con los dientes del tiburón de buscando a nemo. - Mejor no lo hagas. - Ella borró la sonrisa y volvió con su cara de completo pánico. La mujer en frente de nosotras rió.
- Tú debes ser Kelsey... - Me señaló. - Y tú debes ser Tris. - La señaló. - Jake me advirtió de que éste momento podría llegar... - Sonreí. - ¿En dónde están sus padres niñas? - Sentí a Tris tensarse a mi lado.
- No pudieron venir. - La señora frunció las cejas. - Tuvieron una junta de urgencia y van a quedarse en California por toda la semana entrante. Dijeron que lo sentían mucho y que de verdad tenían ganas de conocerlos a todos ustedes, nos dieron esto para que se los entreguemos. - Le di la bolsa que había dejado en el suelo que contenía un vino que había valido el sueldo de Tris y mío de éste mes. - Es un regalo. - Sonreí al ver que abría los ojos con sorpresa mientras sacaba la botella de la bolsa.
- ¡Oh muchas gracias niñas! Es una lástima que sus padres no hayan podido venir. ¿Por qué no pasan? - Abrió la puerta de par en par permitiéndonos entrar mientras Tris negaba con la cabeza. Paré su movimiento antes de que alguien la viera y la empujé dentro antes de que corriera muy lejos de aquí.
Un hermoso y acogedor calor me envolvió al entrar a la casa de Jake y suspiré con tranquilidad. Tris seguía igual de tensa que antes, así que tuve que seguir empujándola hasta el comedor, en donde estaba Jake, poniendo vasos en la mesa. Sonreí al verlo tan bien peinado y tan lindo vestido.
- Hola Jakey. - Lo saludé como si fuera una niña y él se volteó mirándonos a ambas. No sabía por qué todos teníamos una extraña sonrisa pegada en el rostro el día de hoy. Menos Tris. Tris seguía con su cara de pánico total. Y estaba justificada.
- Hola Kels. - Dejó lo que estaba haciendo y besó mi mejilla para luego mirar a Tris, que lo seguía viendo con cara de pánico. - ¿Está bien? - La señora que nos había abierto la puerta se acercó a nosotros mientras limpiaba sus manos con el delantal que llevaba puesto.
- Tiene esa cara desde que abrí la puerta... ¿Debería preocuparme? - Jake y yo reímos.
- No... Sólo está... Un poco nerviosa, denle cinco minutos y está como nueva. - Dije mientras la señora sonreía y salía del comedor. - ¿Tu madre? - Él negó con la cabeza.
- Mi tía. - Se encogió de hombros. - Familia grande, casa chica.
- ¡DEVUÉLVEME A CINDY, MARCO! ¡VOY A DECIRLE A MAMÁ! - Escuché unas grandes pisadas apuradas, risas y el grito de una niña desesperada. Luego, un chico de unos trece años corrió escaleras abajo seguido de una pequeña que tenía cara de asesina mezclada con ganas de llorar. Pasaron junto a mí y Jake lo tomó de la camisa deteniéndolo cuando pasó en frente de él.
- Dame la muñeca Marco. - Dijo Jake con su ceño fruncido. El niño tiró del brazo de su hermano para que lo soltara.
- ¡JAMÁS! ¡PAUL! - Un clon llegó de un cuarto diferente y Marco revoleó la muñeca de la pequeña niña haciendo que Paul la tomara en el aire y corriera a toda velocidad. Pero cuando pasó en frente de Jake, también lo tomó por la camisa con su otra mano. Reí al ver a los dos niños atrapados, con cara de molestia y tirando de su hermano mayor para zafarse.
- ¡Suéltame Jake!
- Dame la muñeca si no quieres despertar durmiendo en el patio otra vez Paul. - La niña estaba parada junto a Jake, con sus brazos cruzados y con una sonrisa de autosuficiencia que me hizo recordar a Tris.
- Sí Paul, dame mi muñeca. - El niño revoleó los ojos y le tendió el juguete a la pequeña. - Te dije que Jake nos ayudaría, Cindy. - La escuché susurrar mientras la abrazaba. Jake soltó a los gemelos que se fueron de la habitación fastidiados.
- Ellos eran Marco y Paul, son molestos siempre, no se preocupen. - Jake tomó a la pequeña en sus brazos y la revoleó por los aires mientras reía y gritaba que por favor la soltara. No pude evitar sonreír. Y cuando miré a Tris me di cuenta que ella tampoco. - Y ella, es mi pequeña Carly. - La niña nos sonrió y luego le susurró algo a Jake en la oreja. - Sí, es mi novia. - Miré a Tris que seguía sonriendo mientras Carly le preguntaba otra cosa a Jake. - Sí, ya sé que es más linda de lo que te conté. - Tris se puso algo colorada mientras que la niña reía. Jake la dejó en el suelo y Tris y yo nos pusimos a su altura para poder hablarle.
- Hola Carly, soy Kelsey, pero puedes decirme Kels. - Ella besó mi mejilla y tapó su cara cubierta de rubor con su muñeca.
- Hola Carly, soy Tris. - Ella emitió una pequeña risa.
- Tú eres la novia de mi hermano Jake, ¿verdad? - Tris miró a Jake y sonrió.
- Sí, esa soy yo. - Carly miró a Jake y luego a Tris.
- ¿Tú amas a mi hermano? - Hasta yo mantuve la respiración ante eso. Tris y Jake se pusieron completamente rojos y antes de que Tris pudiera tartamudear, una mujer bastante anciana salió de una puerta riendo con fuerza.
- Jake, tu hermano acaba de caer sobre una de las tartas para hoy. - Volvió a romper en risas mientas se paraba frente a nosotras. Ambas nos acomodamos a nuestra altura normal y le sonreímos. - ¿Cuál de ellas es? - Jake señaló a Tris. - Hola, soy Beatrice. - Tris aceptó la mano que le tendía.
- Hola, usted debe ser la abuela de Jake. - Dijo por fin con una gran sonrisa. La anciana borró todo rastro de mueca de su rostro.
- Soy su madre. - Tris volvió a ponerse dura y su cara parecía, ahora sí, un verdadero tomate. Si otras hubieran sido las circunstancias, me hubiera reído de ella hasta hacerme pipí encima. Pero éste no era el caso y yo estaba sudando igual que ella. La anciana comenzó a reír otra vez. - Era broma, era broma. Soy su abuela. - Escuché cómo Tris reía con cautela. - Vengan a conocer a la familia niñas, vamos. - Todos comenzamos a caminar y Tris me paró. Estaba blanca como un papel.
- Creo que me voy a desmayar.
- Lo sé, lo sé. - La tomé de los brazos y la ayudé a caminar hasta la puerta que llevaba a la cocina. El hecho de que sus piernas temblarán me daba unas terribles ganas de reírme, pero como yo estaba igual, no podía decir nada al respecto.
Jake se acercó a nosotras y abrazó a Tris por la cintura intentando tranquilizarla. Obviamente, no se dio cuenta que la hacía poner más tensa por todo el asunto de 'te amo, yo también' que había entre ellos. Quería hacer que Tris se tranquilizara para que yo me tranquilizara para que la familia de Jake no sospechara jodidamente nada sobre nosotras. Y además, no olvidemos lo de los lobos. Yo ya no sabía quién sabía que yo sabía y quién no sabía que yo sabía. Todo esto era una mierda y ya me empezaba a doler la cabeza, pero lo hacíamos por Tris y por Jake, así que íbamos a hacerlo. Era ahora o dentro de diez años cuando tuvieran que anunciar que se casarían porque Tris estaba embarazada.
- ¿Y tus padres? - Escuché que Jake le decía a Tris en la oreja por delante mío. Obviamente ella miró al suelo y se encogió de hombros. Tenía que mentir. Aunque no quisiera.
- Ellos... No pudieron venir... - Jake asintió decepcionado y observó como Tris se ponía incómoda una vez más y evitaba mirarlo a los ojos. Frotó su brazo con cariño y sonrió.
- Bueno, será en otra ocasión. - Jake rió y ella también, pero de una manera falsa. Revoleé los ojos ante su manera de mentir. Obviamente necesitaba clases.
- ¡OH POR DIOS! ¡Llegaron! - Escuché un agudo grito y luego vi a Jake revolear los ojos. Entonces supe que se trataba de su madre. Tris se giró en sí misma intentando salir de la cocina pero se topó conmigo y la detuve al instante.
- Es gente. La gente no te come. A menos que sean caníbales, pero no creo... - Ella me fulminó con la mirada antes de ver que estaba a punto de desmayarse. - Preséntate, sonríe, ríete de sus chistes, cuéntales cosas estúpidas de Jake. Sé Tris, maldita sea. Ahora. - La empujé luego de hacer que mirara a toda la familia que nos estaba observando. - Prometo ser la hermana gorda, soltera y simpática de la película. - Susurré en su oído haciéndola sonreír.
Por fin.
- Mamá, papá.... Ella es Tris, mi novia. - Jake tomó la mano de Tris con cuidado y sonrió como nunca en su vida, sus mejillas se tiñeron de un color un poco rojizo también, fue lindo.
- Hola. - Saludó Tris de una manera extremadamente tímida y para nada de ella.
Al ver que todos estaban mirándola de una manera aterradora y con una sonrisa del gato Cheshire inolvidable, decidí hacer algo al respecto, sin importarme ni un poco que se rieran de mí o pensarán que era un tremendo grano en el trasero.
- Y yo soy Kelsey, su hermana. Hola. - Al escuchar mi voz, la mayoría reaccionó al instante.
- Hola niñas, mi nombre es Mike, soy el padre de Jake. - Tris sonrió y me alegré tanto por eso.
- Hola Señor Contray, es un placer conocerlo. - Él le dio un beso en la mejilla a Tris y la miró como si fuese su propia hija.
- Por favor, Mike. - Ella rió.
- Mike. - No pude evitar sonreír. El padre de Jake se acercó a mí. Era un hombre bastante alto, pero tampoco tanto. Era, más que nada, impresionantemente musculoso y supuse que tenía que ver con los lobos, porque al parecer todos tenían un muy buen cuerpo. Estaba impresionada. Su cara era un calco exacto de Jake, claramente con unas cuantas arrugas más y el cabello más corto. Incluso su piel era tal vez un tono más oscuro que la de Jake.
¿Por qué tenían que ser todos jodidamente lindos? Tenía ganas de golpearlos para hacerlos tal vez un poco más feos y así sentirme cómoda conmigo misma.
- Hola Mike, soy Kelsey. - No sabía de dónde había salido mi impertinencia, ni tampoco desde cuando parecía ser tan confiada con la gente mayor que tenía alrededor, porque generalmente era bastante respetuosa con ese tipo de cosas. El padre de Jake rió y llamó la atención de la que supuse, era su esposa.
- Kelsey ya me cae bien. - Sonreí porque, me parecía agradable que sólo había dicho cuatro palabras y ya le cayera bien. Sólo esperaba que Tris no arruinara esto abriendo la boca de más.
- Córrete Mike, quiero conocer a mi nuera. - La madre de Jake se acercó hasta Tris empujando un poco a Mike y pareciendo una niña pequeña. La abrazó con fuerza mientras sonreía y mordía su labio intentando contener el grito que probablemente se escaparía de sus labios en cualquier momento. Vi que el cuerpo de Tris estaba menos tenso mientras la rodeaba con sus brazos. Todo comenzaba a tener pinta de que iba a estar bien. - Y a Kelsey, por supuesto. - Se acercó a mí y me abrazo con sus pequeños brazos. Era una mujer bajita y pequeña, me daban ganas de estrujarla, obviamente no lo hice, pero era cierto. Su cabello era negro y corto hasta sus hombros, y sus ojos eran verdes, muy verdes, me hacían acordar a los de Chad. Se alejó de mí. - Mi nombre es Clare, soy la madre de Jake, él es mi bebé. - Se acercó a Jake y tomó sus cachetes con fuerza.
- ¡MAMÁ! - Gritó Jake y reí.
- Lo siento, tienes razón, lo siento. - Clare alejó sus manos de Jake y abrazó a Mike por la cintura. Nos miró a ambas y luego a Jake y sonrió de una manera gigante.
- ¡Bienvenidas a la manada!
Uh, hombre... Que a Aaron no le va a gustar esto para nada.
(...)
Luego de haber escuchado alrededor de miles y miles de historias sobre Jake y la familia, de hacer que Tris se pusiera cómoda entre la familia y de que Clare nos explicara que a su familia le decían 'manada' porque tenía muchos integrantes (sí, claro), mi teléfono comenzó a sonar y me disculpé para poder atender. Porque ya sabía quién era y si no atendía, iba a estar llamando toda la noche hasta que le contestara.
- ¿Ya adoptaste uno? - Fue lo primero que me dijo Aaron apenas contesté.
- ¿Qué?
- Un perro... Aunque debo decirte que son bastante tontos y no sirven para nada. - Revoleé los ojos.
- Primero y principal, son lobos y segundo... Nada, no tengo nada más para decir. Voy a cortarte. - Escuché un ruido por el celular y fruncí el ceño.
- ¡No, espera! Lo siento, no quise decir eso. - Sonreí.
- ¿Lo sientes en serio?
- No, la verdad es que no. - Revoleé los ojos otra vez. - Pero era la única manera de que te quedaras y así yo podría escuchar tu voz. - No pude evitar sonreír. - Estás sonriendo. - Sonreí más.
- No es cierto.
- Sí lo es. Apuesto a que te estás mordiendo el labio para dejar de sonreír. - Solté mi labio.
- ¿Me estás espiando? - Miré por una de las ventanas que había en el pasillo desierto en el que me encontraba para que nadie me escuchara hablar con Aaron.
- No, estoy en casa cuidando a Alex. - Reí.
- Dile que digo hola.
- Kelsey dice hola. - Escuché a Aaron alejarse del teléfono y gritar un poco.
- ¡Dile que digo yo, que te deje de una vez! - Reí al escuchar a Alex.
- No voy a decirle eso idiota. - Aaron suspiró y se acercó al auricular del celular otra vez. - Dice hola. - Reí.
- Todavía no entiendo por qué sigo hablando contigo.
- Será porque soy demasiado lindo y agradable como para que me dejes. - Revoleé los ojos.
- Obviamente es eso. - Respondí con sarcasmo.
- Obviamente. - Suspiré y me quedé en silencio, escuchando el silencio del otro lado. - ¿En qué piensas? - Respiré hondo.
- Pienso en todo y en nada a la vez. - Le dije con sinceridad.
- Bueno, entonces estamos en problemas, porque en lo único que yo pienso, es en ti. - Reí. Y sentí a Alex reír del otro lado. - ¡Oh, tú cállate!
- ¿Desde cuándo te has vuelto en una persona romántica, Aaron Lawrence? - Pregunté con mis cejas levantadas.
- No lo sé. - Hasta podía verlo levantando los hombros. - Supongo que desde que te conocí. - Y otra vez la risa de Alex que me hacía reír a mí. - ¡Juro que desconectaré el maldito suero si sigues molestándome!
- Ya, señor cliché, deja a tu hermano en paz.
- ¡Pero se está burlando de mí, maldita sea! - No iba a actuar como si fuera su madre, eso ya era demasiado.
- ¡JENIEK, JENIEK! ¡ERMUTHA NIKTO! - Me giré en mi lugar al escuchar esas extrañas palabras que no tenían significado alguno.
Una anciana, mucho más vieja que la abuela de Jake, estaba parada a unos cuantos metros de mí, mirándome de manera fija mientras tomaba su collar entre sus dedos y sostenía el bastón de su otra mano con fuerza. Su cabello era largo y blanco como la nieve y su mirada fulminadora me estaba causando un tremendo terror que desconocía.
Era una maldita pasa arrugada que me había dado el susto de mi vida.
- ¡Kelsey! ¡Kels! - Escuché que Aaron me gritaba a través del teléfono, pero apenas podía escucharlo. Era como una voz lejana que cada vez tenía más eco y se hacía más confusa. Ni siquiera podía contestarle. La familia de Jake llegó corriendo de dónde sea que estuvieran, y detrás de ellos, Jake y Tris.
- ¡ELLA! ¡ELLA! - Gritó la anciana mientras me señalaba con su bastón. Abrí mis ojos completamente sorprendida mientras todos me inspeccionaban con sus miradas de qué mierda está pasando.
- Yo... Simplemente estaba hablando por teléfono. - Señalé mi celular mientras escuchaba, ahora sí, a Aaron diciéndome que le dijera qué sucedía. La abuela de Jake, empujó a todos y agarró a la anciana por el brazo.
- ¿Qué dijimos del escándalo, eh? - La otra mujer la miró mientras seguía gritando cosas que me resultaban incomprensibles. - Sí, sí, anciana loca, la comida está a punto de ser servida. No quiero volver a escucharte mamá. - Se la llevó a rastras y todos las siguieron, no sin antes darme una mirada rara. Cuando todos se fueron, Tris se acercó a mí, un poco furiosa y un poco confundida.
- ¿Qué mierda pasó? - Me encogí de hombros.
- No lo sé. Estaba hablando por teléfono y de repente apareció esta señora gritándome cosas que no entendí. No es mi culpa que esté loca o lo que sea. - Tris suspiró mientras se tocaba la frente.
- Sólo... Apúrate. La comida está casi lista. - Asentí con la cabeza mientras se iba. Volví a poner el teléfono en mi oreja mientras seguía escuchando los gritos histéricos de Aaron del otro lado del auricular.
- ¿Aaron? - Pregunté para confirmar que podía escucharme.
- ¡Al fin, maldita sea! ¿Qué pasó?
- Sinceramente, no lo sé. Estaba hablando contigo y apareció ésta señora loca gritándome cosas que no entendí ni mierda de todo lo que dijo. - Escuché a Aaron suspirar.
- Yo sí lo entendí. - Fruncí mis cejas.
- ¿Cómo? ¿Qué dijo? - Pregunté.
- Es un antiguo dialecto de un lugar en donde vivía. - No sé por qué pero sentí que se acercaba al teléfono, y por reflejo, hice lo mismo. - Dijo que estabas maldita, Kelsey.
- ¿Qué? - No sabía si debía reírme o largarme a llorar en ese mismo pasillo.
- Tal vez escuchó que estabas hablando conmigo. Tal vez sabía que hablabas con un vampiro y por eso dijo esas cosas. - Asentí mientras asimilaba todo esto.
- ¿Y si no lo dijo por eso? - Esperaba una respuesta. Esperaba que Aaron me dijera que esa mujer estaba loca y tenía alucinaciones, sin contar con que deliraba. Quería que me dijera eso en este instante. Pero en cambio él se quedó en silencio. Y me irritaba tanto ese silencio. - Aaron, te estoy preguntando algo... - Dije con mis dientes apretados.
- Mira... - No me gustaba nada su tono de voz. - Termina la cena familiar de perros, cáele bien a la familia, no hables de lo que pasó y sonríe con esa hermosa sonrisa que tú tienes. Luego podemos hablar de lo que tú quieras cuando vengas a mi casa. Incluso podría besarte.
- Incluso podría golpearte. Dime qué mierda quiso decir.
- Adiós Kelsey... -
Ni se te ocurra.
- Aaron, no te atrevas a cortarme.
- Te mando muchísimos besos en donde más te guste.
- ¡AARON LAWRENCE!
- Te quiero, no te enojes, adiós.
- ¡AARON! - Y luego el tono que significaba que había cortado. Intenté llamarlo otra vez, pero al parecer, el maldito había apagado su celular. - Voy a matarte idiota. - Le dije a mi teléfono antes de guardarlo, junto con mi rabia.
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Aaron Lawrence
FantastikHistoria de Lucía Aluminé Sacado de su página de Facebook: "Storytellers"